El desafío independentista
Duran avisa: «Se acabará aprobando una declaración unilateral de independencia»
Un conflicto político con gran apoyo social que requiere una respuesta del Gobierno. Así se refirió ayer el portavoz parlamentario de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, a la ola secesionista catalana antes de pedir ayuda a Mariano Rajoy para evitar la declaración unilateral de independencia. La respuesta del presidente del Gobierno fue demandar posiciones «sensatas» y «pedagogía» para remar «juntos» en la misma dirección.
El «duelo» parlamentario entre el jefe del Ejecutivo y el líder de Unió se producía en la sesión de control justo un día después de que Artur Mas cifrara los «incumplimientos» del Estado con la Generalitat en 9.375 millones, un asunto que el presidente obvió pero en el que sí se detuvo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en los pasillos, para acusar al Gobierno catalán de «mezclar cifras indebidamente» y de no «ayudar a serenar» el debate político. Su Departamento responderá a esos datos «capítulo a capítulo» con un informe que ya elabora.
Respuestas aparte, Duran emplazó primero a Rajoy a que aclarase en sede parlamentaria cuál era su agenda política para Cataluña y pidió que no recurriera, como en otras ocasiones, a la crisis económica o a la vigencia de la Constitución, ya que, «si bien es cierto» que hay que «cumplir» la Carta Magna, también ésta se puede «interpretar». Y en este punto, acusó al Gobierno de «no cumplir» la ley de leyes al no transferir lo acordado en las comisiones bilaterales. «Esto es un conflicto político con un gran apoyo social que requiere una gran respuesta política que es la que espero de usted», espetó al tiempo que reclamó política «con mayúsculas».
No en vano, Duran se sumó a la tesis de quienes consideran que Rajoy cree que el tiempo lo solucionará todo, si bien le advirtió de que en este caso no será así y que cuanto más tiempo pasa, «más se encoge el espacio de encontrar una solución». Tanto es así que sostuvo que los desagravios y sentimientos que sienten muchos pueden provocar «irracionalidad» y ésta, «llevar al conflicto».
Una respuesta de Estado que agrupe al Gobierno, a los partidos y a las instituciones es lo que el portavoz de los nacionalistas catalanes reclamó para dar respuesta a la situación y que ésta, después, sea «consultada» a los ciudadanos. No estaba en su ánimo, matizó, la amenaza, sino un aviso de la probable «declaración unilateral de independencia» del Parlamento catalán, un escenario que «no es bueno para Cataluña» pero tampoco para España porque dará «un síntoma clarísimo de inestabilidad y desconfianza».
En su respuesta, el jefe del Ejecutivo se detuvo en la mala situación económica por la que atraviesa Cataluña y resaltó que su agenda para esta comunidad, que es la de «cualquier persona con sentido común», pasa por «resolver» sus «importantísimos problemas» económicos. Y mencionó entonces el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) o las ayudas a la Generalitat para que pueda salir «a la mayor celeridad posible de esa difícil situación».
Parecía que el presidente rehuía el fondo de la cuestión cuando se mostró de acuerdo en que hay que hacer política y pidió a Duran que también la haga él desde su cargo, con la defensa de posiciones «sensatas», de «sentido común» y con mucha «pedagogía», sobre todo para explicar que «tenemos el sistema político más descentralizado del mundo y el mayor nivel de autogobierno de la historia». Pese a todo, se comprometió a trabajar para «mantener» los lazos históricos, sociales y afectivos entre Cataluña y España, aunque haya quienes quieran «romper» el actual marco constitucional y de convivencia.
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