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La rendición de Mas: cambia la consulta por unas «plebiscitarias» en 2016
ERC le responde que el referendum se celebrará «sí o sí» en 2014
Quedan seis días para la Diada. Seis días para que Mariano Rajoy meta en el buzón la carta a Artur Mas donde le traslada que el Estado no le da permiso para celebrar un referéndum. Rajoy no quería enviar la respuesta antes del 11 de septiembre para no sublevar a los soberanistas, pero por las conversaciones telefónicas que han tenido ambos presidentes, Mas ya conoce el contenido. Como sabe que el Gobierno pondrá obstáculos a su proyecto soberanista, el president de la Generalitat empezó ayer a abonar el terreno por si su apuesta de celebrar una consulta legal se va al traste. En una entrevista en Catalunya Ràdio, avanzó que si el Estado frena la consulta, retrasará el reto soberanista dos años. Agotará la legislatura y convocará elecciones plebiscitarias en 2016. Un cambio de planes que le valió una bronca con ERC, que no contempla otro escenario que la consulta se haga en 2014.
Tras fiar su carrera política al referéndum, Mas no tiene otra salida que hacer como los soldados en el frente: morir con las botas puestas. Está decidido a librar la batalla de la independencia, sin armas, a través de las urnas, que los catalanes decidan si quieren constituirse en un estado propio ya sea con una consulta, en 2014, o con unas elecciones plebiscitarias, en 2016. Alguna vez había dicho que no descarta unas elecciones plebiscitarias si el Estado no permite convocar una consulta. Antes de las últimas elecciones, por ejemplo, durante una conferencia en Bruselas organizada por Friends of Europe, un lobby de reflexión sobre la Unión Europea, avanzó que una manera de celebrar la consulta por la vía legal si el Estado la deniega sería transformar la convocatoria electoral en un referéndum. Pero su «plan B» había quedado archivado después de pactar una hoja de ruta con ERC en la que todos sus esfuerzos se centran en convocar la consulta en 2014.
El acuerdo de legislatura que firmaron CiU y ERC describía sin ambages los pasos a seguir para poder convocar la polémica consulta en 2014. El primero, aprobar una declaración de soberanía en el Parlament. Luego tocaba plantear la convocatoria al Gobierno de Mariano Rajoy. Pero como CiU y ERC contemplaban que la negociación con el Gobierno puede caer en saco roto, paralelamente, el Parlament ha iniciado los trámites para aprobar, este otoño, una ley de consultas catalana que dé cobertura a un referéndum sobre la independencia con carácter no vinculante.
Y aunque prefieren no hablar de ello, cabe la posibilidad de que el Gobierno lleve la ley catalana de consultas ante el Tribunal Constitucional (TC) e, incluso, que la consulta no se celebre si, llegado el momento, se inicia un proceso eterno de aprobar e impugnar leyes. Una de las alternativas a este callejón sin salida era convocar unas elecciones plebiscitarias. En función del resultado, podría aprobarse una declaración unilateral de independencia que requeriría el aval internacional.
En la mente de todos, se vislumbraba la amenaza del avance electoral. Pero Mas sorprendió con un cambio de planes: retrasar el reto soberanista dos años. Alegó que debe agotar la legislatura antes de convocar unas elecciones plebiscitarias porque «hemos de dar la vuelta a una situación dramática (...), tenemos que llegar con una economía diferente, con las políticas del Estado del Bienestar recuperadas, sin más recortes y dando pasos claros en la línea de la transparencia para restaurar la confianza entre los partidos, las instituciones y la ciudadanía».
Los argumentos de Mas no convencieron a ERC, que no contempla otro escenario a que Cataluña decida su futuro en año que viene. «La consulta se celebrará sí o sí en 2014», afirmó el número tres de los republicanos, Lluís Salvadó. Mas, que al margen de azuzar el proceso soberanista invitó a ERC a formar parte de su gobierno, se verá hoy con Oriol Junqueras. Para calmar a los independentistas más impacientes, ERC prometió que antes de que acabe el año habrá fecha y pregunta. Los republicanos sólo aceptan elecciones plebiscitarias si son en 2014.
Teatro para animar la Diada
A una semana de la Diada, hay quien interpreta el gesto de Mas y la consecuente pataleta con ERC como una estrategia para alentar la cadena humana en favor de la independencia. La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, no tardó en responder que 2016 «es demasiado tarde». El primer secretario del PSC, Pere Navarro, ve las plebiscitarias como otra campaña para desviar la atención y no asumir la responsabilidad de gobernar. Y desde el PP, Enric Millo le acusó de «confundir a los ciudadanos».
Mas insistió en que las plebiscitarias 2016 no son el escenario que desea y que lo que quiere es una consulta legal y pactada. Sabe que unas elecciones de este calibre abrirá una crisis con los socios de la federación, Unió. Pero, aun y así ha puesto una nueva hoja de ruta sobre la mesa.
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