El desafío independentista
La semántica del juicio del “procés” y la lección de Derecho del cabo de la Guardia Urbana
“Por mucha voluntad política que haya, por encima de eso está el ordenamiento jurídico”, afirmó el oficial a Marina Roig, abogada defensora de Jordi Cuixart
“Por mucha voluntad política que haya, por encima de eso está el ordenamiento jurídico”, afirmó el oficial a Marina Roig, abogada defensora de Jordi Cuixart
El significado de las palabras puede apuntalar una condena o una absolución, por eso en el juicio del “procés” algunas expresiones se evitan o se miden con esmero para no hacer concesiones a la bancada opuesta. Así, la resistencia activa se convierte en pasiva, la violencia en actitud pacífica o las porras en defensas, o viceversa.
En una tediosa sucesión de interrogatorios vespertinos, el abogado de Vox Javier Ortega se ha topado en la 29ª sesión de la vista oral con la indolencia testifical de una Mossa d´Esquadra desplazada a un centro de votación de Granollers (Barcelona) que no vio urnas ni material electoral y, tras constatar que era “imposible” acceder al colegio se dedicó junto a su compañero a “observar a la gente” en actitud de “vigilancia”.
Tampoco vio, respondió al letrado, actitudes violentas en los concentrados, que se comportaban, recordó, de “modo pacífico”. “¿Estaban haciendo cola para votar”?, ironizó el abogado de la acción popular. “Más bien taponando la entrada, conglomerados en la entrada del centro”, contestó la agente haciendo equilibrios semánticos.
En ese tira y afloja en la trastienda de las palabras, emergió inopinadamente la lección de primero de Derecho de un cabo de la Guardia Urbana de Badalona a una abogada de la defensa. Como otros cuatro compañeros, el testigo relataba el incidente de una patrulla local con varias personas que estaban colocando en la calle carteles del 1-O el 25 de septiembre de 2017 y a quienes requisaron el material. Una actuación, en cumplimiento de una instrucción de la Fiscalía, que el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart -para quien la Fiscalía pide 17 años de prisión por rebelión- les reprochó con argumentos de insondable calado moral: “Estáis haciendo el ridículo. Podíais haber pasado de largo, no estáis para esto”. "El tono no era tranquilo, no estaba suplicando. Era de exigir que no hiciéramos eso”, matizó el agente local.
La defensa de Cuixart, Marina Roig, quiso saber si el concejal de Guanyem Badalona José Téllez -que se presentó en el lugar y retiró el material intervenido del vehículo policial, que devolvió a la gente ayudado por Cuixart- había informado a los agentes de que el Ayuntamiento del municipio había recurrido la orden de la Fiscalía, como si esa iniciativa municipal, legítima por otra parte, dejase en suspenso el cumplimiento de la ley. Y entonces, el cabo de la Guardia Urbana le recordó, como quien no quiere la cosa, el principio de la preeminencia de la ley: “Por mucha voluntad política que haya, por encima de eso está el ordenamiento jurídico”. Y a otra cosa.
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