Comunidad de Madrid
El PP mira al tándem Soraya-Pizarro para Madrid
El partido espera un golpe de efecto para recuperar el poder territorial. Génova no hará una revolución con las candidaturas para preservar la paz.
El partido espera un golpe de efecto para recuperar el poder territorial. Génova no hará una revolución con las candidaturas para preservar la paz.
La dirección nacional del PP ha establecido oficialmente que las candidaturas autonómicas y municipales deben estar todas aprobadas antes de la Convención Nacional del partido, que se celebrará, finalmente, a principios de diciembre. Esto es fiarlo largo, porque la presión para que se despejen todas las incógnitas era ya importante en la etapa de Mariano Rajoy, y esa presión no ha dejado de crecer pese al relevo en el liderazgo. Las plazas más señaladas están todas en el aire, en algunos casos con más expectativas abiertas, como es Madrid, mientras que en otros, como Valencia, la premisa de Génova de preservar la paz territorial va a llevar a que se queden con la herencia recibida aunque duden de su proyección electoral.
Todos los ojos están puestos en Madrid, comunidad autónoma y ayuntamiento. Pablo Casado tiene a su favor que puede manejar las «cartas» con más soltura que en otras organizaciones territoriales porque tiene apoyos consolidados y conoce muy bien al partido regional. El PP de Madrid fue, de hecho, uno de sus grandes valedores en las primarias en las que se impuso a la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El viento sopla a favor de la autonomía de sus decisiones, pero esto no resta dificultad al escenario ya que Casado también sabe que lo que suceda en Madrid en las próximas elecciones de mayo condicionará su fortaleza a la hora de afrontar las siguientes elecciones generales.
De momento no hay decisión tomada, pero en el partido las candidaturas por Madrid están ya en boca de todos. Y mientras Génova se lo piensa, toman fuerza las especulaciones, por ejemplo, con la posibilidad de que se opte por un golpe de efecto como el que supondría la conjunción de los nombres de la ex vicepresidenta y del economista Manuel Pizarro. La primera para la Comunidad de Madrid; el segundo, para la Alcaldía. Ni en un caso ni en el otro hay constancia en el PP de que tengan disposición a aceptar la responsabilidad de la candidatura. Ni tampoco hay constancia de que esté en los planes de Casado hacer la propuesta. Pero en el partido son cada vez más los que creen que el PP debe apostar fuerte para recuperar Madrid, y ésta es una de las jugadas que entienden que podría reforzarles electoralmente para plantar cara a Ciudadanos.
Pizarro abandonó la política activa en enero de 2010 tras distanciarse bruscamente de Mariano Rajoy. Aunque sueñen de nuevo con él en un sector del PP, cuesta pensar que esté dispuesto a abandonar de nuevo su carrera privada para regresar a la política. Ahora bien, su relación con Casado es muy buena, como también la que sigue manteniendo con el ex presidente José María Aznar. Por otra parte, después de perder la votación del cónclave que eligió al sucesor de Rajoy, Sáenz de Santamaría tiene que decidir en el arranque del nuevo curso qué quiere hacer con su futuro político. Mantener sin más el escaño, dejar del todo la política o queda esta tercera opción, la de jugar algún papel en las próximas candidaturas. Del futuro de María Dolores de Cospedal se da por hecho que será la que encabezará la lista de las próximas elecciones europeas, aunque tampoco Casado ha dicho nada al respecto que apuntale esta teoría. Cospedal ha sido capaz de cobrarse el apoyo decisivo que brindó a la candidatura de Casado a la hora de colocar en el nuevo PP a todo su círculo de confianza. No ha ocurrido así con referentes del equipo de Santamaría como José Luis Ayllón o Fátima Báñez, pero en la nueva dirección popular sostienen que no hay problema en contar con ellos. Y respecto a una posible candidatura de Santamaría, Génova responde que las puertas están abiertas para ella.
Quienes especulan con ese fichaje, dentro del propio equipo de Casado, alegan que además de que pueda ser una buena jugada electoral, serviría para consolidar ante el partido la idea de que el nuevo líder cuenta efectivamente con todos. «Apostar por lo que hay en la Comunidad de Madrid es más arriesgado para Casado aunque no lo parezca. Si tiende la mano a Santamaría, se protege más ante un mal resultado en Madrid que si toma la decisión personal de mantener a Garrido», explica uno de sus colaboradores. El clima interno se cuece sobre estas premisas, pero bastará con que Casado fije posición para que las tornas cambien en la dirección en la que él apunte. En estos momentos no hay ninguna corriente interna con poder para intentar influir en las decisiones del presidente nacional respecto a las próximas elecciones. De hecho, pese a que el proceso congresual ha resultado en buena parte traumático en su gestión, Casado tiene vía libre para decidir en estrategia y equipos hasta las autonómicas y municipales. Otra cosa es el escenario que se abra después de esos comicios en función de los resultados. Por si acaso, desde el nuevo equipo de Génova ya van marcando el camino con la advertencia de que lo que salió del Congreso del PP es una apuesta por un proyecto que tiene recorrido más allá de las generales, «pase lo que pase» en esas elecciones.
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