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El explosivo podría haber volado un bloque de siete plantas
Dos de los terroristas ya intentaron alquilar una furgoneta el 29 de julio
Dos de los terroristas ya intentaron alquilar una furgoneta el 29 de julio.
Los terroristas de los atentados de Cataluña podrían haber fabricado entre 100 y 150 kilos de explosivo TATP con los 500 litros de acetona que habían adquirido, una cantidad con la que podrían haber volado un edificio de unas siete plantas, según expertos en esta materia. Para hacerse una idea de la capacidad de destrucción de semejante cóctel explosivo, se puede comparar con un proyectil de artillería de 155 milímetros, que tiene tan sólo 35 kilos de TATP.
Un 80% más potente que el TNT, el también conocido como «la madre de Satán» se logra con ácido sulfúrico, peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y acetona, elementos relativamente accesibles en cualquier droguería. Sólo tiene un problema: aunque su fórmula es fácil su fabricación resulta tediosa y es muy inestable y sensible a la temperatura y la fricción.
Este explosivo es el que estaba manipulando la célula terrorista de Ripoll en el chalé de Alcanar (Tarragona) cuando, el pasado miércoles, les estalló en pleno proceso de preparación. Allí murió el imán Abdelbaki Es Satty y también Yousseff Aalla (hermano de Said, abatido por la Policía catalana en Cambrils), que fue identificado ayer, según confirmaron los Mossos d’Esquadra.
El TATP –usado por el Estado Islámico en Europa–, puede presentar morfología de polvo seco o de gel, aunque es en el primer formato cuando tiene más potencia y, al mismo tiempo, más facilidad para estallar. En el caso de los yihadistas de Cataluña, se disponían a usar el explosivo seco, tal y como se desprende de la declaración del único superviviente de Alcanar, que detalló a los Mossos que estaban esperando a que secase para cargar las furgonetas y atentar en Barcelona.
El TATP lo usan habitualmente los yihadistas de Daesh para llenar los cinturones de explosivos (en Alcanar se encontró uno auténtico) y se suele meter en papel de horno o celofán, o bien en tubos, donde se vierte el polvo y se compacta con mucho cuidado.
Y si esos materiales para fabricar TATP son relativamente fáciles de obtener, no lo son los detonadores. En otros atentados de Daesh en Europa fueron robados de canteras o de instalaciones militares, pero en el caso de Cataluña aún no se han encontrado. Sí se han hallado pulsadores, que vendrían a ser el interruptor de la bomba.En Alcanar también se encontraron un centenar de bombonas de butano, que se habrían hecho explotar junto al TATP para multiplicar su efecto o para cortar y abrir para usarlas como contenedores del explosivo, tal como hacía ETA con ollas metálicas.
Otro dato de la investigación apunta que al menos dos de los 12 terroristas de la célula intentaron alquilar sin éxito una furgoneta el pasado 29 de julio en una empresa del área metropolitana de Barcelona. Según fuentes cercanas al caso, puede tratarse de uno de los terroristas muertos en Cambrils y del que quedó en libertad el martes, Mohamed Aalla, informa Ep. Con ellos iba un tercer individuo «que no está identificado, de unos 30 o 40 años y con barba, que parece que no era el imán de Ripoll», según las citadas fuentes.
Los tres se personaron en una empresa de alquiler de vehículos y pidieron una furgoneta, pero se les denegó por «no tener la edad mínima» que se requería para alquilar y que el individuo que lo solicitaba aún no tenía. Fue en esta empresa donde les sugirieron que podían acudir a la compañía en la que acabaron alquilando la furgoneta del atentado de Barcelona porque la exigencia de edad es más laxa. Las citadas fuentes también explicaron que los terroristas alquilaron «varios» vehículos a través de esta segunda empresa antes del atentado.
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