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La eurozona, con la mirada puesta en las elecciones alemanas y en los tipos

La Razón
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BRUSELAS- La zona euro comienza su curso político en septiembre aliviada por su salida de la recesión y el sorprendente empuje de sus tradicionales motores: Alemania y Francia. A pesar de esto, la recuperación económica que están viviendo los estados del euro que comparten el euro sigue siendo débil y sujeta a numerosos interrogantes y esta incertidumbre condicionará la agenda política este otoño.

La gran primera cita europea son los próximos comicios que se celebran en Alemania. El buen dato registrado por parte de la economía germana en el segundo trimestre del año supone un buen espaldarazo para Angela Merkel, que tiene casi asegurado su puesto en la cancillería europea.

Otro de los puntos calientes pasa por el Banco Central Europeo. Los mercados siguen esperando a Mario Draghi y sus promesas de volver a bajar los tipos de interés si así lo demanda la recuperación económica. El banquero italiano tranquilizó a los inversores el pasado mes de julio al asegurar que los bajos tipos de interés podrían seguir siendo una realidad durante «un largo periodo de tiempo». Es la primera vez que el BCE realiza un compromiso de estas características.

La Comisión Europea debe presentar en el mes de octubre su propuesta para intentar paliar esta lacra que dificulta la recuperación económica. En la cumbre de junio, los líderes europeos hicieron un primer análisis del documento elaborado por el ejecutivo comunitario y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) con tres propuestas sobre la mesa. Se trata de, mediante un complejo sistema de ingeniería financiera, apalancar parte de los fondos europeos para aumentar su potencia en colaboración con los institutos de crédito oficiales de cada país. Con la propuesta más ambiciosa se podrían destinar hasta 100.000 millones de euros para auxiliar a las pymes europeas que podrían optar a créditos blandos. Uno de los principales obstáculos son las reticencias de las capitales europeas a embarcarse en aventuras de resultados impredecibles que causen la pérdida de la triple A, que les permite acudir a los mercados con holgura para encontrar financiación.

La unión bancaria sigue avanzando lentamente. Los bancos europeos siguen estando en la diana de los inversores internacionales y persistiendo sus dudas sobre el estado real de sus balances. Una de las primeras tareas del BCE será realizar un análisis pormenorizado del estado de las entidades financieras europeas consideradas sistémicas. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ya ha advertido de que algunos resultados pueden ser «preocupantes» y que es necesario tener a punto los instrumentos adecuados.

España afronta el curso político en su papel de socio europeo con mucha más tranquilidad que el año pasado. Ya nadie habla de rescate y la prima de riesgo está registrando mínimos en agosto. A pesar de esto, nuestro país deberá enfrentarse a una nueva misión de la troika en otoño para seguir evaluando el impacto del rescate financiero. Tanto la Comisión Europea como el Eurogrupo han reiterado que España no necesita más dinero que los 40.000 millones de euros inicialmente prestados. La prórroga de dos años concedida a nuestro país para reducir el déficit público no es gratuita y el Ejecutivo comunitario pide a España redoblar los esfuerzos en las reformas estructurales: pensiones, mercado de trabajo y fiscalidad.