Cataluña

Josep Ramón Bosch: «El proceso no termina el 9-N: las posturas se van a radicalizar»

Josep Ramón Bosch
Josep Ramón Boschlarazon

No fue hasta hace unos meses que Josep Ramón Bosch, historiador y ex militante del PP, decidió formar parte de Sociedad Civil Catalana después de sufrir un «escrache» en la puerta de su casa. La formación representa a aquellos catalanes que no quieren separarse de España y que viven «silenciados por la propaganda de Mas». Afirma que la consulta no se va a celebrar el 9-N, pero sí que el desafío secesionista no ha hecho más que empezar: «2015 va a ser un año decisivo para la historia de Cataluña».

–Hace apenas dos días Mas dijo que seguiría adelante con la consulta, y ahora que el plazo para decidirlo termina el 15 de octubre. ¿A qué juegan?

–Mas está atrapado en esta obra de becerro que están representando de una forma bastante burda sin un guion claro. Creo que Mas está intentando aguantar y está pidiendo a los partidos que no evidencien la ruptura que se va a producir antes del 9 de noviembre, y por la que está intentando ganar tiempo y movilizar a la gente ante lo que será la gran decepción.

–¿Se refiere a ruptura política?

–Yo entiendo que Convergència no va a seguir adelante hasta el 9-N, porque no van a saltarse la vía constitucional, pero sí intentarán llegar hasta los límites legales para contentar a Esquerra Republicana. Por las conversaciones que he tenido con gente del partido, antes del 9-N va a haber una ruptura política.

–Usted afirma que Mas no se saltará la ley. ¿Qué pasará después?

–El proceso no termina el 9 de noviembre, empieza el 10 de noviembre. El desafío va a incrementarse porque al no poder votar las posturas se van a radicalizar.

–¿Cree que después del 9-N empezará la muerte política de Mas?

–Está demostrado que Mas es un superviviente político que hasta la fecha todo lo ha improvisado. Él ya ha pasado a la fama, está satisfecho siendo el primer presidente que firma un decreto de autodeterminación. A partir de ahí intentará no caer en el ridículo. Tanto el 9 de noviembre como después vamos a vivir momentos muy tensos para Cataluña y para España; puede ser que el mismo día de las plebiscitarias haya una doble urna y que en una la gente vote las autonómicas y en otra una especie de referéndum.

–¿Esquerra es quien manda?

–Totalmente. Y tiene una fecha clara que son las elecciones municipales de mayo. A partir de ahí, declaración unilateral de independencia. Ése es el «planning».

–La última encuesta del CEO arroja que el 71% de los catalanes está a favor de la independencia.

–Hay que tener en cuenta que esta encuesta depende de la Generalitat, son encuestas muy cocinadas y con planteamientos tramposos, con el escudo de la democracia defienden un derecho a la autodeterminación que no existe. Con este despliegue propagandístico nadie se atrave a oponerse al Gran Budha.

–La votación escocesa también ayuda.

–A comienzos del XVIII el Parlamento de Escocia pidió unirse a Inglaterra, son dos dispuestos distintos porque Cataluña no decidió unirse a España, sino que Cataluña siempre ha formado parte de España. Históricamente son planteamientos distintos. De todos modos creo que Cameron se equivocó al plantear la posibilidad de una secesión, por la que todos vamos a pagar.

–Este verano afirmó que Mas le había informado de que no se saltaría la ley. ¿Ha vuelto a tener conversaciones desde entonces?

– No. Sé que la cúpula de Convergència está convencida de que no se va a votar, sin embargo los que tienen un acceso menos directo a Mas confían en que el TC levante la suspensión, y están convencidos de que van a llegar a una candidatura de país en la que esta lista conjunta de personas por la independencia facilite un proceso de transición para poder volver a votar en 6 o 7 meses. Pero los que tienen más poder en Convergència entienden que es un proceso doloroso y difícil. Ni la situación económica es favorable ni la UE les va a respaldar para romper un Estado como el español, viejo y corrupto pero fuerte. Y ya hay informaciones en sectores financieros de que hay retirada de fondos.

–¿Cree que en el 9-N puede haber desobediencia civil?

–Esquerra ya ha dicho que habrá una huelga general si no se puede votar el 9-N y tiene fuerza para hacerlo. Las cartas están claras y boca arriba.

–¿Puede Cataluña volver a ser una nación unida?

–Va a ser muy difícil. Y no olvidemos que esto ha sido tolerado por una parte de la burguesía catalana, condes y grandes de España, que han pagado y publicitado periódicos independentistas y que han sonreído a este proceso. Van a pagar las consecuencias directas.

–¿A quién representa Sociedad Civil Catalana?

–A los catalanes que de forma distinta nos sentimos españoles. Hasta 2010, el 70% de los calatalanes se sentían españoles y ahora esto está dividido debido a la propaganda independentista. Aquí hay gente que se siente más catalán que español y al revés, pero todos tenemos un punto en común y es querer seguir perteneciendo a España.

–¿Este porcentaje tiene miedo a manifestarse en el día a día?

–Cataluña es una sociedad no violenta físicamente, pero sí verbalmente. Es una sociedad que intimida si no se pertenece a la tribu. La gente tiene miedo a ser políticamente incorrecta, porque mientras los independentistas braman, los no independentistas callan.

–¿Han recibido amenazas?

–Estamos empezando a recibirlas. A mi hija un grupo de descabezados la insultaron con gritos de fascista y nazi por ser mi hija, e intentaron acorralarla en una fiesta popular. Son unos cobardes y no les tenemos miedo, ya hemos dicho basta.

–¿Han recibido apoyo por parte del Gobierno Central?

–No lo hemos pedido ni lo vamos a hacer.

–Este fin de semana hemos visto cómo ANC organizaba una encuesta llamando a la puerta de los hogares catalanes para preguntar si votarán el 9-N.

–Me parece delirante, es un recorrido que hacen para saber quién está de su lado y quién no. Lo que es tremendo desde un punto de vista democrático. Es un censo de buenos y malos catalanes, y una violación desde cualquier punto de vista democrático. Es un claro desafío a romper nuestro país y nuestra convivencia, ya lo vivimos en el País Vasco. Aquí no nos matan pero nos quieren echar.