El desafío independentista
Moncloa teme que se alargue el bloqueo y pierda los Presupuestos
Cree que Puigdemont frenará la vía pragmática de JxCAT y ERC, que querían formar ya Govern
Cree que Puigdemont frenará la vía pragmática de JxCAT y ERC, que querían formar ya Govern.
El Gobierno circunscribió ayer a una «cuestión entre jueces» la decisión de la Audiencia Territorial de Schleswig-Holsteinde de dejar en libertad bajo fianza al ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont y descartar el delito de rebelión, dentro de la petición de entrega cursada por el juez del Supremo Pablo Llarena. Moncloa reiteró que respeta y acata la decisión, aunque también advirtió de que es un «proceso largo» y hay que esperar a que termine el procedimiento. Respecto a la respuesta, desde el Gobierno separan los dos planos. El judicial, y ahí lo dejan en manos del juez Llarena, mientras que en el político insisten en que de momento lo único que se ha visto es que los partidos independentistas han sido incapaces de formar Gobierno y que, por tanto, sigue en vigor el artículo 155.
En la estrategia de ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío desde el Gobierno subrayan que la Justicia alemana no cuestiona que Puigdemont haya delinquido ni tampoco que en España no existen presos políticos, el mantra en el que ayer volvió a envolverse el ex presidente de la Generalitat al salir de la cárcel. De momento el Ejecutivo tiene que revisar su agenda política. En el horizonte se consolida la hipótesis de que se alargue aún más la formación de un Gobierno de la Generalitat, y esto les obligará a seguir tomando decisiones en aplicación del artículo 155 de la Constitución y afecta, asimismo, a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018. El fallo de la Justicia alemana da alas de momento al discurso independentista más radical y esto, a su vez, hace más difícil al PNV revisar su mensaje de que no apoyará las cuentas de 2018 en tanto siga intervenida la Generalitat. El Gobierno confiaba en que la caída de Puigdemont facilitara la puesta en marcha de la vía más pragmática, la de la línea de ERC y del PdCAT que apuesta por nombrar a un presidente que pueda gobernar. Pero Puigdemont vuelve a ser el gran obstáculo para que se produzca esa rectificación. «Volvemos al principio. La línea sensata se mantendrá cobijada en los cuarteles por miedo a la calle».
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