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Díaz ante su tercer rechazo: «Si hay que ir a elecciones se va»

La presidenta de la Junta de Andalucía en funciones, Susana Díaz, emite su voto desde el escaño en la tercera votación para su investidura
La presidenta de la Junta de Andalucía en funciones, Susana Díaz, emite su voto desde el escaño en la tercera votación para su investiduralarazon

La presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, ha advertido hoy de que no va a "permitir"que Andalucía sea "un cromo de nadie"el 24 de mayo, en referencia a los comicios municipales, y ha recalcado que si Andalucía tiene que celebrar unas nuevas elecciones autonómicas se hará.

Susana Díaz cosechó ayer el tercer «no» de los cuatro partidos de la oposición en el Parlamento andaluz y fracasó de nuevo en su intento por ser investida presidenta de la Junta de Andalucía. La hoja de ruta que se marcó a principios de año con el calculado adelanto electoral es ya papel mojado y ayer Díaz admitió de manera clara que la repetición de los comicios es algo más que una mera hipótesis. Lo dijo, fiel a su estilo, a modo de mensaje al resto de formaciones políticas que más de un dirigente de la oposición interpretó como una amenaza: «No seremos los socialistas quienes temamos la voluntad de las urnas, nunca», dijo a la salida de la Cámara andaluza tras escuchar cómo 62 de los 109 diputados votaban en contra de su investidura –sólo contó con el voto afirmativo de los 47 diputados socialistas–. En el resto de partidos se ha instalado la convicción de que el peaje que supone apoyar a un Gobierno socialista con varios frentes judiciales abiertos es demasiado alto y que, en ese caso, es preferible que hablen de nuevo los andaluces a través de las urnas. Y recuerdan que el 65 por ciento de los cuatro millones de andaluces que votaron el 22 de marzo no apoyó al PSOE.

El Pleno de ayer fue un error de cálculo socialista. El PSOE esperaba desbloquear las negociaciones con Podemos y obligar así a Ciudadanos o a IU a sumarse al acuerdo para no quedar en la misma posición que el Partido Popular. De hecho, solo existieron negociaciones reales con la formación morada, mientras que con el resto de partidos la convocatoria del miércoles fue una mera cita protocolaria que, en el caso de los populares, no llegó a celebrarse tras saltar el escándalo de las presuntas irregularidades en la adjudicación de la mina de Aznalcóllar. La imagen de un PSOE incapaz de alcanzar un acuerdo con cuatro formaciones ideológicamente tan distintas tampoco beneficia a los intereses de Díaz. Por ese motivo, los socialistas han modificado su estrategia y, tal y como adelantó LA RAZÓN, no habrá más votaciones hasta después de las elecciones municipales del 24 de mayo. En esta ocasión, el presidente del Parlamento –elegido por el PSOE– no convocó de manera inmediata –y unilateral, como hizo tras fracasar el segundo intento– el siguiente Pleno y emplazó a los miembros de la Cámara a un próximo encuentro que será «oportunamente comunicado». La intención es que previamente se cierre un acuerdo. Aun así, el PSOE no lo tendrá fácil, porque necesita que el PP se abstenga o que lo hagan de manera conjunta Podemos y Ciudadanos o Podemos e IU.

No hay sintonía entre la presidenta en funciones y el resto de Grupos. Susana Díaz se ha implicado personalmente para desbloquear su investidura, pero ha hecho justo lo contrario a lo que le reclaman el resto de formaciones en Andalucía: en lugar de reunirse con ellos, invoca directamente a los líderes nacionales con la intención de que estos hagan quebrar la postura de los responsables andaluces. Ha llamado a Pablo Iglesias, según afirmó la líder regional de la formación y a Albert Rivera, según admitieron fuentes de Ciudadanos. Además, responsabiliza públicamente a Rajoy del «bloqueo» de su situación. Esta actitud ha añadido más desconfianza y recelo en los tres partidos «llave» para que comience la legislatura, que han recordado a la presidenta en funciones que ellos gozan de autonomía para dirigir las conversaciones y que están respaldados por sus líderes nacionales y por los electores, que les han elegido como diputados en el Parlamento.

Además, Díaz no está muy dispuesta a ceder más allá de las promesas incluidas en su discurso de investidura. Considera que su victoria electoral debe ser suficiente para que los demás partidos le permitan gobernar y que las concesiones tienen un límite: «El diálogo no significa que quien ha ganado las elecciones con claridad tenga que someterse a todo lo que digan quienes han perdido las elecciones», aseguró.

Después de las elecciones municipales y antes del 5 de julio aún hay tiempo para alcanzar un acuerdo.