Investidura

Feijóo examina su plan político frente a la «indignidad»

El candidato popular repartirá su tiempo entre presentar su programa de gobierno y censurar el pacto de Sánchez con Puigdemont. Sentará las bases de su campaña de movilización contra la amnistía

El líder del PP, Alberto Núñez-Feijóo
El líder del PP, Alberto Núñez-FeijóoTarekPP

Alberto Núñez Feijóo se presentará esta mañana como candidato a la investidura con un programa de gobierno, como obliga el trámite parlamentario al que se enfrenta, pero el contexto político tan excepcional en el que se celebra esta sesión parlamentaria lleva a que el líder popular oriente también su discurso a hacer una prolija disertación de las razones por las que Pedro Sánchez puede llegar a ser presidente del Gobierno, y él no, pese a ser el candidato de la lista más votada.

Fuentes de su círculo más cercano anticipaban anoche que Feijóo explicará hoy lo que haría si le dejaran formar gobierno, pero también lo que no hará porque «preferimos oposición y dignidad que Gobierno e indecencia».

Las mismas fuentes aclaraban que lo que diga hoy el candidato popular servirá también para el día después de que este viernes termine la sesión de investidura y se confirme que no sale adelante por falta de cuatro escaños.

«El PSOE ha pasado de defender la igualdad de clases a que se concedan privilegios a la burguesía política catalana», y en el discurso Feijóo sentará las bases de las razones por las que esta investidura, fallida, salvo sorpresa, marca un punto de inflexión para el PP, que dice sentirse conminado a activar un amplio plan de movilización en las instituciones y en la calle para sostener su oposición al previsible acuerdo de Moncloa con el ex presidente de la Generalitat, pendiente de rendir cuentas ante la Justicia española.

Pero a Feijóo se le examinará también por el plan político que presente a la Cámara, y que en su partido esperan que no se quede solo en una censura a la negociación del PSOE con el soberanismo. Los dirigentes territoriales volverán a Madrid para arroparle, como ya hicieron el pasado domingo en el acto que el PP celebró en la madrileña plaza de Felipe II. Y Feijóo hablará de principios y de valores, de Constitución, de ética. Se comprometerá con la libertad y con la igualdad en las aulas, por ejemplo, desde la garantía de que no habrá imposiciones ni adoctrinamiento en la enseñanza. En el capítulo educativo, el candidato popular también anunciará que firmará contratos-programa con todas las comunidades para garantizar la igualdad de oportunidades. O que impulsará un plan de tutorías para dar apoyo individualizado a los alumnos que lo precisen, además de buscar una ley educativa fruto del consenso, que no cambie cuando cambie el Gobierno.

Los seis pactos de Estado, que ya ofreció al PSOE tras el 23J, volverán a ser su carta de presentación, pero esta investidura, aunque fallida, es un reto también para el PP ya que esperan que su líder delimite con claridad un camino de oposición, salvo que se repitan las elecciones, en el que el partido tenga un plan político que vaya más allá del mantra de derogar el sanchismo.

En esta sesión de investidura el PP está atado a la necesidad de que Vox mantenga su palabra y dé gratis sus votos al candidato popular, aunque no sumen para superar el trámite parlamentario.

Por eso no tiene margen para activar otra tarea pendiente, según el PP, y es la que que tiene que ver con la definición estratégica de cuál va a ser definitivamente su relación con el partido de Santiago Abascal. Aunque no lo expresen, o lo hagan con muchos matices, en el partido tienen ya interiorizada la idea de que tienen muy difícil volver otra ver al gobierno mientras Vox siga entrando en la ecuación. Y, por un lado, el tema territorial y las negociaciones de Sánchez con Puigdemont son un marco favorable para Vox, que siempre gana en el debate territorial, pero, al mismo tiempo, Feijóo tiene que encontrar el punto de centralidad que en su confrontación con Sánchez le acerque a ese millón de votantes de centro-izquierda, que no siempre apoyan al PSOE, y que en la anterior campaña tuvieron la tentación de inclinarse del lado del PP. Hasta que les pudo más el miedo a Vox que el malestar con las alianzas de esta pasada legislatura por las alianzas de Sánchez con Bildu y ERC.

La investidura de hoy es también la puesta de largo de la decisión de Feijóo, despejadas por completo las dudas, de asumir el liderazgo de la oposición si no hay repetición electoral. Esto le exigirá una actualización en su mensaje, en su política y estrategia, y hasta en su equipo.

Pero antes de llegar ahí, retos que tendrán que sustanciarse en un Congreso del PP, Feijóo hoy se presentará ante el Parlamento como la alternativa para todos los españoles que rechazan la negociación con el soberanismo o que la constitución de un nuevo Gobierno de coalición exija pagar el precio de que por una decisión política se anulen procedimientos judiciales que afectan a la parte que tiene que dar sus votos a Pedro Sánchez para mantenerse en el poder.

El viernes, cuando la presidenta del Congreso, Francina Armengol, comunique el resultado de la votación al Rey Felipe VI, y confirme la previsible investidura fallida del líder popular, tanto en el lado socialista como en el del PP empezará un nueva etapa dentro del marco que abrieron las elecciones generales.

Moncloa está activa en estas últimas horas para instalar la sensación de que el pacto de investidura de Pedro Sánchez está a falta de ser rematado, con la intención de quitar más sentido a la investidura de Feijóo.

Pero tampoco confirman en qué consiste ese supuesto acuerdo porque no quieren darle bazas al candidato popular, que este domingo ya anticipó su decisión de levantarse en armas, utilizando todas las fortalezas de su partido, que ha ganado en las urnas, contra la amnistía. El día 8 Feijóo estará en la manifestación convocada en Barcelona y a partir de la semana que viene activará todos los instrumentos institucionales para hacer frente al acuerdo de Sánchez con Puigdemont. No puede frenarlo, pero se atisba una legislatura muy dura, si no hay urnas.