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El PP carga contra todos los grupos y les acusa de erigirse en «padrinos de un delincuente»

La Razón
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Sesión tensa e intensa en un Parlamento a medio gas. La oposición reclamaba en Diputación Permanente la comparecencia de Mariano Rajoy en pleno para hablar de Luis Bárcenas, de financiación ilegal y de sobresueldos, pero la mayoría popular no estaba por la labor. Por la mañana, ya se había opuesto a que el pleno ordinario de la próxima semana incluyera sesión de control. Así que el resultado de la votación de la tarde estaba cantado. Lo que no aparecía en el guión –al menos en el anunciado– era que Alfredo Pérez Rubalcaba interviniera en la sesión, y tampoco que Alfonso Alonso cargara a diestro y siniestro contra todo el arco parlamentario sin excepción. Pero, como decían algunos populares, «no había más salida que hacer del ataque el mejor mecanismo de defensa». El portavoz del PP no lo dudó y empezó con un irónico: «¡A Bárcenas le han salido nuevos abogados!». A partir de ahí acusó a los distintos grupos de hacer de letrados del ex tesorero del PP, un malhechor «que ha hecho de la mentira su modo de vida»; de ser «rehenes» de la estrategia del preso hoy más famoso de Soto del Real y de «apadrinar a un delicuente». A IU le reprochó que debe dinero a la Seguridad Social: al PSOE que tiene a 20 ex altos cargos de la Junta de Andalucía imputados por los ERE; a UPyD, de la ausencia y el pasado de Rosa Díez; a ERC que no sea patriota más que el día que cobra sus retribuciones del Parlamento español y a Amaiur, sus años de «chantaje» y «extorsión».

Antes el secretario general del PSOE había avisado de que el que calla, otorga y que si el presidente del gobierno no comparecía en el Congreso sería un «error nefasto para la democracia». Rubalcaba, que esta vez no pidió la dimisión de Rajoy y además evitó dar por buenas las revelaciones de Bárcenas, habló en todo momento del daño al presidente del Gobierno, a la imagen de España en el exterior y a la democracia. Por eso hizo una llamada, aunque baldía, a los diputados del PP para que no se opusieran a la comparecencia de Rajoy. Y así lo pidió: «Este caso es una nube negra sobre el PP, pero también sobre la vida política española. Ganar tiempo no arregla las cosas, será peor. Por eso les pido que voten a favor. De lo contario, cometerán un error para el PP, un error muy grave para el presidente del Gobierno, un error pésimo para esta Cámara y un error nefasto para la democracia».

No fue el único que invocó la conciencia de los populares. También lo hizo una durísima Irene Lozano (UPyD), que habló del «estado de decrepitud y la decadencia del PP» y recordó a los populares la existencia del artículo 79.3 de la Constitución. Y además Pere Macías (CiU), al decir que «votar hoy no es antidemocrático y una traición a la ciudadanía». Cayo Lara prefirió hablar de una «bomba de relojería con la mecha ya encendida» y de que «sólo quien tiene algo que esconder en el Gobierno trata de ocultarlo en el Parlamento», frase que atribuyó a Soraya Sáenz de Santamaría.

Alonso insistió en que la actitud de la oposición sólo beneficia a Bárcenas («hacen lo que él esperaba que ustedes hiciera»), en que los grupos han decidido «apadrinar a un delicuente» y en que las únicas cuentas publicadas y conocidas de toda la Cámara son las del PP: «Ningún español tiene duda de la honradez de Rajoy. Por eso necesitan ustes de esta mentira». En su turno de réplica, un Rubalcaba más contundente que en la primera parte se prestó a dar a Alonso las diferencias entre los ERE y el «caso Bárcenas» que le pidió: «Allí no se investiga financiación ilegal; ningún consejero recibió dinero ilegal en cajas de puros y el presidente de la Junta ha comparecido en el Parlamento». Y acabó: ¿Delincuente? «Claro que Bárcenas es un delincuente, pero es el suyo, no el nuestro».