Cambios en el PP

El día que Moragas sorprendió al PP

En el partido hubo muchas quinielas pero nadie se esperaba que Rajoy tirase de su «hombre en la sombra» para movilizar a sus votantes en las generales

El presidente junto a Jorge Moragas en los pasillos del Congreso en una imagen de archivo
El presidente junto a Jorge Moragas en los pasillos del Congreso en una imagen de archivolarazon

En el partido hubo muchas quinielas pero nadie se esperaba que Rajoy tirase de su «hombre en la sombra» para movilizar a sus votantes en las generales

El nombramiento más llamativo para el PP de los que anunció esta pasada semana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es el de su director de Gabinete, Jorge Moragas, como director de la campaña de las elecciones generales. Uno de sus principales objetivos será conseguir que el partido funcione con eficiencia como altavoz en todos los niveles de la acción del Gobierno, de su gestión y de los resultados de la política económica implementada en estos tres años y medio de legislatura. En el partido se recuerda como el modelo a imitar la etapa en la que la ex ministra Ana Mato, como coordinadora de Participación y Acción Social y de Organización en los mandatos de José María Aznar, consiguió que el partido funcionase como una orquesta perfecta de acompañamiento de la acción del Ejecutivo. Esto es lo que no ha sido capaz de conseguir la dirección del PP hasta ahora y lo quiere el presidente del Gobierno para acabar la Legislatura.

Moragas coordina toda la agenda del jefe del Ejecutivo; mantiene una buena relación con todos los gabinetes de los ministros; su relación con la vicepresidencia también es fluida y hay un buen trabajo en equipo, dentro de los roces normales en la colaboración en el día a día; asiste a la reunión de subsecretarios, por lo que está al tanto de lo que se está cociendo también en los segundos niveles de la Administración; y ha hecho una buena labor en el ámbito internacional, que se le valora dentro del Gobierno, sobre todo por parte del presidente.

Dentro de su relación con Rajoy, Moragas ya despacha diariamente con el presidente del Gobierno. Cuentan en Moncloa que a diferencia de otros colaboradores suyos, él no es «sólo de los que le dan la razón en todo». Y además, de las cuestiones de agenda o de su papel en la política internacional, el director de la campaña electoral del PP ya tiene a su cargo, por decisión suya, a un grupo de trabajo que hace un seguimiento constante de la situación en Cataluña. Moragas es diputado por Barcelona y una de las personas en las que más se apoya Rajoy en la gestión del problemático desafío independentista. Otro de sus apoyos en esta materia es el ministro del Interior, Jorge Fernández, también catalán.

Si el calendario se cumple, Moragas tendrá que ajustar precisamente la campaña de Rajoy a unas complicadas elecciones catalanas anunciadas por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para el próximo mes de septiembre. La ruptura de CiU es vista en las filas populares como un signo más de la firme decisión de Artur Mas de no rectificar en su huida hacia adelante. Y esas elecciones condicionarán el tablero político y también la estrategia del PP. En el discurso nacional el camino está fijado y la contundencia del PP en la defensa de la soberanía nacional jugará a su favor, según creen en Génova. Pero el PP también tiene que lidiar con su problema de partido en Cataluña, el de enfrentarse a unos malos resultados y al ascenso que pronostican las encuestas para Ciudadanos. De hecho, esta coyuntura ha llevado a que en la remodelación de la dirección del PP, que ejecutó Rajoy la pasada semana, entrara en liza la discusión sobre el futuro del PP catalán y sobre el equipo que lo dirige.

El nuevo equipo de Génova comenzará a trabajar esta semana en la puesta a punto del partido y en su movilización para las generales. Rajoy presidirá su primera reunión del Comité de Dirección, una imagen que simbolizará la nueva etapa que inauguró el pasado jueves con los ajustes en los segundos niveles del mando para asumir el control del partido sin afrontar la incomodidad de tener que relevar a la secretaria general.

La precampaña está todavía por definir, pero sí está ya establecido que todo tendrá como objetivo el protagonismo en Rajoy. Y en su gestión económica durante estos años.

El partido ha recibido con moderadas expectativas los efectos de los cambios en la dirección popular. La mayoría coincide en que el cambio de caras es positivo porque es un revulsivo, que bien utilizado mediáticamente, puede ayudar a recortar la distancia que Ciudadanos ha querido marcar con respecto al PP para rentabilizarla electoralmente. Ahora bien, la mayoría también comparte el análisis de los estrategas electorales, que apunta que el desgaste de las siglas y de la imagen del propio Rajoy no se corrige sólo con nuevos portavoces en un segundo nivel. «Los ciudadanos quieren más resultados económicos en sus bolsillos y más contundencia contra la corrupción. Y esto depende de nosotros y de nuestra capacidad de convencerles de que se lo podemos ofrecer con independencia de lo que hagan PSOE y Podemos en sus acuerdos para repartirse el poder», sentencia un alto cargo popular. El PP rejuvenece su imagen y quiere rejuvenecer también su discurso, una estrategia que aplicarán a los procesos de renovación territorial que pondrán en marcha después de las elecciones generales.

De la crisis de Gobierno, en el PP esperan ya muy poco, según los personales tiempos marcados por el presidente. Confían en que será esta semana, pero no hay más quinielas que las que miran hacia la cartera de Educación y Cultura, que dirige José Ignacio Wert. En cualquier caso, Rajoy sorprendió a su manera con las correcciones introducidas en la cúpula popular y también podría hacerlo con su Gabinete. Pero ni en Moncloa ni en el PP lo esperan.