Debate de investidura
La postura de los Barones: «Una ficción imposible para blindarse»
La invitación de Pedro Sánchez a las «fuerzas del cambio» para intentar una alternativa de gobierno a Mariano Rajoy no sorprendió en las federaciones críticas, que sostienen que desde las elecciones el líder socialista manejaba esta hipótesis. Tan taxativos son en esta creencia, como en la imposibilidad de que el plan llegue a buen puerto. «Es un imposible, no salen las cuentas. Entraríamos en otra farsa –como la de marzo– para blindarse internamente», señalan. En estos territorios consideran que Sánchez sólo busca colocarse de nuevo en el centro de la escena política para burlar las presiones de quienes le demandan que finalmente opte por la abstención. Son conscientes de que unir a Ciudadanos y Podemos es harto improbable y recuerdan que el Comité Federal vetó cualquier contacto con los independentistas, por lo que la vía del «gobierno Frankenstein» también está cegada.
En cualquier caso, desde las federaciones se atribuye al líder del PSOE la intención de ganar tiempo hasta la convocatoria electoral, sin contestación interna y sin presiones para favorecer una abstención al PP. Recuerdan que incluso desde el núcleo duro del propio Sánchez –se refieren a los portavoces en el Congreso, Antonio Hernando, y en el Senado, Óscar López– se han negado tajantemente durante esta semana la posibilidad de liderar un gobierno alternativo, porque la oportunidad ya se dio en marzo y Podemos no la aprovechó. Sin embargo, las discrepancias entre Sánchez y sus voces autorizadas existen desde principios de este verano, cuando este diario se hizo eco de sus diferencias.
En su apuesta por una candidatura alternativa, Sánchez sólo cuenta con el favor de algunos de sus barones afines como el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, o la presidenta balear, Francina Armengol, que defienden que en un sistema parlamentario la segunda fuerza tiene derecho a intentarlo si la primera no lo consigue. Otra de las tesis que comienza a ganar peso entre los dirigentes territoriales, alimentada por el llamamiento de Felipe González y rescatada por Albert Rivera durante la investidura, es la posibilidad de que Mariano Rajoy dé un paso atrás. Sin embargo, este planteamiento también genera cierto escepticismo entre quienes creen que en el candidato popular no acaba la incompatibilidad con el PP.
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