Contra la corrupción, en defensa de la política
La mayoría quiere políticos honrados y buenos gestores por encima de ideologías
Encuesta NC Report / Los españoles trazan el retrato robot del político perfecto. El 63% de los encuestados opina que debe tomar medidas impopulares si son necesarias y el 75,4% no cree que si estuviesen mejor pagados bajaría la corrupción
Encuesta NC Report: los españoles trazan el retrato robot del político perfecto / El 63% de los encuestados opina que debe tomar medidas impopulares si son necesarias y el 75,4% no cree que si estuviesen mejor pagados bajaría la corrupción
Lorente Ferrer. Sociólogo
El desencanto de los ciudanos ante lo que se ha llamado «clase política» aumenta. Muchos de los que se dedican al servicio público se quejan de que les marca en un estereotipo que les parece injusto cuando, tras su elección, se encuentran muchas renuncias, horas de dedicación buscando la fórmula para sacar a sus vecinos de la crisis, para darles una mayor solución a sus problemas, o incluso sacrificios que les llevan a jugarse la vida por defender aquello en lo que creen. Pero sus gestos, su trabajo, su dedicación, la vocación que les hace renunciar a sus profesiones por el servicio público queda manchada por las corruptelas y las malas prácticas de sus compañeros de profesión. Mientras la corrupción se convierte en rutina, existe otro tipo de político que es noticia por actuar de manera honrada.
Los trazos del político ideal que dibujan los españoles están por encima de si es hombre o mujer. Eso sí, debe caracterizarle una cualidad indispensable: la honradez. Preferiblemente apuestan por un dirigente con experiencia, que sea buen gestor, en detrimento de la juventud y de la afinidad ideológica. Debe anteponer los intereses del país a los de su partido político y, en caso de necesidad deberá ser capaz de tomar medidas antipopulares. Éste es el perfil de político que quiere la ciudadanía, extraído de la encuesta de NC Report para LA RAZÓN.
La cualidad más demandada en un político es la honradez. Un 33,4 por ciento de los españoles considera que es la principal de las condiciones exigibles a los que se dedican al servicio público. Pero no sólo debe ser honrado, también debe parecerlo y demostrar que están ahí para hacer más fácil la vida del ciudadano y no para enriquecerse. Todos los segmentos de edad coinciden en considerar la honradez como la primera virtud. Otra de las cualidades con la que pintan al político ideal es la cercanía, la proximidad con los ciudadanos, la importancia de sacar el despacho a pie de calle. Ésta es la demanda del 20,2 por ciento de los encuestados; y llega a ser la segunda característica que más les importa a los ciudadanos. Muchos de ellos escenifican esa proximidad haciendo uso de las redes sociales, pero a veces la pierden cuando delegan sus respuestas en intermediarios, o evitan el contacto con la gente.
También importa la transparencia, que se den a conocer las cuentas, la gestión... de hecho ésta es demandada por el 17,8 por ciento y otro 16,6 por ciento pide que el político tenga gran capacidad de trabajo, cualidades de muchos de los que se dedican al servicio público, pero que quedan ensombrecidas frente a los que con las malas prácticas la han transformado en una profesión denostada.
La experiencia sigue siendo un grado. A los ciudadanos les importa más tener buenos gestores que una cara joven dirigiendo el país. Y es que, al igual que dejarían su vida en manos del médico más experto, también prefieren que sus políticos tengan el aval de años de trabajo en una materia concreta. Por ello, no es de extrañar que valoren mejor a aquellos políticos que con anterioridad tenían otra ocupación que no fuera la política y que, por tanto, no necesitan de ella para vivir. Reclaman políticos vocacionales, esos que estando en el ejercicio del servicio público incluso pierden dinero cuando podrían estar en una empresa privada debido a su capacidad y preparación. De hecho, la experiencia es reclamada por el 78 por ciento de los españoles. Es también la postura mayoritaria en todos los segmentos de edad.
También los ciudadanos dan mayor importancia al perfil de buen gestor que al de afinidad política. El 78,4 por ciento antepone la gestión a la ideología. Sin embargo, el género del político no es determinante para los españoles, al 72,8 por ciento le es indistinto que sea hombre o mujer.
Pero lo que es casi unánime, lo pide el 94,4 por ciento de los ciudadanos, es que el político anteponga los intereses del país a los de su partido político, y el 63,0 por ciento considera que en determinadas circunstancias deberá estar dispuesto a tomar medidas aunque éstas sean impopulares. El 95,2 por ciento considera que hay demasiados políticos, opinión compartida mayoritariamente en todos los segmentos de edad, y el 75,4 por ciento de los españoles no cree que la retribución sea la causa determinante de la corrupción política.
En los cuatro últimos años las dos grandes preocupaciones de los ciudadanos han venido siendo de forma continuada el paro y los problemas económicos. Los barómetros del CIS así lo han atestiguado. Desde diciembre de 2009 la clase política empezó a ser el tercer problema nacional, dejando atrás a la inmigración y al terrorismo. Esta posición la ha mantenido hasta la primavera de 2013; en la que ha sido relegada a la cuarta plaza por el ascenso de la corrupción al segundo puesto entre las preocupaciones de los españoles. También los problemas económicos han descendido un puesto y se sitúan en tercer lugar. La corrupción se convirtió en marzo de 2012 en el cuarto problema de los ciudadanos, permaneciendo en esa posición hasta la escalada que la ha llevado ahora al segundo puesto.
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