Caso Imelsa
Imelsa-Divalterra, la empresa pública que ha costado el puesto a los dos últimos presidentes de la Diputación de Valencia
Divalterra ya ha vivido varias polémicas políticas en estos tres años de legislatura, como la que desembocó en la dimisión de su gerente, el socialista Víctor Sahuquillo
Divalterra ya ha vivido varias polémicas políticas en estos tres años de legislatura, como la que desembocó en la dimisión de su gerente, el socialista Víctor Sahuquillo.
La empresa pública dependiente de la Diputación de Valencia Divalterra, antes llamada Imelsa, arrastra en los últimos años y bajo mandatos políticos diferentes una historia judicial que la ha mantenido en el punto de mira.
Así, este organismo, con competencias en gestión forestal, se ha visto implicado en varios asuntos en los tribunales, desde las presuntas prácticas irregulares para financiar al PP valenciano confesadas por el exgerente Marcos Benavent --el autodenominado 'yonqui del dinero'-- hasta la detención hoy del presidente de la corporación provincial, el socialista Jorge Rodríguez, por contratos de alta dirección que se están investigando. Y todo ello, pasando por la polémica dimisión de otro exgerente, el socialista Víctor Sahuquillo, tras un informe de un auditor que apuntaba a gastos en gin-tonics apuntados como dietas.
El origen del denominado caso Imelsa se remonta al año 2014, cuando Fiscalía Anticorrupción abrió una investigación a raíz de una denuncia de EUPV en la que se aludía a una presunta trama de corrupción en la empresa. En concreto, se acusaba a Marcos Benavent de crear una empresa pantalla que facturaba a otras cinco mercantiles que a su vez cobraban a Imelsa por trabajos que presumiblemente no se realizaban. De ahí se habrían desviado diferentes comisiones, perjudicando a las arcas públicas.
Las diligencias abiertas dieron como resultado que en enero de 2016 se desarrollara una operación anticorrupción que sacudía de lleno al PP con la detención de 24 personas, entre ellas, el expresidente de la Diputación y del PP de Valencia y exalcalde de Xàtiva, Alfonso Rus; la exconcejala de Cultura del Ayuntamiento de València María José Alcón, recientemente fallecida; el exdiputado del PP en las Corts y ex secretario autonómico de Deporte David Serra; y el ex secretario autonómico de Educación Máximo Caturla.
Uno de los episodios más conocidos de esta supuesta trama son las grabaciones que se hicieron públicas en las que presuntamente se puede escuchar a Alfonso Rus contando billetes del cobro de comisiones, extremo que este siempre ha negado. En concreto, se oye como supuestamente dice: "Uno, dos, 2.000, 3.000... y 12.000 euros. Dos millones de pelas".
Una de las ramas de esta causa es el caso Taula, por el que están investigadas 50 personas, entre ellas nueve de los diez concejales del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de València. Se trata del 'pitufeo', el presunto delito de blanqueo de dinero para costear campañas electorales de los 'populares'.
Por otra parte, es llamativo que la diputada que denunció el caso Imelsa, actualmente vicepresidenta cuarta de la Diputación, Rosa Pérez Garijo, de EU, se encuentra investigada. La representante de Esquerra Unida ha mantenido que su citación como investigada fue "indignante", ya que fue ella quien denunció los hechos. "Es una maniobra de despiste para poner en la palestra nombres que no tocan", señaló cuando fue llamada a declarar por la Guardia Civil.
Ya en 2015, con el cambio político en las instituciones valencianas, un gobierno cuatripartito --integrado por PSPV, Compromís, València en Comú y EU-- llega a la Diputación de Valencia. Unos meses después, en 2016, la empresa pública anuncia el cambio de nombre e imagen para dejar de ser Imelsa y convertirse en Divalterra.
El objetivo, según se explicó entonces, era superar el "gran déficit de reputación corporativa"de Imelsa, cuya gestión investiga la justicia, y "comenzar una nueva etapa"en la que buscaba convertirse en "un referente de gestión pública eficiente".
Sin embargo, se da la circunstancia de que aquel cambio fue anunciado por los que eran gerentes de la entidad: el socialista Víctor Sahuquillo (PSPV), que acabó dimitiendo tras conocerse un informe de un auditor interno que cuestionaba fraccionamiento de contratos y la inclusión de bebidas alcohólicas, gin tonics, como dietas; y Agustina Brines, de Compromís, una de las personas contra las que este miércoles se ha dictado una orden de detención dentro de la 'operación Alquería'.
La historia 'negra' de esta empresa pública ha vivido hoy un nuevo acto con 'Alquería', la operación que coordina el Juzgado de Instrucción número 9 de València y en la que ha sido detenido el presidente de la Diputación de Valencia, alcalde de la localidad de Ontinyent y portavoz del PSPV, Jorge Rodríguez.
La causa se abrió por presuntos delitos de prevaricación administrativa y malversación de caudales públicos en mayo 2018 tras la denuncia interpuesta por la Fiscalía Anticorrupción de Valencia. Además de Rodríguez, se ha ordenado el arresto de otras cinco personas, todos empleados de la Diputación de Valencia, entre ellos el jefe de gabinete del presidente, Ricard Gallego.
Con el avance de la investigación se ha ido desenvolviendo una madeja que ha alumbrado una historia de billetes escondidos tras cuadros, amenazas, grabaciones escandalosas, traiciones y lealtades fracturadas que han acabado con un PP local dirigido por una gestora y la caída del imperio de intereses que Rus tejió en la provincia de Valencia.
Y para el imaginario colectivo quedará ya, para siempre, la imagen de Marcos Benavent llegando a los juzgados de Valencia con atuendo hippie, pose zen y el mantra inculpatorio de que se había convertido en un "yonqui del dinero".
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