Política

Crisis en Podemos

Las guerras internas en Podemos

El desplante de Íñigo Errejón es sólo el último de los numerosos desencuentros que ha vivido la formación morada en los últimos años

La unidad en Podemos se ha esfumado
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El desplante de Íñigo Errejón es sólo el último de los numerosos desencuentros que ha vivido la formación morada en los últimos años

La unidad en Podemos se escenificaba en la fotografía que ilustra este artículo, que data del primer Vistalegre de la formación, donde se reunía todo el núcleo fundador de Podemos formado por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre. Cinco años después las relaciones entre sus dirigentes se encuentran totalmente rotas, de hecho los miembros fundadores están alejados del equipo dirigido por Pablo Iglesias y han competido en varias ocasiones por disputar el hiperliderazgo del secretario general.

La última muestra de la crisis interna que sigue atacando a Podemos se ha vivido hoy a causa del acuerdo firmado entre la alcaldesa Manuela Carmena e Íñigo Errejon -el que fuera número dos de Pablo Iglesias hasta que se desencadenará una batalla entre ambos por el liderazgo del partido en el II Vistalegre de Podemos- es la muestra más visible de una larga lista de desencuentros entre ambos que han interferido de manera directa en la imagen de unidad que el partido morado ha tratado de escenificar.

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón viveron su primer enfrentamiento a causa de la destitución del que fuera el primer secretario de Organización del partido, Sergio Pascual, que fue desvinculado del partido por desencuentros con el secretario general. Dos años después, en el 2017, ambos dirigentes volvieron a protagonizar la mayor disputa por el liderazgo del partido, en el Vistalegre 2, congreso de refundación de la formación morada. En esta convención, Iglesias logró imponerse a Íñigo Errejón con el 89% de los avales de sus bases. Aunque, el líder del partido optó por respetar la pluralidad en Podemos, lo cierto es que Errejón -a pesar de lograr pactar puestos de poder en la Ejecutiva nacional del partido para el sector errejonista- finalmente ha ido perdiendo poder dentro de la cúpula y ha sido apartado de sus funciones más visibles dentro del partido: portavoz parlamentario a favor de Irene Montero. .Prueba de ello fue el nuevo mapa que se dibujó en el hemiciclo del Congreso de los Diputados ese mismo mes de febrero tras Vistalegre 2. Errejón dejó de sentarse en la primera fila junto a Iglesias y quedó relegado una fila más atrás. En la primera fila se quedaba el líder de Podemos junto a la nueva portavoz, Irene Montero y la portavoz adjunta, Ione Belarra. En la siguiente fila, Alberto Garzón, Noelia Vera y Errejón.

La última cuota de poder para Íñigo Errejón se albergaba en la Comunidad de Madrid. Ambos pactaron su candidatura para conseguir la Puerta del Sol a cambio de la salida del ex número dos de la cúpula de dirección. Las negociaciones para conseguir una lista autonómica no fueron fáciles, puesto que Errejón quería imponer su lista. Ante este escenario,en abril de 2018 volvió a vivirse uno de los enfrentamientos más tensos entre ambos líderes, cuando Iglesias se vio obligado a advertirle para acabar con las luchas internas: ““Ni media tontería con cuestiones internas. Hay una urgencia que es evidente, y que es que tengamos un candidato. Yo he dicho claramente quién me parece quien que debe ser el candidato, pero eso lo van a decidir los inscritos y las inscritas”, le advirtió.

A pesar de que los enfrentamientos entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han sido los más visibles dentro de las crisis internas que ha atravesado el partido, éstos no han sido sus únicos protagonistas. Carolina Bescansa también ha tratado de desafiar, sin éxito, al secretario general del partido en varias ocasiones. La ex secretaria de Análisis Político y Social acabó 2018 anunciando que dejaba su escaño como diputada en el Congreso tras perder las primarias en Galicia en las que competía con un candidato afín a las “tesis pablistas”. Pero los enfrentamientos con la dirección nacional comenzaron tras que se culminara la alianza entre Podemos e Izquierda Unida para las elecciones del pasado 26-J. Otro motivo de distanciamiento se debe a al estrategia de Podemos ante el proceso independentista, en el que Bescansa criticó que Podemos renunciara a la construcción “de un proyecto de país”. La última polémica, que escenificó el fin de las relaciones entre Iglesias y Bescansa fue consecuencia del plan que supuestamente había urdido para desbancar a Iglesias de la dirección del partido.

Luis Alegre es otro de los fundadores de Podemos y también hombre fuerte de Iglesias en las primeras etapas del partido, sin embargo las relaciones se rompieron después de una crisis interna en Madrid, donde Alegre era secretario general de la formación. Finalmente Ramón Espinar acabó asumiendo las funciones de éste, que acabó regresando a la actividad académica. A partir de ahí, el ex fundador de la formación ha advertido en varias ocasiones a la nueva dirección estatal de “querer destruir el proyecto” en alusión a Irene Montero, al secretario de Relaciones con la Sociedad Civil, Rafa Mayoral; y al secretario general adjunto del Grupo Parlamentario, Juanma del Olmo, a los cuales llegó a tachar de «conspiradores».

A pesar de que aparentemente ahora las relaciones entre Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero son buenas y mantienen sus apoyos de manera pública, éste último se encuentra totalmente desvinculado de la dirección. En sus inicios fue miembro del Consejo Ciudadano Estatal y también secretario del Proceso Constituyente y Programa. Sin embargo, en 2015 dimitió de la dirección tras el escándalo que desveló que podría haber cobrado más de 425.000 euros por contratos de asesoría a gobiernos latinoamericanos. A día de hoy sigue estando presente en órganos de reunión y debate del partido como “Rumbo 2020- el “gobierno en la sombra” de Podemos.