El desafío independentista
Junqueras fuerza a todo el Govern a leer un texto de adhesión a la consulta
El clima de desconfianza se extiende en el mundo secesionista: el líder de ERC quiere que todos los miembros de la Generalitat lean públicamente un manifiesto a favor de la consulta o, de lo contrario, cesen de sus cargos.
El clima de desconfianza se extiende en el mundo secesionista: el líder de ERC quiere que todos los miembros de la Generalitat lean públicamente un manifiesto a favor de la consulta o, de lo contrario, cesen de sus cargos
Semana trágica en el soberanismo que trasluce desconfianza entre los socios de Junts pel Sí, por un lado, y con la CUP, por otro. La tensión empezó con el fiasco de Puigdemont en su nuevo viaje a EEUU para reunirse con Jimmy Carter aunque lo cierto es que se reunió solamente con técnicos de la Fundación durante 25 minutos. Ayer mismmo el Centro Carter dijo sin ambages en un comunicado que el ex presidente «no se involucrará en el referéndum». La internacionalización del procés hacia aguas otra vez por la pugna entre Puigdemont y Mas que duplican agendas y fracasos –Harvard y Bruselas son los últimos ejemplos– que han puesto en pie de guerra a la CUP.
El lunes el PDECAT explicó su voluntad de votar diferente de ERC en el Parlament para marcar perfil propio. El martes se concoció el paripé de la Generalitat con su reunión con dos congresistas americanos que acabó en una noche de juerga, y las discrepancias afloraron de nuevo. Marta Robira, secretaria general de ERC, afirmó que el Govern preparaba una bolsa de parados para llevar adelante el referéndum de independencia. La vicepresidenta, Neus Munté, le contestó y la amonestó en directo recordando que de las actuaciones del gobierno solo habla el gobierno. Ese mismo día, Oriol Junqueras, llamó a la consellera de Governació, Meritxell Borrás, y le pidió que comprara 8.000 urnas para la consulta. Borrás del PDECAT le pidió la orden por escrito y la cosa estalló.
Puigdemont convocó de urgencia en el Palau a todos los actores independentistas para recuperar la unidad y superar la desconfianza. Su acción no parece que haya tenido éxito. Según ha podido saber LA RAZON, Junqueras tiene la intención de elaborar un manifiesto para que sea leído en público por todos los miembros del Gobierno catalán. La intención de Junqueras es que este manifiesto sea un compromiso personal de todos y cada uno de los consellers porque en ERC tienen la sensación de que el único objetivo de la antigua Convergencia es que Junqueras asuma todos los riesgos de la convocatoria y que sea el único inhabilitado.
El manifiesto-compromiso que Junqueras quiere que lean y asuman en público los consellers persigue este objetivo: que todos se mojen en la convocatoria y todos asuman los riesgos. No sirve solamente la firma de todos los miembros del Govern en la convocatoria. Junqueras ha planteado esta exigencia a Puigdemont para reclamar coraje y lealtad a todos los consejeros con la hoja de ruta del Govern. Un coraje y lealtad que también se reclamará a todos los diputados de Junts pel Si.
Tres son los consejeros en los que se fija ERC. Santi Vila, Cultura, Jordi Jané, Interior, y Meritxell Borrás, Gobernación, que ya se ha enfrentado con Junqueras. De hecho, el líder republicano pide el cese de los consellers que no sucriban este manifiesto y que se nieguen a leerlo de forma pública. Y estos tres consellers son los que más trabas están poniendo al proceso y son los que están en el punto de mira de esta iniciativa.
La desconfianza y la deslealtad se está extendiendo como una mancha de aceite en el mundo soberanista. Son conscientes que entran en un camino desconocido y no saben como afrontarlo por la presión del estado, pero no quieren afrontarlo porque no se fian de sus socios. La CUP presiona en la calle aumentando una kale borroca de baja intensidad que empezó con el escrache a la sede del PP y que ha continuado con ataques y pintadas a sedes del PSC y Ciudadanos, y un aumento de la tensión dialéctica en las redes sociales con el partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
En el PDECAT arrecia la guerra civil entre los partidarios de Artur Mas y los jóvenes dirigentes del partido situados altededor de Marta Pascal. Y en ERC, se cierran filas pensando en unas nuevas elecciones que lleven a Junqueras a la presidencia de la Generalitat, pero para llegar a este punto esperan el fracaso de la consulta y, sobre todo, a quien echar la culpa. Por eso, Junqueras plantea su prueba de fe a todos los consellers. Es la (pen)última tour de force en el separatismo catalán.
«No cansar a la gente»
En este mismo clima de desconfianza hay que enmarcar las declaraciones realizadas ayer por la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, y el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que pideron a ERC «discreción» para no dar una «sensación de olla de grillos» en el proceso independentista. En una entrevista concedida a Ràdio 4-RNE recogida por Efe, Pascal dijo que «la discreción nos irá bien en el proceso» aunque, en este sentido, no ofreció detalles de la reunión ayer en Palau de la Generalitat entre el presidente catalán, Carles Puigdemont, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y dirigentes de JxSí y la CUP, una cita en la que ella no estuvo presente. Pascal incidió en todo caso que no se hace «ningún favor a los ciudadanos aireando» detalles de la preparación del referéndum y remarcó la importancia de «no cansar a la gente». Tras las desavenencias entre la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y la consellera portavoz del Govern, Neus Munté, Pascal pidió que cada uno asuma su papel institucional.
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