Gobierno de España
La España del futuro
Artículo del presidente del PP. El congreso que hoy comienza supone para el Partido Popular la culminación de un proceso de apertura a la sociedad española que ha durado cuatro décadas y, al mismo tiempo, un compromiso con esa misma sociedad para hacer más cosas y hacerlas mejor
La historia del Partido Popular es la historia de un éxito: cuatro décadas después de su fundación, sus servicios a nuestra democracia son evidentes y sus siglas merecen la confianza de millones de españoles. Que esa historia sea un éxito, sin embargo, no significa que haya sido siempre fácil. En concreto, el Partido Popular ha conocido sus mejores momentos cuando ha sabido seducir a nuestros compatriotas con la lealtad a los principios y valores que nos unen, con una gestión eficaz de lo público y, ante todo, con un proyecto estimulante de futuro para España.
Hoy, al comenzar el 18º Congreso del Partido Popular, los militantes y simpatizantes del partido más votado de España no estarán sino concluyendo un largo trabajo de apertura a la sociedad española para recabar su sentir y redefinir ese proyecto de futuro que, a modo de compromiso, ofrecemos a los españoles. Ciertamente, en el congreso también renovaremos nuestras estructuras internas y ajustaremos nuestros principios y valores, no para cambiarlos sino para ahondar en ellos y exponerlos de la manera más atractiva a la opinión pública. Sin embargo, como el propio lema del congreso indica –«¡España, adelante!»–, nuestra principal preocupación reside en los retos de futuro a los que, como país, debemos dar respuesta.
Sin duda, nuestra manera de afrontar estos desafíos puede inferirse de nuestros propios valores. En primer lugar, somos un partido comprometido con la unidad de España, con la soberanía nacional, con la igualdad de los españoles y la solidaridad que nos une. Por tanto, en un momento en que –de modo tan antidemocrático como anacrónico– algunos dirigentes de Cataluña buscan aislarse de España y de Europa, nuestro partido ha de dar la respuesta que los españoles, incluidos la mayoría de los catalanes, esperan de nosotros. En segundo lugar, debemos reforzar el crecimiento económico y la creación de empleo. No en vano, el mérito de la sociedad española en estos años es asombroso: tras heredar la peor crisis que hemos conocido en nuestras vidas, hoy España lidera el crecimiento y la creación de empleo en Europa. Sin embargo, el reto dista de estar cumplido, y el objetivo prioritario de mi partido no puede ser otro que éste: extender la recuperación hasta que sea una realidad palpable entre todas las familias de España.
El crecimiento y el empleo nos han de servir para un propósito que también emana de nuestros principios y valores referidos a la dignidad y la libertad de las personas. Me refiero, concretamente, a la consolidación de las políticas de bienestar sobre las que gravita el gran consenso español y europeo. Esta dimensión social es un mandato tanto ético como político: que ningún español se quede atrás. Y, para ello, no sólo debemos situar en el centro la educación como motor de oportunidades para nuestros jóvenes, sino tomar medidas para garantizar esa prenda de justicia que son las pensiones de nuestros mayores, máxime ante el preocupante reto demográfico que afrontamos como sociedad.
Pero, si de futuro hablamos, son otras las cuestiones a las que debemos hacer frente ya en el presente. Y sobre ellas debe pronunciarse la política de calidad. Hablo, por ejemplo, de la necesidad de garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos en tiempos –como es sabido– de amenaza del terrorismo islamista. Hablo, como no podía ser de otra manera, de restañar la ejemplaridad de nuestras instituciones democráticas. De acometer la transformación digital –seña de identidad de nuestra época– con vocación de que España no sea una mera espectadora, sino que figure a su vanguardia. De asegurar una igualdad efectiva y real entre hombres y mujeres. Y, por supuesto, hablo también de nuestra vocación de liderar los debates que dan forma a la Europa por venir.
Contamos con algunas fortalezas no menores. España ha resistido la ola –aparentemente imparable– del populismo. Tenemos la autoestima fortalecida por haber dado la espalda a la crisis para afrontar la recuperación. Tenemos una estabilidad reconocida globalmente. Es, por tanto, el momento de encarar el futuro –ese mismo futuro que nos hemos ganado– con humildad y con realismo, sin duda, pero también con ganas, con ambición y con ilusión. Y el Partido Popular, que tan útil ha sido a los españoles a la hora de ofrecerles mejores perspectivas, quiere participar de lleno en esa ilusión conjunta.
Como saben los lectores de este diario, milito en el Partido Popular desde su fundación. Este partido me ha dado mucho y yo he procurado darle también lo mejor de mí mismo. Y si es un honor ser su presidente, llevo a gala haber sido el militante de base que pegaba carteles electorales en nuestra Transición democrática. Al presentar de nuevo mi candidatura a la presidencia, me impulsa el convencimiento de que –como siempre– contaré con el respaldo de una militancia excepcional y un equipo directivo tan competente como identificado con nuestras ideas y valores. Creo que la ejecutoria del Partido Popular en estos años ha sido francamente positiva para España y para los españoles, y que ese trabajo no ha terminado todavía. Podemos hacer más cosas y podemos hacerlas mejor. Tras el congreso, me comprometo a poner todo mi esfuerzo y toda mi responsabilidad al servicio de mi país, de mi partido y de mis conciudadanos. Porque delinear la España del futuro es una labor que a todos nos atañe.
Mariano Rajoy
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