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El PP revisará las concesiones al PNV tras su «traición»
Usa su mayoría absoluta para forzar al nuevo ministro de Hacienda socialista a defender el proyecto
Usa su mayoría absoluta para forzar al nuevo ministro de Hacienda socialista a defender el proyecto.
La primera decisión de la oposición «dura» con la que el PP intentará remontar su crisis actual y frenar el empuje de Ciudadanos (Cs) pasa por revisar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018, que esta semana deberían haber sido aprobados por el Senado. El Grupo Popular confirmó ayer que enmendará su propio proyecto con la justificación oficial de que «la evolución del empleo» les permite valorar introducir alguna enmienda de carácter social para mejorar las cuentas. El PP también ha pedido a la Junta de Portavoces el aplazamiento del debate de hoy. La justificación es que sea el nuevo ministro socialista de Hacienda el que defienda en la Cámara los Presupuestos del anterior Gobierno, y no Cristóbal Montoro, artífice de ellos, y que está en funciones.
Este discurso encubre una operación política que tiene en su «mira» dos objetivos. Por un lado, hacer que el nuevo Gobierno y sus apoyos se retraten en la votación en el Congreso. Las enmiendas retrasan la aprobación de las cuentas porque tienen que volver a pasar por la Cámara Baja. El PP tiene mayoría absoluta en el Senado y de no haberse producido el terremoto de la moción de censura, que hizo saltar al Gobierno de Rajoy, lo que quería la cúpula popular era aprovechar esa mayoría absoluta para zanjar el debate parlamentario de los Presupuestos cuanto antes por su importancia, alegaban, para la estabilidad y la recuperación económica. Las prisas han desaparecido. Y con esta maniobra política el Gobierno socialista tendrá que retratarse en el Congreso ante unos Presupuestos contra los que votó en la oposición, y que después hizo suyos para garantizarse el apoyo del PNV. También tendrán que tomar posición Podemos y los partidos independentistas, apoyos del presidente Sánchez en la censura, y que votaron en contra de estas cuentas.
En la diana está, asimismo, el PNV. De momento, oficialmente el PP sólo dice que está estudiando el alcance de sus enmiendas y no niegan que puedan llegar a influir de alguna manera en lo pactado con los nacionalistas vascos. Sólo dejan al margen el acuerdo sobre las pensiones.
Por coherencia política la dirección popular debería respetar lo pactado, que presentó como bueno para el interés general aunque se interpretara que estaba beneficiando más a la comunidad vasca por su situación en minoría.
Pero en el nuevo escenario entra en juego el enfado del PP con el PNV porque no hayan respetado «su acuerdo» para sostener a Rajoy al convertir en presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. Lo del PNV ha sido una «traición», según el PP, pero precisan que sus enmiendas no son con ánimo de «revancha».
La dirección popular está valorando el contenido de esas enmiendas, ya que son una jugada delicada de regate corto. Si no la justifican bien, en vez de dejar en evidencia las contradicciones de los demás también puede sacar los colores al acuerdo que en su día el PP firmó con el PNV. Ciudadanos no perderá oportunidad de intentar darle la vuelta a la situación para arremeter contra el «mercadeo» de eso que ellos llaman la «vieja política» con los nacionalistas para sostenerse en La Moncloa. Además la revisión del acuerdo con el PNV plantea otro problema al PP vasco. Fuentes populares filtraron ayer que estudian redistribuir una importante partida de inversiones entre otras comunidades, sin afectar al Tren de Alta Velocidad ni a la Y vasca. El PP vasco negó que se vaya a tocar el acuerdo.
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