Política

El previsible Sánchez

El previsible Sánchez
El previsible Sánchezlarazon

Durante años, para referirse a Mariano Rajoy, el calificativo más usado por los suyos ha sido el de alguien “previsible”. Con ello intentaban transmitir seguridad y confianza en que no se tomarían decisiones alocadas ni improvisadas. Sin embargo, ser previsible no es exactamente eso.

Parece que Podemos anda desconcertado con la actitud de Moncloa de cara a septiembre porque no se han producido contactos. Algunos de sus dirigentes comentan off the record que empiezan a encontrar similitudes entre la estrategia a la investidura de junio y ahora.

Los morados han decidido guardar silencio desde julio. En principio porque, ante la opinión pública, Pedro Sánchez fue el responsable del fracaso en la investidura, en segundo lugar, porque prefieren esperar a que la dirección socialista contacte con ellos para empezar a emitir mensajes.

Cosa bien distinta es lo que está haciendo el gobierno. Las apariciones frecuentes de Carmen Calvo, Ábalos y el propio Sánchez están teniendo como líneas de intervención el ataque a los podemistas y una continua batería de propuestas con un carácter más electoral que de gobierno, como por ejemplo la de llevar las instituciones del Estado a la España rural y despoblada. Todo ello hace que Iglesias empiece a sospechar que lo que quiere el presidente es repetir las elecciones.

A estas alturas, nadie debería dudar de ello, Sánchez es muy previsible. Cuando, en una tarde, Sánchez pasó de ser el futuro portavoz parlamentario a futuro secretario general del PSOE, algunos de los protagonistas de aquella velada, aunque fueron avisados de lo que ocurriría con ellos, no lo creyeron.

Cuando, tiempo después, con solo 84 diputados y siendo segunda fuerza política por los pelos, intentó conformar una mayoría parlamentaria apoyada por independentistas, muchos tampoco lo creyeron.

Lo mismo podría decirse de que se presentase a las elecciones primarias, con todas las estructuras del PSOE y el grupo PRISA, en ese momento, en contra, o de la moción de censura al PP, en la que consiguió que la alianza con los independentistas, que le costó en su día la secretaría general, fuese apoyada por la mayoría.

Convocó elecciones justo cuando las encuestas le auguraban buenos resultados, como indicaban los que entienden la lógica del presidente. En este momento, está convencido de que lo mejor es ir a elecciones, y las habrá con mucha probabilidad, a no ser que se produzca un allanamiento de los morados en sus pretensiones de poder, cuestión que parece improbable a día de hoy.

No es algo improvisado, muy al contrario, está absolutamente meditado y preparado desde que acabó el recuento del 28A, a Pedro Sánchez le mueve el poder, por eso es previsible.

Si las encuestas aciertan, cosa que genera muchas dudas, el escenario no sería muy diferente al actual, parece que seguiría siendo necesario el apoyo de un Iglesias aún más debilitado. Aunque, es probable, que Sánchez esté esperando un duro castigo electoral de Ciudadanos para ablandar las ínfulas de Rivera.

Y si después siguen sin salir los números, pues otras elecciones, ¡no hay dos sin tres!