Cambrils
Driss Oukabir fue visto con un radical de ISIS en un bar de Ripoll
«¿Ves a esos? ¿Sabes de qué son? Son de Estado Islámico, tiempo al tiempo»
Irene casi se estremece al recordar una anécdota de hace poco más de un año con una chica «morita, muy guapa» en el local de copas Blue, un pub que regentaba en Ripoll.
Irene casi se estremece al recordar una anécdota de hace poco más de un año con una chica «morita, muy guapa» en el local de copas Blue, un pub que regentaba en Ripoll. «Yo con ella me llevaba muy bien, mucho mejor que con mis vecinos moros, que no los aguanto. Me trataba bastante con ella, por eso yo creo que se atrevió a decírmelo. Entraron Driss Oukabir (el detenido porque se alquilaron con su documentación las furgonetas del terror) con un hombre bastante más mayor, tendría unos 40 años. Nos fijamos en él porque aquí nos conocemos todos y no era del pueblo. No era el imán. Iba bien vestido, pero de esto que no te da buena vibra. Esta chica estaba con ellos y vino a decirme “¿Ves a esos de ahí? ¿Sabes de qué son? Son del Isis”. Yo le contesté “claro, claro”. Y ella me dijo “tiempo al tiempo”. Ahora lo recuerdo y se me ponen los pelos de punta».
Irene tenía este bar en Ripoll antes de que su pareja se pusiera enferma y decidieron dejarlo aunque era un local «de buen ambiente porque somos muy selectivas y el que nos gustaba, fuera», asegura. Ambas viven en plaza Gran Ripoll, 25. Sus vecinos del tercer piso, los que «no aguanta» por «maleducados, sucios» y porque le tiraban basura a su terraza, son ahora también terroristas. Se trata de la familia Aallaa. Son los hermanos Said, abatido en Cambrils (el menor, de 17 años), Yousef, el mediano (huido o muerto en la explosión de Alcanar) y Mohamed, el mayor, detenido porque su coche era el Audi A3 con el que fueron a Cambrils. Los tres, por tanto, implicados en los hechos que se están investigando.
Al padre poco se le veía por allí. Trabajaba hasta muy tarde. La madre no era muy sociable y, de los tres chicos, Said, precisamente, parecía el más educado o tímido. El más altivo era Youssef, el mediano. Creaban problemas en la escalera porque rompían el cerrojo del portal si iban sin llaves, dejaban las bicis obstaculizando el paso y eran machistas. «Una vez que le dije que o sacaban la bici o se la sacaba yo me contestó: tú, mujer... Pero le corté enseguida», recuerda Irene. «Últimamente parece que estaban de obras porque no paraban de dar golpes». En el rellano del tercero hay una pequeña bañera llena de escombros que podría ser del piso de los Aallaa. Pagaban unos 300 euros de alquiler y la administración estaba harta de recibir quejas. «En cuanto se les acabe el contrato se van», les decían.
Pero ahora ese tercer piso esta vacío tras el registro de los Mossos del viernes. Los vecinos vieron bajar a la madre con una bolsa grande y otros compatriotas ayudándole con mas bultos ayer por la mañana. La cerradura está reventada por la Policía y en el interior apenas se ve un pasillo lleno de polvos negros (probablemente de la Científica), garrafas de agua vacías tiradas por el pasillo, un bote de lejía perfumada, un viejo y sucio felpudo y una bolsa con basura. Los Aallaa probablemente hayan abandonado el piso como la mayoría de las familias de los terroristas del pueblo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar