Gobierno de España
Entre la economía y la unidad nacional
Los éxitos en economía y empleo y en Cataluña se traducirán en rendimiento electoral. Se trata de una carrera de fondo que Rajoy ya está ganando. En la encuesta de NC Report para LA RAZÓN del pasado 10 de julio el PP alcanzaba el 34,2% del voto, superando en 1,2 puntos sus resultados de las elecciones generales del 26 de junio del año 2016.
La economía determina de un modo importante los resultados electorales. Un empeoramiento en las condiciones de vida de los españoles ha acabado por dos veces en nuestra reciente historia con gobiernos socialistas. El deterioro económico y social de los españoles fue la principal razón de las derrotas electorales del PSOE en 1996 y 2011, a consecuencia de las crisis económicas iniciadas en los años 1993 y 2008, respectivamente.
Hoy España se enfrena a tres gran retos; la recuperación de la crisis, la unidad nacional y la corrupción. Prácticamente tres cuartas partes de los ciudadanos coinciden en mostrar su preocupación por el paro y un porcentaje incluso superior está comprometido con la unidad de España. Sin embargo los partidos minoritarios de la oposición intentan centrar el debate en la corrupción, que preocupa, sumada al fraude, al 49,1% de los españoles, según el último CIS, y han logrado arrastrar al PSOE a su lado. El Partido Socialista no es consciente del riesgo que sumarse a este debate le acarrea, pues se le escapa que el objetivo a derribar es el bipartidismo, del que forma parte el propio PSOE.
Sin embargo el Gobierno sí cuenta con la iniciativa en la economía y por ende en el empleo, así como también en hacer fracasar la asonada que los sediciosos preparan este verano y otoño en Cataluña.
Es objetiva y cuantificable la mejora en la economía y en el empleo. No tenemos más que consultar el último CIS, el correspondiente al mes de junio de este año (núm. 3.179) y compararlo que el de junio de 2016 (núm. 3.142). En estos meses de gobierno de Rajoy los españoles que calificaban la situación económica del país como mala o muy mala han pasado del 67,9% al 55,8%. Los que consideran que la situación económica es peor que la del año anterior bajan del 30,8% al 22,5% y los que opinan que a una año vista será peor se reducen del 21,7% al 16,1%.
En estos dos estudios del CIS se guarda una clave fundamental para poder pronosticar un nuevo triunfo electoral para Rajoy en el horizonte de 2019/2020. Se trata de la respuesta a la pregunta de si dentro de un año la situación económica de España será mejor. Hemos pasado de un 19,6% de junio de 2016 a un 23,8% actual. Rajoy recibió el 33,0% del voto válido el 26-J, que supone el 21,7% sobre el total del censo. Este porcentaje es muy similar al 19,6% que manifestaba su optimismo por la marcha de la economía en el mismo mes de las elecciones generales del pasado año. Por lo que podemos establecer una correlación directa entre percepción de la marcha de la economía y el potencial electoral de Rajoy. Con un 23,8% de españoles que dice en el CIS de junio que la economía mejorará a un año vista, mediante una sencilla regla de tres podemos elevar la expectativa de voto válido popular al 37% en unas hipotéticas elecciones en 2019 ó 2020. Traducido a escaños serían 160 diputados. Quedaría a 16 de la mayoría absoluta.
El otro frente abierto es el separatista, que desde 2012 preocupa y ocupa al Presidente Rajoy. La estrategia de contención desarrollada por la Moncloa irrita a los independentistas que esperaban una respuesta torpe del Estado a sus provocaciones. Los que subestimaron la inteligencia de Rajoy se enfrentan al fracaso. No obstante el Presidente es consciente de que entramos en la fase final del choque y que en las próximas semanas deberá tomar decisiones de calado histórico que marcarán su mandato. Debe enfrentarse a la mayor sedición organizada en España desde los años treinta del pasado siglo. El golpe que el Estado asestará a los sediciosos deberá ser de tal magnitud que liquidará la intentona independentista y creará las condiciones para que en el futuro las competencias en educación y lengua no sean un vivero de futuros separatistas. Si el principal partido de la oposición sigue ausente de los dos grandes debates nacionales; crecimiento económico y unidad nacional, sus votantes tendrán que buscar otra alternativa para confiar su voto en las elecciones generales de 2019 ó 2020, y Rajoy tiene mucho que ganar.
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