Gobierno de España
El cambio Rajoy: renovación en el PP y comunicación en el Gobierno
En el Ejecutivo los cambios pueden limitarse a sustituir a Wert y nombrar un portavoz
La impresión que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está dejando en su círculo más cercano y con algunos de los dirigentes del PP con los que ha hablado en estos últimos días es que ha llegado a la conclusión de que el principal problema para afrontar la recta final de la Legislatura lo tiene en Génova, en el partido. Su tesis es que el Gobierno es bueno y está funcionando bien, y que su único fallo es que tiene que comunicar mejor. Pero en el PP sí parece que asume que le convendría hacer algunos arreglos.
Rajoy cree que el partido sí necesita que se intervenga en él de manera más profunda, una tesis en la que quizás está en buena parte muy influenciado por los insistentes mensajes en ese sentido que le han hecho llegar sus dirigentes territoriales. En cualquier caso, aunque a él le gustaría que los cambios fuesen significativos, la impresión en su entorno es que le ha costado ver claro de quién tirar. Y ha pedido nombres en algunas de las consultas que ha realizado. Tiene que salvar además el obstáculo de que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, quiere continuar en el cargo después de que el pacto del PSOE con Podemos, tras las elecciones autonómicas y municipales del 24-M, le ha dejado sin la Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha. Precipitar su salida tendría que ir acompañado, según el análisis que hacen en medios populares, de su entrada en el Gobierno.
Y en el Ejecutivo, sin embargo, los cambios van a ser escasos. La impresión que se ha instalado en el entorno del presidente es que afectarán a la cartera de Educación, por la salida de José Ignacio Wert, y, si acaso, servirán para reforzar la política de comunicación con un portavoz. En el último ajuste que Rajoy realizó en su equipo, con motivo del cese de Ana Mato y el relevo en la portavocía del Grupo Popular, ya se apuntó en esa dirección con el nombramiento de José Luis Ayllón como portavoz adjunto del Gobierno. Ahora, a la espera de que Rajoy hable, muchas miradas han empezado a fijarse en el perfil de Alfonso Alonso, ministro de Sanidad y una persona del círculo de confianza de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
Alonso ha hecho vida de partido en su larga trayectoria en el PP vasco y luego en Génova en la etapa de oposición. Ha sido portavoz en el Congreso y se ajusta al perfil político que muchas voces, dentro y fuera de las filas populares, reclaman para afrontar esta última etapa de Legislatura. Alonso podría ser también la solución para arreglar el problema del partido, pero el inconveniente de esta jugada es que recién llegado al Gobierno, y en una cartera tan sensible ante la opinión pública como la de Sanidad, existe el riesgo de que se hiciese la lectura por parte de la oposición de que Rajoy descuida la salud de los españoles para reforzar al PP. Moverle dentro del propio Gabinete sería mucho más sencillo, sin necesidad de que abandonara además su cartera.
La decisión es de Rajoy, en tiempo y en forma, aunque en su entorno prevén que podría concretarse esta semana. Mientras, crecen las quinielas y las especulaciones, y ministros y «primeros espadas» de Génova tienen sus agendas en cuarentena en prevención de que los cambios se produzcan de manera inminente. El presidente decidió esperar a ver despejado el nuevo mapa del poder territorial después de las autonómicas y municipales y ya sabe cómo quedan los acuerdos postelectorales y que alcaldías y comunidades conserva su partido. Ayer se constituyeron las nuevas corporaciones locales y en los próximos días irán conformándose los nuevos Gobiernos autonómicos.
Los cambios en el partido pueden ser al tiempo que se acomete el ajuste en el Gobierno. Aunque, de momento, no está convocada ninguna reunión del Comité Ejecutivo para oficializarlos. Esa reunión la puede activar Rajoy sobre la marcha cuando él así lo decida. Esta pasada semana el jefe del Ejecutivo se limitó a rebajas las expectativas sobre los cambios y sólo precisó que los acometerá antes de que acabe este mes. El tiempo apremia porque la expectativa ha generado un clima de periodo de transición que afecta a los trabajos que ya deberían ponerse en marcha de cara a las próximas elecciones generales.
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