Ejército de Tierra
«El Ejército no hubiese sido la herramienta más adecuada frente a la crisis catalana»
Así lo afirma Francisco Javier Varela, jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra
Así lo afirma Francisco Javier Varela, jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra.
En el tiempo que lleva al frente del Ejército, ¿qué ha encontrado?
–Lo que siempre hemos tenido: un grupo de personas formada en valores, altamente motivado y con una preparación profesional muy elevada.
–¿A dónde quiere llevarlo?
–Tenemos que mantener la esencia de la profesión, que es la formación en valores. Otro potencial que tenemos sería mantener la capacidad de adaptación, porque hemos sido capaces de irnos adaptando a los cambios de la sociedad española y a los cambios operativos. Hemos hecho una gran transformación en menos de 30 años. Por último, habría que mantener el nivel de preparación, que es alto y es la esencia del producto que tenemos que dar a la sociedad, que es la eficacia.
–Con el presupuesto de Defensa y el alto despliegue de efectivos en el exterior, ¿es sostenible el Ejército?
–Las operaciones en el exterior son sostenibles porque se financian con el Fondo de Contingencia. Con el resto estamos tratando de mantener las capacidades esenciales. El Ejército del futuro será sostenible si se produce el incremento de inversión anunciado.
–Hablando de ese ciclo inversor, ¿qué material es para Tierra el prioritario?
–Lo prioritario es incorporar las nuevas tecnologías. El 8x8 es un programa esencial desde hace mucho tiempo para sustituir a los vehículos que tienen más de 40 años. Pero el 8x8 va a ser la plataforma sobre la que tenemos que probar nuevas tecnologías. En ese sentido están los demostradores tecnológicos, que esperamos recibir en noviembre.
–La llamada «Fuerza 2035»...
–«Fuerza 2035» es el estudio teórico para determinar qué estructura tendría que tener el Ejército de Tierra para hacer frente al entorno operacional en 2035, que son el conjunto de circunstancias que rodean las zonas de crisis y de conflicto. Entendemos que vamos a incorporar las nuevas tecnologías previstas en el ciclo inversor, en los Programas Especiales de Armamento. De esa conjunción de la parte teórica y de los demostradores podremos sacar la nueva estructura del Ejército.
–¿Algún ejemplo?
–Hay cinco demostradores tecnológicos. Están relacionados con incrementar la potencia de fuego o con incrementar el «situational Awareness», la posibilidad de conocer en diferentes estructuras lo que está pasando abajo. Es decir, tener una visión global de lo que hay al otro lado de la colina. Por ultimo, hay tecnología que nos permite crear una burbuja de seguridad, que permite detectar una agresión y neutralizarla automáticamente. Es la incorporación de inteligencia artificial. Hasta ahí puedo decirle de por dónde van los tiros, nunca mejor dicho.
–¿Confía en conseguirlo?
–Si hay ciclo inversor, sí.
–Son el arma con más militares desplegados. ¿Qué supone?
–Es la consecuencia lógica del entorno, de las crisis. En este momento y en el futuro inmediato todas las crisis van a tener como centro de gravedad la población civil. Vamos a hacer nuestras operaciones militares por la población civil, rodeados de población y delante de los medios de comunicación. El Ejército de Tierra es el que tiene mayor capacidad para interactuar con los ciudadanos.
–¿Cree que será útil la Cooperación Estructurada Permanente de la UE, la PESCO?
–La PESCO era una de las cestas fundamentales de la creación de la UE que estaba vacía. Lo que se ha hecho es ponerla en valor. Se ha apostado por crear una autonomía en Seguridad y Defensa dentro de la UE. Queremos ser independientes. Tratamos de mejorar las capacidades de defensa y la disponibilidad para las operaciones. Es un factor importante que ha recibido un impulso político sustancial y ha abierto las vías de la financiación.
–Se ha anunciado un plan para reformar los cuarteles. ¿Cómo están los suyos?
–Con carácter general, están mal. En estos 10 años de larga travesía en el desierto desde el punto de vista financiero, una de las cosas que no se priorizaron fueron las inversiones en su mantenimiento. Tenemos unos 350 acuartelamientos y hay diferentes situaciones, pero con carácter general están mal.
–¿A qué se refiere?
–Son temas del día a día, como alojamientos, cuartos de baño... Esperamos que a lo largo del año se puedan ver beneficiados.
–En esas condiciones podríamos incluir aspectos personales, como la queja de los efectivos que tienen que marcharse a los 45 años...
–Ya hemos iniciado actividades para permitir su desvinculación con formación, de integración en puestos de la Administración del Estado, de la incorporación en Fuerzas y Cuerpos de Seguridad... El problema es conocido en el Ministerio y luchamos para que los soldados que tienen que dejar el servicio se incorporen a la vida civil.
–Uno de los cometidos de las Fuerzas Armadas es defender y garantizar la soberanía e integridad de España. ¿Cómo vivieron la crisis de Cataluña?
–Con bastante preocupación, pero también con confianza, porque la nación tiene suficientes recursos para hacer frente a ese reto.
–¿Llegaron a estar preparados para intervenir en Cataluña?
–Nosotros estamos preparados para desplegar en cortos plazos de tiempo y hacer frente a cualquier crisis. Personalmente, no creo que éste fuera el caso. No creo que el uso del Ejército fuese la herramienta más adecuada del Gobierno para hacer frente a esta crisis, evidentemente política.
–En Cataluña hay más de 2.200 militares. ¿Han recibido más quejas por su presencia?
–Al revés, he podido ver que cada vez hay menos quejas.
–¿Cree sería viable un plan como el de Francia para recuperar la mili?
–Soy partidario de que la sociedad se involucre más en Defensa y una forma eficaz sería un servicio militar voluntario. Ni el modelo de Francia ni volver al que teníamos creo que sea lo más adecuado. Habría que buscar otra alternativa y no tenemos dinero. Harían falta del orden de 5.000 millones adicionales al año para incorporar a ciudadanos a un servicio militar, que tendría que ser superior a un mes.
–A raíz de la supuesta violación a una militar en Málaga, ¿cree que el Protocolo Antiacoso está funcionando?
–Tenemos una oficina específica dedicada al seguimiento del acoso, damos conferencias a nuestros subordinados para que conozcan el protocolo, se han abierto las opciones para denunciar... Creo que el protocolo está funcionando bastante bien.
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