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«Tenemos que hacer frente a la crisis continental del populismo»

«En estos primeros meses de intenso trabajo de legislatura en el Congreso hemos sido objeto de noticias por cuestiones ajenas a nuestra actividad, que se ha visto empañada por algunas payasadas de turno».

Isabel García Tejerina, María Dolores de Cospedal, Ana Pastor, Pío García Escudero y Rafael catalá
Isabel García Tejerina, María Dolores de Cospedal, Ana Pastor, Pío García Escudero y Rafael catalálarazon

«En estos primeros meses de intenso trabajo de legislatura en el Congreso hemos sido objeto de noticias por cuestiones ajenas a nuestra actividad, que se ha visto empañada por algunas payasadas de turno».

La presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, aprovechó su presencia ayer en el foro «La Razón de...» para ofrecer una reflexión de fondo sobre las virtudes de la democracia representativa y los peligros del populismo, un fenómeno al que calificó de «crisis continental a la que hay que hacer frente».

La intervención de Pastor arrancó con una crítica a aquellos elementos de la sociedad que, contrariamente al papel que le corresponde a los medios en democracia, «utilizan términos como ‘‘posverdad’’ para decir, sencillamente, mentiras». La presidenta del Congreso pasó a rememorar el viaje a Roma para la celebración del 60 aniversario de los Tratado de Roma, cita en la que tanto ella como el presidente del Senado, Pío García Escudero, pudieron escuchar de labios de los presidentes de las asambleas legislativas de los Estados miembro la preocupación existente sobre la «ola de populismo» que actualmente barre el continente, un fenómeno que «trata de ofrecer una visión negativa de lo que, sin lugar a dudas, es el mayor éxito en la construcción de organizaciones supranacionales en la Historia de la Humanidad, que es la Unión Europea». No sería la última vez que aparecerían alusiones críticas al populismo y, concretamente, a su manifestación en España, es decir, Podemos.

Retos de futuro

El siguiente reto al que, según Pastor, tendrá que hacer frente Europa en los próximos años será la evolución demográfica y el envejecimiento de la población, el auténtico talón de Aquiles del Estado del Bienestar. Profético fue el trabajo que Romay Becaria, presente ayer en el salón de actos de LA RAZÓN, hizo a este respecto en los años noventa con la colaboración, precisamente, de Pastor. «Ya vienen los gallegos para hablarnos de envejecimiento», recordó la presidenta que se dijo entonces. «Es una necesidad urgente la búsqueda de un amplio acuerdo para salvar el sistema de pensiones», argumento Pastor poco antes de citar a Churchill para recordar que «un político se convierte en estadista cuando piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones». Para hacer frente a estos retos «contamos con algo crucial: el mejor sistema político que la historia ha conocido: la democracia representativa». Con esta frase la presidenta del Congreso dio paso al capítulo central de su discurso: un repaso a las ventajas del sistema constitucional diseñado durante la Transición frente a aquellos que intentan socavar sus bases, los populistas.

«La democracia es una forma superior de gobierno porque se basa en el respeto del hombre como ser racional», señaló Pastor recurriendo a una célebre cita del presidente estadounidense J. F. Kennedy. Frente al «modelo asambleario» que seduce a muchos actualmente, la democracia representativa es «el único instrumento que asegura la defensa de los múltiples y legítimos intereses de los ciudadanos y permite una conducción eficiente y consensuada de los asuntos políticos de una nación con pleno respeto a los valores democráticos».

Esos modelos «asamblearios» que «también han querido denominarse “democráticos” han cometido clamorosas agresiones contra los derechos fundamentales, y han permitido que el poder se concentre de manera ilimitada en manos de uno solo o de unos pocos», recordó Pastor con alusiones explícitas a los recientes acontecimientos en Venezuela.

Los logros de los 40 años de democracia que ha vivido España son el mejor antídoto para las tentaciones populistas. En este sentido el papel de las sólidas instituciones logradas en esta etapa es fundamental. «Las instituciones no deben ser usadas para el beneficio de los políticos; ni se debe querer someterlas a manipulaciones populistas para convertirlas en el escenario de estrategias de promoción personal o partidista», dijo a este respecto Pastor. «Los signos de recuperación son visibles», argumentó la presidenta del Congreso de los Diputados, y precisamente por ello hay que continuar con los esfuerzos realizados para mejorar la calidad de nuestra democracia: «Hay que anteponer la ética y la voluntad del servicio público».

En este sentido es fundamental, a juicio de Pastor, reconectar con el espíritu de los padres de la Constitución. «No es adecuado pensar en la Transición como en un momento aislado de nuestra historia reciente. Aquel no fue un entendimiento coyuntural, destinado a satisfacer una necesidad inmediata, sino la decisión de ponernos en marcha, todos a una, por un camino de reconciliación, de libertad y de progreso».

La actualidad del ejemplo de la Transición también se hace patente en la necesidad de la búsqueda de consensos, un punto clave en la presente legislatura, en la que el acuerdo «no es un objetivo sino una necesidad». Es por ello que la presidenta de la Cámara Baja lamentó que «en estos primeros meses de legislatura de intenso trabajo en el Congreso hemos sido objeto de noticias por cuestiones ajenas a nuestra actividad, que se ha visto empañada por algunas payasadas de turno».

Logros

Para contrarrestar esas ocasiones en las que el Congreso ha sido escenario de espectáculos poco enriquecedores para el conjunto de la sociedad, Pastor ofreció una enumeración de los logros legislativos en los cinco primeros meses de su mandato: «En este periodo se ha producido la convalidación de 10 decretos leyes, y los grupos parlamentarios han presentado más de 90 proposiciones de ley; se han formulado más de 10.700 preguntas con respuesta escrita al Gobierno, 230 preguntas orales en Pleno y 327 en Comisión».

En el empleo, quizá la principal asignatura por la que se juzgará esta legislatura, también se han dado pasos adelante. En este sentido Pastor opinó que «en Europa se valora muy positivamente el trabajo que se está haciendo aquí dentro, y se ve con buenos ojos lo que vamos logrando en estabilidad y en retos tan importantes como la creación de empleo, cuyos resultados se traducen en datos muy favorables». Entre ellos está, recordó la presidenta, el hecho de que, según Eurostat, en el último año España creó la mitad de puestos de trabajo en el conjunto de la zona euro.

De nada servirán estos y los próximos logros de España en el futuro si no vienen acompañados de una nueva cultura ética que los consoliden, un nuevo paradigma que Pastor describió de forma precisa en estos términos, probablemente los de mayor calado moral de su intervención ayer en «La Razón de...»:« Es necesario contar con hombres y mujeres de Estado. Dirigentes para quienes lo primero sea su país. Políticos conscientes; que sepan que este oficio requiere de trabajo y de generosidad, y que antepongan la solución de los problemas a la búsqueda del titular, de una foto, o a escenificaciones permanentes en cualquier lugar», palabras de la presidenta del Congreso en las que también pudo rastrearse una nueva referencia negativa a Podemos.

La transformación tecnológica del Congreso de los Diputados será a lo largo de esta legislatura uno de los ámbitos privilegiados en los que se desarrollará el ímpetu reformista de la presidenta.

El objetivo será «acercar la Cámara» a la sociedad y convertir a ésta en «el reflejo de lo mejor de ella». Monitorizar desde el Parlamento la huella legislativa y el impacto en la sociedad de las leyes una vez sean aprobadas y lograr la conciliación laboral para las 1.500 personas que trabajan en la Cámara será otra de las principales tareas que encarará Pastor durante esta legislatura. «Lo que la democracia es no puede separarse de lo que la democracia debe ser», citó la presidenta al politólogo italiano Giovanni Sartori como colofón a su discurso.