Cataluña

El declive del voto independentista

Análisis. El bloque secesionista ha perdido un 5,8% de apoyo electoral en los últimos seis años

El declive del voto independentista
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En las tres elecciones autonómicas celebradas en Cataluña en los últimos seis años la suma de votos de los dos partidos soberanistas, CiU y ERC, ha ido cayendo. En noviembre de 2010 sumaron por separado el 45,4% del voto válido. En las de noviembre de 2012, entre ambos lograron el 44,4% y en las de septiembre de 2015, ya en coalición electoral bajo la marca Juntos por el Sí, consiguieron el 39,6% del voto válido.

Al igual que los jerarcas nazis culpaban a los prósperos judíos de los males de la empobrecida Alemania, los dirigentes independentistas catalanes señalan a los españoles. El declive de Cataluña sólo es atribuible a ella misma. Durante el franquismo fue la región española con mayor renta per cápita. Ahora, tras 40 años de autogobierno, ha descendido al quinto lugar, y sigue cayendo. La durante décadas ansiada autonomía les ha llevado al colapso económico, social y político. Ironías de la vida. Forma parte del grupo de regiones europeas que encabezan las estadísticas de deterioro de las condiciones de vida, donde más ha crecido la deuda pública, con más casos de corrupción política y, si fuera poco, donde se ha dividido artificialmente la sociedad.

El prototipo del catalán «emprenyat» por el retroceso de Cataluña en prácticamente todos los indicadores de desarrollo y progreso en los últimos 40 años ha sido manipulado para hacerle creer que su cabreo debe dirigirlo hacia España, cuando en realidad el «emprenyament» se debe fundamentalmente a causas endógenas, en cuyo origen tienen mucho que ver la familia y el partido que ha gobernado Cataluña durante décadas, así como con la peculiar estructura productiva de pequeña y mediana empresa y pequeño comercio que no ha resistido la globalización. Mientras, España en su conjunto crecía y exhibía músculo en el mundo. Ningún Gobierno europeo recibe al president de la autonomía catalana. El ridículo internacional a que los jerarcas catalanes están sometiendo a Cataluña ahonda su crisis interna, y óolo la solidaridad de España rescatará a Cataluña de la quiebra. Baste un dato para demostrar la fragilidad de la economía catalana; si el Estado no asumiese el pago de las pensiones de 1,8 millones de catalanes, éstos dejarían de recibir su nómina. Ni la Generalitat ni la economía catalana tienen capacidad para atender el coste de las pensiones. Tampoco tiene posibilidades la Generalitat catalana de autofinanciarse. Sólo el Tesoro de España es su tabla de salvación. De hecho, es la comunidad autónoma que absorbe la mayor parte de la financiación autonómica del Estado.