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El PSOE contiene su malestar por la súbita marcha del andaluz
Una cosa es lo que se dice y otra lo que se piensa en el PSOE sobre la súbita marcha de José Antonio Griñán. Ante los micrófonos, todo son parabienes, elogios y lisonjas. En privado y bajo el anonimato, la cosa cambia. Hay reproches: que si «no era el mejor momento»; que si «deja a la dirección federal en mal lugar»; que si «lo podía haber pensado mejor antes de presentarse a las elecciones»; que si «el proceso de entronización de Susana Díaz no ha sido más que otra de las componendas y apaños del socialismo andaluz para evitar una primarias abiertas»; que si «el momento elegido da lugar a múltiples lecturas»... Comentarios en Madrid para todos los gustos y colores y desde todos los frentes del socialismo, que sólo convergen al destacar la «integridad de un hombre que ha dado todo por su vocación de servicio público» y que abandona, eso sí, la primera línea tras dejar su federación más fuerte y unida que nunca en torno a un liderazgo renovado, el de Susana Díaz.
Es precisamente el nombre, pero sobre todo el poder orgánico que atesora la próxima presidenta de Andalucía, el que inquieta sobremanera en la sede de Ferraz. Díaz ha demostrado, sin duda, un liderazgo orgánico en la federación más numerosa e influyente del PSOE que para sí quisieran muchos de los secretarios generales de otras federaciones. Y pocos dudan de que su inmensa capacidad política le ha permitido crecer también en los institucional desde la Consejería de Presidencia en los últimos meses. Cuando sea investida presidenta, seguirá su evolución al alza, sin duda, poque es «lista y un animal político de los muchos que ha dado el socialismo andaluz», asegura un miembro de la dirección federal. Y es la administración de esa fuerza territorial y orgánica lo que preocupa en Ferraz. No en vano Griñán ha proporcionado a Rubalcaba en los últimos meses el oxígeno que querían retirarle algunos barones. Y aunque el andaluz seguirá, de momento, de secretario general del PSOE-A, todo el mundo sabe que quien ha conseguido pacificar los territorios andaluces más hostiles y quien controla con puño de hierro la federación es Susana Díaz. Todos los ojos están puestos en ella, en especial los de Rubalcaba, cuyo tiempo a medida que se acerca la Conferencia Política de noviembre «se agota», según palabras de uno de los barones del PSOE. De Andalucía, de Griñán, pero sobre todo de Susana Díaz, dependerá si los socialistas irán en 2014 a unas primarias abiertas o a un congreso extraordinario, que es la opción que siempre ha interesado a la federación más influyente del PSOE. En uno y otro caso, Andalucía tendrá mucho que decir.
De momento, ya se especula con la posibilidad de que Mario Jiménez ocupe más pronto que tarde, como Griñán, un escaño en el Senado. Andalucía avanza posiciones y quiere más presencia que la que le dieron unas listas electorales –las confeccionadas en 2011– que no tuvieron en cuenta la implantación territorial de sus integrantes.
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