El PP acusa a la oposición de «malos trileros» con el «montaje» creado

Todos los grupos de la oposición, excepto UPN, pidieron ayer la dimisión del ministro del Interior, Jorge Fernández, quien tuvo que escuchar incluso como la portavoz de UPyD, Rosa Díez, llegó a calificar de «un acto obsceno, es como un corte de mangas a todos nosotros» las explicaciones que ofreció sobre su reunión con Rodrigo Rato. Para IU, la intervención del titular del Interior fue «bochornosa, patética, lamentable y vergonzosa» y tildó de «milonga» los argumentos para justificar ese encuentro. El PSOE llegó a decir que con la denuncia presentada «nos hemos quedado cortos» y que la reunión «demuestra o da la sensación de compadreo del ministro de Interior con la corrupción».

El portavoz del PP, Francisco Márquez, calificó todas las críticas vertidas a raíz de la reunión de Fernández Díaz con Rato de «montaje veraniego», y señaló que ese encuentro estaba totalmente justificado y necesitaba de reserva, «algo que puede entender cualquiera de buena fe», pero que algunos sólo ven ella una «conspiración paranoica».

Además, aseguró que la oposición, con especial referencia al PSOE, «se empeña en recurrir a las mismas prácticas que siempre han utilizado: la mentira, la insidia, la calumnia y la infamia, malos artífices de aquellos que dicen anhelar el cambio y la limpieza, pero que siguen siendo lo que siempre han sido y nunca han dejado de ser, unos malos trileros».

En este sentido, aseguró que la oposición se ha inventado este «pseudoescándalo» y que toda la polémica de esa reunión, «con luz y taquígrafos, no clandestina, no secreta, porque no había nada que ocultar», ha sido impulsada por «pirómanos» e «histriones teatreros».

También se refirió a la denuncia interpuesta por el PSOE contra el ministro, algo que, en su opinión, fue una clara manipulación política de la Justicia, «de las más claras que he visto últimamente. Es impresentable jurídicamente, un papel que no va a ninguna parte y lo saben».

Previamente a su intervención, los portavoces de los grupos de la oposición lanzaron una batería de críticas contra el ministro. Así, el representante socialista, Antonio Trevín, aseguró que el ministro había utilizado su despacho como «la oficina de asuntos internos del PP» y se mostró especialmente crítico en la actuación contra la corrupción: «No se han tomado en serio la lucha contra la corrupción», afirmó al respecto.

Ante esta crítica, el ministro le replicó con un dato: Las fuerzas de seguridad han detenido entre 2012 y 2014 a más de 1.600 personas por delitos de corrupción, como cohecho, tráfico de influencias o prevaricación, y sólo el pasado año, las investigaciones iniciadas superan a las de 2010 y 2012 conjuntamente y duplican las de 2011, el último ejercicio del Gobierno socialista.

Por su parte, Rosa Díez, aseguró que su partido pedirá próximamente en la Audiencia Nacional un careo entre el ministro del Interior y Rodrigo Rato, al entender que hay «contradicciones» sobre los motivos que originaron ese encuentro.

El portavoz de IU, Ricardo Sixto, fue igualmente beligerante con el ministro. Sobre el citado encuentro con Rato afirmó que incluso dando veracidad a lo manifestado por Fernández Díaz tendría que dejar el cargo. «Aún creyéndonos la milonga que ha venido a contarnos aquí» tendría que dimitir por una reunión «bochornosa, patética, lamentable y vergonzosa».

En cambio, el portavoz de UPN, Carlos Salvador, defendió la actuación del ministro, aunque consideró «inadecuada» la polémica reunión, porque ha «facilitado munición gratuita a la oposición». Especialmente crítico fue con la denuncia presentada por el PSOE contra Fernández Díaz, algo que, señaló, está «a medio camino entre la película “Minority Report” (cuyo argumento es la persecución de delitos antes de que se cometan) y el código penal cubano» donde se criminaliza la conducta «predelictual». Además, recordó que todos los imputados gozan del derecho constitucional a la presunción de inocencia.

Respuesta a un escaño que ya estaba vacío por quien preguntaba

El portavoz socialista había formulado una veintena de preguntas al ministro. En su segunda intervención, se quejó de que Fernández Díaz no hubiese contestado a gran parte de ellas. La «anécdota» surgió cuando el titular de Interior estaba en la réplica a las intervenciones de los distintos grupos. En ese momento miró hacia el escaño de Antonio Trevín, pero comprobó que éste ya había dejado el hemiciclo, por lo que en un primer momento dio por «contestada» a todas las preguntas. Por ello, pasó a responder a las cuestiones planteadas por el resto de portavoces. Cuando ya había terminado, decidió que iba finalmente a responder a las preguntas del portavoz socialista, quien abandonó la cámara sin comunicarlo. De esa forma, el ministro contestó a las preguntas formuladas por quien no podía escuchar sus respuestas. Sí lo hicieron los demás diputados que permanecieron en la sala para asistir a una comparecencia que suscitó una inusitada expectación, con una treintena de electos presentes.