Política

El desafío independentista

La dirección del PSC y los críticos redoblan el pulso por los escaños

Los díscolos se resisten a entregarlos y el partido les acusa de «intereses espurios»

Los tres diputados díscolos, el pasado jueves tras votar a favor de llevar la consulta al Congreso
Los tres diputados díscolos, el pasado jueves tras votar a favor de llevar la consulta al Congresolarazon

Tres diputados díscolos pendientes de ser expulsados del partido, otro que deja su escaño, bajas en el territorio, dos jóvenes promesas que abandonan la ejecutiva y un movimiento liderado por pesos pesados del gobierno de Pasqual Maragall que amaga con fundar una alternativa al PSC. Es el resultado del último paso del proceso soberanista hacia la consulta. Un paso en falso, pues la petición del Parlament para reclamar al Congreso la delegación de la competencia estatal que permita a Cataluña celebrar una consulta no prosperará. Tras el temporal desatado en el PSC, después de que tres diputados del sector catalanista, Joan Ignasi Elena, Marina Geli y Núria Ventura, rompieran la disciplina de voto, la tormenta arrecia.

La dirección del PSC volvió a reclamar a los tres díscolos que hagan el favor de entregar las actas de diputado. «Yo entregaría el acta antes de que me la pidieran por coherencia», insistió el portavoz parlamentario del PSC, Maurici Lucena. «Aunque en un futuro tengan mayoría en el partido, ahora no la tienen y lo han de aceptar», avisó. Tienen de plazo hasta el lunes. Si no lo hacen, Pere Navarro reiteró que remitirá el caso a la comisión de garantías del partido, que decidirá qué sanción impone a los disidentes por romper la disciplina de voto e incumplir el acuerdo del consejo nacional del partido.

Navarro cede la responsabilidad de expulsar a los críticos a la comisión de garantías del partido. Pero por muy serio que fue el tono con el que hablaron el primer secretario del PSC y Lucena, los críticos ven «inimaginable» su expulsión. Los tres hablaron ayer y los tres insistieron en que no piensan entregar el acta de diputado. Elena reprochó a la dirección que es un «error» ver su decisión como «la de tres personas aisladas». Porque el debate no es que tres diputados, a la brava, han decidido votar una cosa diferente por intereses personales, sino un debate de fondo, si el PSC quiere perder pesos –pasar de tercera a cuarta fuerza política en el Parlament–, a cambio de estar más cohesionado. Para muestra expusieron las dos dimisiones en la ejecutiva –Laia Bonet y Rocío Martínez-Sampere– y la gente que vota cosas diferentes a la dirección en el territorio. Además, están pesos pesados de los gobiernos de Pasqual Maragall y José Montilla, como el ex conseller de Economía, Antoni Castells que apuesta por construir un gran proyecto político progresista y de obediencia catalana en el que se integre el PSC. O Ernest Maragall con su nuevo proyecto político. A través de un manifiesto reclaman el referéndum y que no expulsen a los díscolos.

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