ETA esconde a su dirección en zonas muy pobladas de la periferia de París

La «dirección» de ETA ha escogido los alrededores de París, zonas muy pobladas en las que personas no francesas pueden pasar inadvertidas, para esconderse en «pisos de seguridad» durante las próximas semanas, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN.

La «dirección» de ETA ha escogido los alrededores de París, zonas muy pobladas en las que personas no francesas pueden pasar inadvertidas, para esconderse en «pisos de seguridad» durante las próximas semanas, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN. El fracaso del intento negociador que la banda había montado en Noruega, gracias a la firmeza de los Gobiernos de España y Francia, ha obligado a sus cabecillas (en concreto, a los del «aparato político», David Pla e Irache Sorzábal) a volver a la clandestinidad en suelo galo. Los jefes etarras saben que las Fuerzas de Seguridad tienen como objetivo prioritario la detención de estos dos individuos, así como la del responsable del «aparato logístico-militar», Iñaki Reta Frutos. La situación para los miembros de la banda desde que anunciaran, a bombo y platillo, en octubre de 2011 el «cese definitivo» de sus actividades, ha cambiado mucho. Las expectativas que se generaron entonces se han ido desplomando como un castillo de naipes: no ha habido desarme ni disolución de la organización criminal; no se ha pedido perdón a las víctimas, salvo a las llamadas «colaterales» (a las que, por ejemplo, robaron un coche para cometer un gran atentado); la actividad logística ha continuado con la sustracción de automóviles (previa destrucción del que habían robado antes) y han logrado falsificar el DNI electrónico español, lo que ha supuesto un trabajo de meses del correspondiente «sub-aparato» de la banda.

Este dato, que se conoció tras las últimas detenciones en Francia, encendió las luces de alarma de los expertos, que se preguntaban «para qué empleaba ETA medios y expertos en una labor tan compleja si, al final, lo que iban a hacer era desarmarse y convertirse, según ellos, en "agentes políticos"»: Algo así como el famoso primo del anuncio de los zumos, que está siempre detrás, con su capacidad de fuerza y amenaza por si el camino hacia la independencia y el socialismo no se cumple.

Precisamente, el último comunicado, que está siendo analizado por las Fuerzas de Seguridad españolas y francesas con el fin de elevar a sus superiores los preceptivos informes, terminaba con la invocación a la consecución de estos dos fines, a los que nunca ha renunciado ETA. Tal y como adelantó LA RAZÓN, el fracaso de la «vía noruega» había obligado a ETA a montar sobre la marcha un «debate exprés» con el fin de decidir los pasos a seguir. Se habían creado muchas expectativas, en especial entre los presos, como para intentar dejar ahora las cosas como están «hasta que se nos ocurra qué hacer». En el último comunicado, la banda confirmaba lo adelantado por este periódico. Se trataba de que Francia facilitara, de algún modo, un espacio para que continuaran las maniobras, que se han demostrado sinsentido, con el fin de buscar nuevos «mediadores» que intentaran convencer a los gobiernos de Madrid y París para que negociaran: «ETA ha informado de su compromiso al Gobierno francés también y ha hecho propuestas y ofertas concretas y valientes para alimentar la posibilidad de un proceso de resolución del conflicto. El Gobierno francés, aunque ha reconocido la fortaleza de las propuestas de ETA, ha decidido alinearse con la cerrazón del Gobierno de España», subrayaba la proclama de los terroristas.

Consecuencias terroristas

Los expertos evalúan en estos días cuál puede ser el alcance que ETA va a dar a su reacción por el fracaso Noruego. «Si anunció consecuencias negativas es porque va a haber consecuencias y cuando se trata de terroristas hay que ponerse en la peor de las hipótesis», agregaron.

LA RAZÓN adelantó días pasados que la opción de un robo de armas y explosivos, que se podría producir en Francia (o en otro país limítrofe, incluido España) entra dentro de la «lógica» de los terroristas, que se mantienen armados. Podrían argumentar, con su habitual cinismo, que se había tratado de una «justa respuesta» ante la «cerrazón» de los estados y la política penitenciaria que se sigue con sus presos. No se puede descartar que, presionados por los sectores más radicales, decidan cometer atentados. A este respecto, recuerdan (expertos policiales franceses lo subrayaban en un reciente juicio celebrado en París) que a la banda le quedan, guardados en zulos, suficientes armas y explosivos como para cometer numerosos atentados, si es que llegan a tomar una decisión de este tipo. Además, disponen de una «reserva especial», integrada por unos 10 individuos, con la suficiente experiencia (ya que algunos de ellos han cometido numerosos atentados), para perpetrar una acción criminal en cualquier momento, cuando los cabecillas así lo decidan.

Con respecto a la «dirección», se sabe que además de Sorzábal, Pla y Reta, la conforman otros dos miembros (cinco suele ser la cifra habitual en los últimos tiempos, impar siempre, para evitar empates) cuya identidad se desconoce con seguridad aunque existen sospechas de quiénes pueden ser. En este casi año y medio desde que ETA anunciara el «cese definitivo», la banda se ha vuelto más clandestina, si cabe, y trata de proteger de las investigaciones policiales a los militantes que están operativos y a los zulos en los que esconden las armas y explosivos. Todo lo que han hecho desde entonces va en el sentido contrario a lo que debería llevar a cabo una organización que quiere dejar de existir. Uno de los últimos capítulos de la «gran mentira» montada por los terroristas ha sido la de escenificar la ruptura con los «mariachis» (con el debido respeto a los músicos mexicanos) que el abogado, experto en «conflictos» y cobros de sustanciosas minutas, el sudafricano Brian Currin, había montado con «mediadores», «verificadores», «conseguidores» y demás especies similares.