Jorge Vilches

Dos tazas de Koldo

El espectáculo puede ser insoportable para un PSOE que, como siempre, cree que parió la virtud y la honradez, aunque la historia y la actualidad marquen lo contrario.

Koldo García y José Luis Ábalos
Koldo García y José Luis ÁbalosEUROPAPRESSEuropa Press

Ábalos no llega al miércoles como diputado. Ese día le toca presidir la Comisión de Interior del Congreso en la que se abordará la corrupción. En dicha comisión están los batalladores Cayetana Álvarez de Toledo, García Adanero e Ignacio Gil Lázaro, que no van a desaprovechar la ocasión para destrozar a Ábalos, el mentor de Koldo García, el portero de puticlub convertido en asesor que se forró ilícitamente a costa de la salud de los españoles. Esa misma jornada hay sesión de control parlamentario al Gobierno. El espectáculo puede ser insoportable para un PSOE que, como siempre, cree que parió la virtud y la honradez, aunque la historia y la actualidad marquen lo contrario.

El sanchismo va a obligar a Ábalos a dimitir, y una vez esté en la calle descargará toda la responsabilidad de la corrupción sobre su persona. De esta manera librará al resto de cargos socialistas. Es una táctica vieja para no manchar al partido y que no se mire más arriba. Mientras Ábalos sea diputado, no asumirá el pecado, y la prensa crítica y la oposición podrán pedir cuentas a Sánchez. Si dimite, el PSOE tendrá a su chivo expiatorio, dirá que no tolera a corruptos en sus filas, y Ábalos recibirá todos los golpes. Así, el presidente del Gobierno quedará libre de sospecha como imaginario patrono de la virtud cívica. A no ser, claro, que el rey de Marruecos diga otra cosa.

El asunto de Ábalos y Koldo, como demostró el PSOE felipista, no es solo un garbanzo negro en el puchero. Al final sabremos que está echado a perder todo el guiso. No olvidemos que la trama corrupta combinada con la cara de no haber roto un plato está en la tradición del socialismo español desde Indalecio Prieto. La firma de contratos partió del ministerio que dirigía Ábalos, y de ahí se extendió a la administración socialista. Recordemos que un asesor no toma decisiones, solo documenta y aconseja, y que durante ese tiempo de corrupción Ábalos era el fontanero del sanchismo.

Si no quieres Koldo, toma dos tazas, porque ahí empieza una lista de cargos socialistas salpicados por este caso de corrupción, como Grande-Marlaska, Salvador Illa, Francina Armengol -cuando presidía el Gobierno balear- y Ángel Víctor Torres -el de Canarias-. No acaba ahí: la Fiscalía vincula con Koldo a dos altos cargos del ministro Óscar Puente, en concreto el subsecretario de Transportes y el director general de Emfesa. Irán saliendo más, sin duda, porque hablamos de 52 millones de euros de momento. Por mucho menos, unos 1.000 pavos en unos trajes, crucificaron a Camps en una cruzada progresista.

La trama puede llegar tan lejos que Sánchez ha puesto a Ábalos en la diana en un mitin socialista en Valencia este sábado. Y lo ha hecho sin pronunciar su nombre. “Caiga quien caiga”, ha dicho quien, tras el batacazo en Galicia, anunció una purga en el PSOE territorial para después de los comicios europeos. El sanchismo quiere la muerte civil de Ábalos cuanto antes. Espera exhibir su cadáver político y cargar sobre él toda la basura corrupta para distraer la atención y que nadie mire a Sánchez. Saldrá entonces a la luz su vida privada, con esos masajes pagados con billetes de 500 euros, a lo Luis Roldán o Tito Berni, y que bien valdría para una serie televisiva.

Si tiramos de la tradición del PSOE, con la corrupción del felipismo y del socialismo andaluz, no es aventurado decir que esto no ha hecho más que empezar. El problema para el sanchismo es considerable porque tiene un horizonte electoral complejo, no tanto en el País Vasco como en las europeas y catalanas. Si el caso Ábalos-Koldo se extiende, los comicios al Parlamento de Bruselas pueden ser una moción de censura popular inmensa contra Sánchez. Y puede truncar a Salvador Illa, que obtuvo muchos votos de antiguos electores de Cs que no confiarían jamás en un sospechoso de corrupción.