Audiencia Nacional
El «kit» de Correa: dos coca colas, un botellín de agua y una carpeta azul
Correa afrontó su día D en el juicio del «caso Gürtel» ligero de equipaje: apenas dos coca colas, un botellín de agua y una carpeta azul con documentación para sobrevivir a su primer día de declaración ante el tribunal. Vestido con traje oscuro y corbata azul, repeinado en gomina como de costumbre, al cabecilla de la trama aún le asomaba del bolsillo de la chaqueta un papel rebelde cuando entró en la sala.Ya en la arena, el empresario se mostró ante los magistrados como un aplastado por la opinión pública tras siete años de investigación. Marcó distancias con el PP, como hijo de exiliado republicano en las antípodas ideológicas de la formación y recordando sus primeros pasos empresariales a la sombra de un asesor de Felipe González. Aunque, reconoció, el trabajo no tiene ideología: «Yo lo que quería era triunfar». Se presentó como un empresario revolucionario que organizaba mítines «low cost» sin parangón, gracias «a los buenos contactos que tenía en la casa» (la sede central del PP), trabajando «25 horas al día».
Se mostró especialmente decepcionado con José Luis Peñas (el ex concejal que destapó el «caso Gürtel» con sus grabaciones al propio Correa), al que consideraba su «amigo» («mi hija le llamaba ‘tío Pepe’») y a quien, tras su expulsión del PP en Majadahonda, «le estuve pagando 3.500 euros al mes durante dos años». «Cuando deje de pagarte me denunciarás, le dije un día –recordó con un guiño casi evangélico– Y se echó a llorar. ¿Cómo voy a hacerte eso si eres como mi hermano?». «Tenía intención de vivir de mí a toda costa el resto de su vida», dijo sobre el supuesto chantaje del hombre que le ha llevado al banquillo.
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