Francia
Francia descubre la pistola del doble asesinato de Capbreton
Estaba en un zulo localizado en 2009 en un operativo en el que se desmanteló la red de escondites de armas
Una de las nuevas pruebas que serán aportadas al juicio que se va a celebrar en París el próximo mes de abril por el asesinato, en diciembre de 2007, de dos guardias civiles en Capbreton, es la pistola que fue utilizada en los crímenes, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, que se investigó en Francia.
El arma fue incautada en agosto de 2009 en uno de los zulos que fueron levantados durante la llamada «operación Milou», en la que fue desarticulada la red de escondites de armas y explosivos que tenía entonces ETA y detenidos sus responsables: Aitzol Echaburu, que era el jefe; Andoni Sarasola y Alberto Machain.
En concreto, el arma fue hallada en el zulo que fue levantado en la localidad de Cabrerolles, en el que, además de otra pistola, fueron encontrados, entre otros materiales, 184 kilos de nitrato sódico, 124 detonadores, un subfusil Uzi y un cargador con el anagrama de ETA, cuatro kilogramos de pentrita, 50 metros de cordón detonante, 250 gramos de sodio, ocho placas de matrículas vírgenes; dos scaners para escuchar las emisoras de las Fuerzas de Seguridad, y, lo que resultó llamativo para los investigadores, una prensa para recargar munición, pólvora y 83 vainas de munición percutidas y preparadas para ser recargadas.
Se desconocen las razones por las que, hasta ahora, no se han conocido las pruebas de balística que, preceptivamente, se realizan a todas las armas que se incautan, pero lo que está confirmado es que una de las pistolas halladas en el citado zulo fue la utilizada, el 1 de diciembre de 2007, para asesinar a los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero en la cafetería Les Ecureils, de Capbreton, en la región francesa de Las Landas.
Como autores materiales de los crímenes están procesados Mikel Cerrera, «Ata», Saioa Sánchez Iturregui y Asier Bengoa. También figuran encartados en esta causa los cabecillas Garikoitz Aspiazu Rubina, «Txeroki», Ibon Gogeascoechea Arronategi, «Emil», e Irache Sorzabal, «Ezpela.
Ésta última, actual responsable del «aparato político» de la banda, es la única que permanece en libertad.
Los guardias civiles asesinados eran parte de un dispositivo formado por otros agentes del Cuerpo y varios de los Renseignements Generaux (servicios de información), cuyo objetivo era, precisamente, localizar a miembros de ETA en la zona. Centeno y Trapero entraron en la cafetería cuando ya se encontraba en su interior «Ata», acompañado de Sánchez , «Hintza», y Bengoa «Pagadi».
Los etarras sospecharon desde el primer momento que se trataba de agentes españoles y atentaron contra ellos.
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