El desafío independentista
Jordi el Breve
Jordi Sànchez ha durado un fin de semana de candidato a la presidencia de Generalitat. Exactamente el tiempo que ha tardado la CUP en negarse a aceptar su candidatura y anunciar su abstención. Y los anticapitalistas dijeron algo más: anunciaron que no habría ningún simbolismo más y que solo apoyarían en el Parlament las medidas destinadas a implantar de forma efectiva una república catalana independiente.
El juez Pablo Llarena no ha tenido ni siquiera que pronunciarse sobre si dejaba salir de prisión al líder de la ANC. Las bases de la CUP, con la abstención de sus cuatro diputados imponen una nueva aritmética pues JxCAT y ERC suman 66 votos, pero solo 64 son viables por la negativa del Supremo a que Puigdemont y Comín voten desde Bruselas. Y como la oposición suma 65, solo las renuncias a sus actas de los dos huidos darían mayoría a los independentistas, cosa que ayer el PDeCat daba por imposible.
Por su parte ERC ha jugado unos días con la situación. El viernes dijo que Sànchez no era su candidato, para cambiar al día siguiente –una vez que se conoció la decisión de la CUP- y condicionar su apoyo a que la CUP lo avalara. ¡Qué listos!
La CUP se cargó en su día a Mas y ahora hace lo propio con el candidato de Puigdemont. Se sienten fuertes –y lo son- para imponer sus condiciones a pesar de su escasa representación. Y si tienen dudas sobre esto último, no había más que escuchar ayer a Marta Pascal, coordinadora del PDeCAT, ofrecer otro candidato –eso sí, de JxCat- con tal de evitar nuevas elecciones. Y es que la candidatura de Jordi Sànchez -con acento al revés- ha sido breve. Ya ni Puigdemont controla a los suyos.
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