Política

75 años del Rey

Del retrato regio al retrato real

La historia del arte nos nutre de brillantes ejemplos de este género, aunque ha perdido la rigidez de antaño

En actitudes distendidas y relajadas, por separado y en grupo, este reportaje ha marcado un antes y un después en el retrato de los Príncipes y sus hijas.
En actitudes distendidas y relajadas, por separado y en grupo, este reportaje ha marcado un antes y un después en el retrato de los Príncipes y sus hijas.larazon

La evolución del retrato real, ese que fija en el lienzo a monarcas y herederos al trono, es un hecho. De antiguo vienen los ecos de cuadros con fondo oscuro en los que el personaje, que solía aparecer rodeado de algún objeto de su entorno, miraba al pintor de cámara sin pestañear. «El retrato de aparato, como se le denominaba oficialmente, mayestático, ya no funciona porque nos resulta demasiado envarado, tópico y rígido. Hoy no se ve a los reyes como antaño, pues se ha producido un acercamiento hacia su figura y se tiende a buscar su lado más humano, el más cercano al hombre medio, con un perfil realista que se adapte a la vida moderna», asegura Antonio Bonet Correa, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Cuando se le pide que destaque un par de telas regias no lo duda: «Si he de bucear en la historia de la pintura hay algunos incuestionables como el de Enrique VIII, obra de Hans Holbein, o el de Carlos V, retratado por Tiziano en la batalla de Mulhberg, ambos impresionantes». No obstante, a pesar de que el retrato real se haya democratizado y se trate de acercar su imagen al pueblo, «la distancia que debe haber entre ambos se sigue manteniendo y es precisamente en el saber encontrar ese punto medio, ese quid de la cuestión, en donde se ve el genio del artista y su sensibilidad. La pintura debe ser cercana pero tener la suficiente distancia. La gente suele hacerse una idea arquetípica de este tipo de obras que deben tener siempre su majestad», explica.

Si hay una monarquía que ejemplifica como ninguna el cambio experimentado en esta segunda juventud es la inglesa, «que es la monarquía por antonomasia. No hay más que revisar los diferentes retratos de Isabel II de Inglaterra para darse cuenta», asegura, al tiempo que avanza una idea: «La fotografía, y este tipo de retrato de género no le es ajeno, está copiando en muchos aspectos a la pintura. Hoy le toma la delantera y se prefiere una imagen real a un lienzo. Por otro lado, la profesión de retratista real está en desuso, salvo casos contados, como el de Hernán Cortés. Hoy se siguen encargando, ahí tenemos el ejemplo del gran Antonio López, pero no viven un momento de esplendor como lo tuvieron en el pasado», concluye.