Cataluña

Duran Lleida: «Si Mas es president, habrá perdido la dignidad institucional»

Duran Lleida: «Si Mas es president, habrá perdido la dignidad institucional»
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El líder de Unió afirma que su partido, como expresión del catalanismo de siempre, debería estar cualquier futuro Gobierno del coalición, tanto con el PP como con el PSOE.

Francis Bacon dejó dicho que un hombre sabio es el que procura más oportunidades de las que se le presentan. Es probable que Josep Antoni Duran Lleida esté de acuerdo con este aforismo. El líder de Unió busca el diálogo en tiempos de monólogos y el zurcido en tiempos de descosido.

–La última vez que le entrevisté, en la precampaña de las elecciones catalanas, titulamos en LA RAZÓN: «A Mas le queda muy poco; sus socios le van a invitar a irse a casa». No iba muy desencaminado.

–Estoy convencido de que no. Junts pel Sí tuvo un buen resultado pero no llegó a la mayoría absoluta que pretendía. Quiero que conste que lo digo con humildad porque nosotros no obtuvimos ningún diputado. No sé si Mas será presidente de la Generalitat o no, pero si lo es, habrá perdido mucha dignidad institucional en el camino y, en cualquier caso, tiene fecha de caducidad con la cuestión de confianza. La CUP va a hacer sudar sangre a Mas si finalmente lo inviste.

–¿Quién cree que gana en todo este pulso entre CDC, ERC y la CUP?

–La gran triunfadora de todo este proceso es ERC. En primer lugar, a nivel nacional ha movido una parte muy importante del catalanismo hacia el independentismo y en ese espacio ERC acabará siendo dominante. Y en segundo lugar, ERC está instalada en un paradigma de izquierdas. Mi convicción es que vamos a corto plazo –no sé si en unas elecciones en marzo o en octubre– hacia un gobierno de izquierdas al estilo del que ya hay en el Ayuntamiento de Barcelona. Y, si no, al tiempo. Toda esta inestabilidad va a conllevar en el futuro un gobierno de izquierdas.

–Mas asegura que no está dispuesto a pagar «cualquier precio» para ser presidente de la Generalitat. ¿Sospecha que en realidad sí que lo está?

–Las ofertas que Mas ha hecho a la CUP para ser investido presidente de la Generalitat ya son un precio muy elevado. La primera es compartir el poder de presidente de la Generalitat y la segunda es implorar que le invistan y, a cambio, aceptar una cuestión de confianza en el Parlament dentro de diez meses.

–¿La resolución rupturista aprobada en el Parlament el 9 de noviembre forma parte del precio o ésa fue gratis para la CUP?

–Ahí el precio lo pagó Cataluña. Esa resolución ha hecho un gravísimo daño a Cataluña y por mucha que se rectificara el mal ya está hecho. Yo pido que la gente lea bien el reciente editorial del «Financial Times» en el que se califica esa iniciativa de «locura».

–¿No le extraña que CDC firmara esa resolución sin obtener nada a cambio de la CUP?

–Es sorprendente que se declare la desobediencia para conseguir la independencia de Cataluña y no se sea capaz de formar un gobierno. No lo he visto jamás. Ya hay voces en Convergència que lo han criticado y no creo que haga falta añadir más que eso. CDC continúa yendo a remolque de la estrategia de ERC y es un grave error.

–¿Le asombra la velocidad del movimiento independentista quemando etapas?

–Me asombra y me disgusta. En seis meses nos hemos cargado el catalanismo político centrado que era CiU. Eso ha sido malo para Cataluña, malo para el conjunto de España y malo para Europa porque genera inestabilidad. Convergència no se presentó con sus siglas a las elecciones catalanas ni lo hará a las elecciones generales. Junts pel Sí ha ganado las elecciones pero aún no ha conseguido formar gobierno. Se dice que se va a organizar un nuevo sistema y para hacerlo se busca a alguien antisistema como es la CUP. Yo creo que CDC está profundamente equivocada; las cosas no le van todo lo bien que desearía pero, lo admito, no le van tan mal como a Unió.

–¿Qué hizo mal Unió en las últimas elecciones como para quedar fuera del Parlament?

–Pedimos el apoyo de los catalanes tres meses después de romper con CDC. Éramos nuevos en el mercado político a pesar de que nuestro partido se fundó en 1931. Pero yo sé que nuestro partido era en cierta manera desconocido porque durante muchos años no ha sabido transmitir que CiU era la suma de dos partidos. Unió no supo transmitir su personalidad propia. En segundo lugar, las elecciones catalanas tuvieron un fuerte carácter plebiscitario y eso nos perjudicó.

–¿Qué es preferible: que Mas sea investido por la CUP, que Mas dé un paso al lado y Junts pel Sí busque a otro candidato a president, o que vuelva a haber elecciones en marzo?

–Es difícil elegir entre lo malo y lo peor. Yo creo que está claro que CDC no va a cambiar de candidato y me parece bien porque sería otra cesión más a la CUP, pero mi opinión es que las conversaciones para formar gobierno no deberían haberse producido con la CUP. A la vista del resultado electoral y de la negativa de la CUP para investir a Mas, yo creo que lo razonable hubiera sido que Junts pel Sí explorara una mayoría con otras fuerzas políticas. Ni se puede ignorar que Junts pel Sí obtuvo un buen resultado y que con la CUP suman una mayoría independentista, ni se puede ignorar que los que plantearon las elecciones como un plebiscito las perdieron.

–Del hipotético pacto entre Junts pel Sí y la CUP, ¿qué consecuencias son más preocupantes, las económicas?

–Yo tengo dinero y soy un emprendedor, y no invierto en un país donde la CUP esté en el gobierno o donde la CUP tenga la llave de la gobernabilidad. Lo digo con todos mis respetos hacia una formación como la CUP que me parece coherente. Hace pocos días se rebajó la calificación de la deuda catalana y ya estamos en «bono basura», y puede que se marchen empresas pero no son las 680 que algún medio ha publicado. Pero es que, en términos políticos, el prestigio de Cataluña ha sufrido una caída espectacular en Europa desde el pasado 9 de noviembre.

–¿Entonces lo más preocupante son las consecuencias políticas?

–Aquí hay un concepto que es clave y es el de seguridad. ¿Cómo va a proyectar seguridad un gobierno hipotecado por la CUP, un gobierno que dice que no va a acatar las sentencias del Tribunal Constitucional y un gobierno que sólo se va a regir por las leyes que emanen del Parlament de Cataluña? A mí me duele en el alma que esté pasando esto en Cataluña. Hay un problema político en Cataluña y en toda España; el propio presidente Rajoy lo ha reconocido. La forma de resolverlo no es la independencia porque jamás un Gobierno de España negociará la ruptura de España y porque jamás la Unión Europea la reconocerá porque daría pie a otros nuevos estados.

–La semana que viene comienza la campaña de las generales. ¿Cómo hay que leer el resultado en Cataluña? ¿Hay que contar independentitas y no independentistas de nuevo?

–En absoluto, esto no se trata de una segunda vuelta de las elecciones catalanas. Sólo se pueden contar el día que haya una consulta en serio con un debate en profundidad de lo que significa la independencia, hablando en serio de las pensiones y de nuestra pertenencia a los organismos internacionales.

–Hablemos de sus adversarios. CDC se presenta bajo el nombre Democràcia i Llibertat. ¿A Unió le beneficia esta maniobra indisimulada de Convergència para ocultar su marca?

–Quiero recordar que esto no es nuevo. CDC no quiere aparecer ligada a un resultado de fuerza política perdedora. En las elecciones europeas de 2014 ya quiso ir con ERC para no ser derrotada. Luego vino la maniobra de Junts pel Sí. Pero la credibilidad de todo esto sólo la dan los electores.

–¿El principal adversario de Unió es Convergència?

–Adversarios lo son todos, pero hay que reconocer con quién tienes frontera política. Unió tiene que pelear el voto con Convergència, pero también con el PP –aunque menos– y con Ciutadans.

–¿Puede Unió pelear el voto con Convergència con su apuesta por el catalanismo moderado?

–Por supuesto. Hay que ser constante y hay que tener paciencia. Los frutos llegarán y estoy convencido de que serán este mismo 20 de diciembre. Pero, llegarán más después. Yo no me creo que en Cataluña haya desaparecido de golpe y porrazo el centro y el centro-derecha catalanista. Que una parte se haya instalado en el independentismo lo puedo entender, que haya un independentismo coyuntural también lo entiendo y de hecho debemos apelar a ellos porque son la gente que aspira a un cambio del statu quo. Son tiempos de blanco y negro, pero hay que perseverar en la búsqueda de los matices.

–¿Unió se lo juega todo en estas generales?

–Sinceramente, creo que no. Creo que tiene una tercera oportunidad en las próximas elecciones catalanas. Si la segunda no va bien y la tercera tampoco pues habría que hacer algún tiempo de replanteamiento. Pero aun así, habría que seguir buscando la manera de recomponer el espacio catalanista de centro.

–¿Su compromiso como líder de Unió seguirá inalterable?

–Yo nunca cambiaré de partido político. Ahora mi objetivo es obtener representación parlamentaria y jugar un papel en el nuevo tablero para Cataluña y para toda España. En el futuro pues tendremos un congreso y ya veremos qué hacemos en Unió y quién lidera el partido. Pero ahora no estamos en eso.

–Todas las encuestas coinciden en que los pactos van a ser imprescindibles para poder gobernar España. ¿Unió querría formar parte de estos pactos?

–Creo que será muy difícil gestionar el resultado del 20 de diciembre. No vienen tiempos fáciles porque todo parece indicar que no va a haber un resultado tan siquiera cercano a la mayoría absoluta. Si los pronósticos se cumplen y el PP necesita un buen puñado de diputados, las fuerzas políticas tienen la obligación de garantizar la estabilidad. Y es más: es posible que haga falta que más de una formación para garantizar esta estabilidad.

–¿Estabilidad entrando en el Gobierno o apoyándolo desde el Congreso?

–A mí se me erizan los pocos pelos que tengo cuando oigo, por ejemplo, a Ciutadans decir que no quiere entrar en el Gobierno y deja claro que lo que quiere es que Rajoy se desgaste. Vamos a ver, si hay que dotar de estabilidad a un Gobierno hay que estar dispuesto a mojarse en el Gobierno. Es irresponsable y temerario esperar el desgaste de un Gobierno y frotarse las manos con unas elecciones anticipadas. Yo me temo que el escenario va a ser complicado porque no vamos a un escenario como el de 1996 o el de 2004, cuando a Aznar y a Zapatero les faltaron unos pocos diputados. No. Hablamos de que al PP puedan faltarle 30 o 40 diputados y si es así tiene que haber un Gobierno de coalición.

–¿Unió estaría dispuesta a participar en este gobierno de coalición?

–Unió está dispuesta a lo que haga falta. Ahora tenemos libertad y no estamos condicionados por Convergència ni por Pujol, que no quería entrar en el Gobierno. Ahora bien, cualquier participación de Unió en un Gobierno estará condicionada a un programa de gobierno y a que en ese programa haya una propuesta de solución para Cataluña. La nuestra es conocida (disposición adicional catalana en la Constitución). Nunca estaríamos en el Gobierno si no hay medidas para combatir la crisis, para reducir las desigualdades, para reflotar a las clases medias y para reparar las grietas del pacto de la Transición, entre ellas, la cuestión catalana.

–¿Augura que después de las generales va a producirse una oferta del Gobierno a Cataluña?

–No será fácil y no quiero engañar a nadie. No será un camino de rosas porque, de entrada, va a ser difícil tener Gobierno. Pero no hay otra solución que sentarse, hablar y proponer cosas. Propongo una ponencia constitucional que tenga muy presente el contexto que nos envuelve. Tenemos que ser muy conscientes de nuestros niveles de deuda y de la fragilidad de los mercados, pero hay que actuar con responsabilidad y dialogar sin descanso.

–Resulta difícil imaginar un entendimiento entre Gobierno y Generalitat viendo esta semana las dificultades que ha habido para concretar las transferencias a Cataluña del FLA.

–Yo lamento todo este debate que ha habido y debo decir que no se habría producido de la forma que se ha producido si no hubiera unas elecciones a la vista. Creo que ha habido mucho electoralismo en la postura del ministro Montoro y en la postura del president Mas.

–¿A qué se refiere?

–Mas no hacía declaraciones desde el pasado debate de investidura y todo el mundo denunciaba sus silencios. No ha salido hasta que el Gobierno ha presentado las condiciones del FLA y allí hubo un grado importante de humillación. Y ese tono no es que no lo acepte Mas, es que no lo acepta una parte muy importante de la sociedad catalana. De la misma manera, tampoco se entienden las proclamas épicas de Mas porque no solucionan nada.

–Decía Montoro que «las veleidades independentistas no se financian con el FLA».

–Si él mismo reconoce que no se ha gastado un euro en veleidades independentistas –uso su expresión–, pues que no justifique la toma de medidas y que transfiera los fondos del FLA porque van directamente a proveedores y a quienes garantizan servicios fundamentales como son hospitales concertados o farmacias. Yo pido que se pongan de acuerdo, que se clarifiquen los requisitos, que se diga dónde no cumple la Generalitat y, si cumple, que se pague de inmediato.