Elecciones generales
El PP se deja llevar por la depresión a un año de las elecciones
Temen que si no hay reacción política del Gobierno Ciudadanos les dé el «sorpasso».
Temen que si no hay reacción política del Gobierno Ciudadanos les dé el «sorpasso».
La sentencia del «caso Gürtel» agudiza la depresión preelectoral con la que conviven dentro del PP desde hace bastantes meses. Nadie ayer se reconocía sorprendido, como sí ha sorprendido a todos la operación que ha llevado a la cárcel al ex ministro Eduardo Zaplana. Pero este fallo judicial es otro golpe difícil de manejar para una organización que a nivel territorial tiene los nervios descontrolados por la presión de las elecciones autonómicas y municipales del año que viene. Y antes pueden llegar las elecciones andaluzas, si la presidenta de la Junta, Susana Díaz, ve margen para sacar partido de la situación.
A los dirigentes populares no les preocupa tanto la sentencia de ayer como el horizonte que se les echa encima, judicial y político, porque después del verano todo estará ya en campaña. Hay miedo a que el runrún de la corrupción, «que nos sigue matando», se mantenga vivo a medida que avancen los juicios de casos pendientes en los tribunales. «Papeles de Bárcenas», la rama valenciana y todas las piezas de la Púnica. Esto no es algo inmediato, porque con la Gürtel el PP lleva una década conviviendo desde que se conocieron las primeras denuncias que destaparon la trama y activaron las investigaciones policiales. Y quedan años para que termine todo el proceso judicial. Pero aunque sea pasado, y se hayan celebrado ya muchas elecciones, dentro del PP discuten su mantra oficial de que la corrupción ya está amortizada. Son los dirigentes regionales y provinciales los que aseguran que si la corrupción está en la agenda, «no hay manera de remontar».
Y aunque descarten, igual que la dirección nacional, que Albert Rivera pueda votar en estos momentos una moción de censura de la izquierda en contra de Rajoy, también comparten la inquietud ante la estrategia de Ciudadanos «de intentar que nos cozamos lentamente en el desgaste para dar el salto final».
En ello estan, lógicamente, en la formación naranja, mientras que en el PP esperan una reacción política del Gobierno y un cambio en la agenda a partir de septiembre para incluir en ella cuestiones que vayan a favor del partido y no en contra. Las prisas porque haya una reacción intensa contrastan con la política de aguantar los tiempos en la que sigue embarcado Rajoy. Los suyos reconocen que su estrategia siempre ha sido acertada «hasta ahora», pero que no deben perder de vista el factor extraordinario que supone que la competición con Rivera sea hoy más fuerte y reñida que la de hace cuatro años. Rajoy tendrá que tirar con la carga a cuestas del pesimismo de su partido, pero con la ventaja de que aun en las malas, nadie le va a discutir nada, al menos hasta las autonómicas.
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