Crisis del PSOE
El «matrimonio» entre López y Bildu provoca una crisis de identidad en el PSE
Patxi López está decidido a unir los intereses del socialismo vasco con los de los proetarras, en una hipotética confluencia de intereses de izquierdas, a pesar de los llamamientos públicos al acuerdo con el PNV que, desde Madrid, le hacen sus compañeros de partido. En clara contradicción con las maniobras políticas que se están produciendo en el País Vasco, Ramón Jáuregui ha advertido a Patxi López que si el PNV «llama a la puerta del PSE» para posibles acuerdos, los socialistas deben abrirla porque «es lo mejor para el país».
La sugerencia de Jáuregui se produce sin cuestionar el liderazgo de López en el socialismo vasco, donde nadie le hace sombra a pesar de que muchos dan por supuesto que el ex lehendakari dará, a corto plazo, el salto a Madrid. En el congreso que los socialistas vascos celebrarán en febrero, López será renovado como secretario general, sin más contestación interna que la de los críticos alaveses, cuya fuerza se disuelve por no haber sido capaces de designar aún una cabeza visible para la candidatura alternativa.
La aprobación, por parte del PSE, de los presupuestos proetarras en Guipúzcoa no puede interpretarse como una jugada para meter presión a Urkullu con vistas a la negociación de los Presupuestos, porque no ha sido un hecho aislado, sino que ha coincidido en el tiempo con la confluencia de intereses de PSE y Bildu en distintas instituciones, desde el Ayuntamiento de San Sebastián al Parlamento vasco.
Las votaciones conjuntas se han producido en hechos tan contrarios al sentir de parte importante del electorado socialista, como la concesión de la medalla del mérito ciudadano a José Luis Álvarez Enparanza, «Txillardegi», uno de los fundadores de ETA. Sin embargo, los socialistas vascos más proclives a esta estrategia, como el todavía líder del partido, Jesús Eguiguren, están marginados.
Eguiguren reprochó hace un año a López «tibieza» a la hora de felicitarse por el alto el fuego de ETA y el ex lehendakari le contestó marginándole en las listas y forzándole a retirarse. A pesar de ello, López vendió después en la campaña de las autonómicas como un éxito del PSE el fin del terrorismo y ahora se lanza a la estrategia de Eguiguren. Las contradicciones están a la orden del día en un partido que fue votado hace sólo unos meses por quienes contaban con que sería aliado del PNV.
No hay, en estos momentos, dos almas en el socialismo vasco. Quienes lideraron la corriente «vasquista» no tienen peso. Oficialmente, sólo hay críticos en Álava, donde se ha anunciado una candidatura alternativa. De momento no hay cabeza de cartel en un sector en el que se encuadran el concejal de Vitoria Juan Carlos Alonso, la parlamentaria Natalia Rojo, los ex parlamentarios Óscar Rodríguez, Joana Madrigal y Esozi Leturiondo –viuda de Onaindía–, la vicepresidenta del Senado, Yolanda Vicente, el ex presidente de la Cámara Alta, Javier Rojo, la ex presidenta de las Juntas Generales ,María Teresa Rodríguez Barahona, la viceconsejera del Gobierno vasco Mari Paz Larrumbide y la hija de Fernando Buesa, Marta Buesa. Reclaman un «liderazgo que cuente con autoridad política e ideológica, de hondo calado ético». El conflicto del PSE es más de crisis de identidad que de encrucijada de alianzas.
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