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El PP mira a Cifuentes bajo las nuevas dudas sobre las candidaturas

Rajoy, junto a Sáenz de Santamaría y Báñez, ayer en La Moncloa
Rajoy, junto a Sáenz de Santamaría y Báñez, ayer en La Moncloalarazon

Los movimientos de los últimos días han aumentado la inestabilidad del tablero sobre el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene que decidir quiénes serán los candidatos del PP por Madrid, ayuntamiento y comunidad autónoma, para las elecciones del próximo mes de mayo. Y en Valencia las últimas informaciones sobre la «red Gürtel» tampoco están dando estabilidad a la decisión.

En el caso de Madrid, si hace un mes había bastante coincidencia en la cúpula popular a la hora de inclinarse por la apuesta más conservadora, con todas las cautelas y sin dar nada por hecho, ahora la impresión que trasladan es que «puede pasar cualquier cosa». Esa opción más conservadora era la continuidad de Ignacio González como candidato por la Comunidad, y Esperanza Aguirre, en el Ayuntamiento. Asumiendo así los pasos de la política madrileña para volver a la primera fila después de su decisión de retirarse y su salida del Gobierno regional en medio de la Legislatura. No hay que perder de vista, además, que en juego no sólo están las candidaturas, sino también la dirección de la organización regional, controlada en estos momentos por Aguirre.

Pase lo que pase al final, en esta larga travesía preelectoral González ha contado objetivamente con muchos más apoyos que Aguirre. Está bien considerado en Moncloa y a él no le reprochan que esté en una estrategia de «meter permanentemente el dedo en el ojo a Rajoy», como sí le achacan a la ex presidenta autonómica.

De esta última no se fían en el entorno del presidente, aunque siempre han dicho que si fuese la mejor opción para el partido, Rajoy impulsará su candidatura y antepondrá el interés de su formación sobre sus consideraciones personales.

Desde hace días en Moncloa y en la dirección popular se barruntaban que podía haber movimientos de última hora que complicasen aún más la decisión. Ya avistaban posibles filtraciones que reviviesen viejas sombras de corrupción y que hicieran más difícil la apuesta por la continuidad. Rajoy no puede permitirse en estos momentos ofrecer a la izquierda ninguna baza en este terreno. Es decir, que le monten una campaña contra alguno de sus candidatos al calor de algún asunto oscuro del pasado. Pero, al mismo tiempo, el presidente siempre ha defendido la presunción de inocencia y ha presumido de ser justo en el juicio a los suyos.

El golpe en la mesa del líder socialista, Pedro Sánchez, y la irrupción en escena del nombre de Ángel Gabilondo también cambian el escenario, y así lo reconocen fuera del circuito oficial en las filas populares.

Con todos estos elementos cruzados en la recta final del proceso de designación de los candidatos, en el PP ha empezado a subir enteros el nombre de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Cierto es que su nombre ha estado siempre en las quinielas para el Ayuntamiento, pero las novedades y dudas de última hora han reforzado las apuestas por ella. Rajoy tiene que tomar una decisión difícil en un contexto cada vez más enrevesado. Sin sondeos que señalen algún nombre con garantías de conseguir la mayoría absoluta y sin apenas banquillo. En su círculo más cercano siguen apelando a la prudencia.

Todo está abierto

Y las preguntas sobre por dónde van los tiros las despejan con el argumento de que «en estos momentos todo está abierto». Ni siquiera hay certidumbre en la dirección popular sobre cuándo se va a resolver el misterio ya que el calendario ha ido variando en función de los acontecimientos.

Ahora el presidente está ya metido en la preparación del Debate del Estado de la Nación, que tendrá lugar a partir del martes en el Congreso. Pero el viernes pasado sí hubo reunión del Comité Electoral Nacional para aprobar otra remesa de candidaturas.

Cabe hacer otra lectura, por cierto. «Si Rajoy quisiera cambiar algún “caballo” de los que dan por hecho que disputarán la carrera, las informaciones de los últimos días podrían despejarle el camino para romper ataduras», comenta un alto cargo del PP. Desde el Comité de Dirección uno de sus miembros explicaba ayer tarde a este periódico que el presidente del Gobierno no ha estado en los últimos días ocupado intensamente en resolver la encrucijada de las candidaturas que están aún pendientes de ser ratificadas.

Hoy no presidirá el Consejo de Ministros porque esta mañana participará junto con el primer ministro francés, Manuel Valls, en la inauguración de la interconexión eléctrica entre España y Francia, un acto al que también asistirá el presidente de la Generalitat, Artur Mas. En respeto a la normalidad institucional, La Moncloa le invitó a esta inauguración pese a la ruptura política provocada por su decisión de llevar adelante su desafío soberanista. Primero se inclinó por desatenderla, pero, finalmente, acudirá al almuerzo posterior, que tendrá lugar en Perelada.

El presidente del Gobierno se entretendrá lo justo porque a las 17:30 horas está previsto que ya esté de nuevo en Madrid para encerrarse en su despacho con el discurso con el que el martes abrirá el Debate del Estado de la Nación. El fin de semana se lo ha dejado libre en la agenda para dedicarse por completo a su preparación. Los dos sábados anteriores participó en la campaña del PP andaluz.