Política

Víctimas del Terrorismo

La celda de ser víctima de ETA

Tensión en Pamplona entre afines a los presos y víctimas de ETA, que gritaron «nosotras no matamos», ante el simulacro de convertir en «inocentes» a los terroristas

La Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo (ANVITE) y los proetarras, en el centro de Pamplona/Foto: Efe
La Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo (ANVITE) y los proetarras, en el centro de Pamplona/Foto: Efelarazon

Tensión en Pamplona entre afines a los presos y víctimas de ETA, que gritaron «nosotras no matamos», ante el simulacro de convertir en «inocentes» a los terroristas.

El paseo de Sarasate de Pamplona vivió ayer momentos de tensión, cuando las víctimas del terrorismo y familiares de asesinados por la banda terrorista ETA se enfrentaron a los simpatizantes de los proetarras y abertzales.

El motivo, la celda prefabricada en una especie de caseta de construcción acristalada. Ocho metros de largo con cama, mesa y silla, y unas puertas abiertas para que cualquier ciudadano experimentara en treinta minutos las sensaciones del «dolor» que sufren los 264 etarras –según organizadores– que están en prisión.

Con la performance organizada por la red ciudadana Sare, se pretendía que todos vivieran la sensación de ser preso de la banda terrorista por unos minutos; un simulacro con el que se convertía en «inocentes» a los asesinos, olvidándo sus crímenes y por qué están encarcelados. Con dicho experimento los organizadores quieren «socializar la conculcación de los derechos humanos de los presos vascos de Navarra» y «resaltar la necesidad de dar solución al conflicto».

La Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo (Anvite), volvió a convocar a los navarros a las puertas del parlamento para protestar por tal humillación. Unas 300 personas se concentraban a menos de 50 metros de las celdas acristaladas. Todo transcurría en un clima de tranquilidad, como ya ocurrió el viernes. Fue cuando el presidente de Anvite, José Ignacio Toca, tomó la palabra para nombrar, uno a uno, a todos los asesinados por la banda terrorista ETA en Navarra, cuando organizadores de la performance proetarra iniciaron la provocación: Elevaron el volumen de la música a la máxima potencia con el fin de silenciar los nombres de los asesinados y que así no se escucharan. La mayoría eran víctimas, aunque también en un segundo plano se situaron representantes de UPN, PSN, Partido Popular de Navarra o Ciudadanos. El acto de Anvite finalizó con un prolongado aplauso de los presentes y varios vivas a Navarra, España, la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Una vez que se dispersó la concentración un grupo de manifestantes, al cruzar la calle, con los carteles en mano donde se podía leer «Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia», se encararon a los que estaban venerando la celda acristalada del experimento «sensorial». En ese momento los abertzales se enfrentaron con cánticos de «Euskal presoak, extera» (presos vascos, a casa), mientras algunos navarros que habían ido a apoyar a las víctimas respondían: «Sin pistolas no sois nadie», y «aquí estamos, nosotras no matamos». «Mentira, ¡les dejáis morir de hambre, capitalistas!», le gritaba una señora partidaria de los presos etarras a una de las portaba un cartel en favor de las víctimas. En ese momento se encontraba tras la celda acristalada la parlamentaria de Podemos-Orain Bai Laura Pérez y un nutrido grupo de personas que seguía el acto de Sare.

La senadora del Partido Popular, Cristina Sanz sostenía uno de los carteles que pedía «Verdad, Dignidad, Memoria y Justicia» mientras los abertzales le respondían con gestos obscenos y la empujaban poniéndole los carteles en su cara. Una señora que sostenía a su perro en brazos lo levantaba amenazándole con lanzárselo. Pero allí siguió, con el cartel de la dignidad, junto al resto de víctimas.

En ese momento los abertzales, que rodeaban el escaparate convertido en celda, pedían ayuda a la Policía: «Ellos no pueden estar aquí, no tienen permiso, nosotros sí, es nuestro sitio», les gritaban y pedían explicaciones a los responsables de seguridad con la intención de que se multara a las víctimas por el enfrentamiento. Mientras, los agentes intentaban establecer un cordón entre ambos grupos que se encaraban a gritos.

A su alrededor, un centenar de personas seguían los mensajes de la megafonía de Sare que abogaba por «construir puentes entre quienes piensan diferente» y consideran que eso «exige la implicación de todos». Por las celdas simuladas pasaron representantes del sindicato LAB, ELA, de EH Bildu, Sortu, Podemos o las peñas de Pamplona.