Política

El desafío independentista

Líderes europeos a Duran Lleida: «Hay que salvar Cataluña»

Diplomáticos y emisarios de la UE le han transmitido que están «hartos» del desafío independentista

Mas, con Duran Lleida, quien intensifica los contactos para buscar una salida al desafío soberanista
Mas, con Duran Lleida, quien intensifica los contactos para buscar una salida al desafío soberanistalarazon

Compungido y desnortado, Artur Mas. Confiado en recuperar la centralidad política para Cataluña, Duran Lleida. Éste es el ánimo que subyace actualmente en los dos líderes de CiU, según dirigentes de la federación nacionalista cercanos a ambos. En un verano salpicado por los escándalos de la familia Pujol, cada vez en aumento y cuyo último capítulo es la notificación de la Agencia Tributaria al ex presidente y un requerimiento judicial sobre el testamento de su padre –diligentes respuestas a su propuesta de comparecer ante las autoridades tributarias–, la coalición que gobernó Cataluña durante casi 30 años vive momentos convulsos. En Convergencia hay un profundo debate interno entre el «núcleo duro», claramente partidario del soberanismo y que desea, aunque no puede, mirar para otro lado de la vergonzante etapa pujolista. Es el que rodea en estos momentos a Mas y personifican los llamados «tres tenores separatistas»: Francesc Homs, Jordi Turull y Josep Rull, máximos dirigentes en la presidencia de la Generalitat, el grupo parlamentario y la secretaría general del partido. Enfrente, un sector moderado en el que se ubican los consejeros Santi Vila o Germá Gordó, catalanistas puros, aunque partidarios del entendimiento con Madrid y contrarios a la independencia.

La gran movida política se cuece ahora en Unió Democrática, el socio coaligado que lídera Josep Antoni Duran Lleida, un hombre que no se resiste a ver cómo agoniza el espacio político catalán y que busca renovarlo. En estos días vacacionales, no ha cesado en sus contactos para ello. La costa de Begur ha sido testigo. En Aiguablava, donde se ubica la residencia familiar de sus suegros, ha tenido alojado al ex primer ministro italiano, Enrico Letta, líder del Partido Democrático y muy bien relacionado con otros líderes europeos. Letta, amigo personal de Duran, lo es también de varios dirigentes con mando en la UE y de destacados embajadores que veranean en esta paradisíaca zona de la Costa Brava. Aquí, cuando el viento de la Tramuntana amaina y el sol ampurdanés mitiga sus rayos, se han celebrado varias cenas y encuentros. En muchos de ellos, Duran ha escuchado el mismo mensaje de diplomáticos y emisarios europeos: «Tiene usted que arreglar esto y recomponer Cataluña». Es exactamente lo mismo que le transmitió la canciller Angela Merkel, a través de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schubell, durante su última visita a España.

En las cancillerías y despachos influyentes de la UE están hartos del problema catalán: «No hay embajador que les aguante», dicen en muchas sedes diplomáticas, saturados del órdago soberanista. Idéntico discurso al que escucha Mariano Rajoy cuando acude a un Consejo Europeo. Esta situación, que Duran bien conoce por sus muchos viajes como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, es lo que le ha llevado a trabajar en una nueva plataforma cívica, más allá del esquema de partidos, ya desfasado. «Hay una necesidad de reordenar el espacio político catalán y recomponer todo lo que Pujol rompió», afirma un alto dirigente de Unió. Es hora de espacios nuevos, de comprometer a gente que no necesariamente milita en un partido político, profesionales, movimientos ciudadanos desencantados, alejados de toda corrupción. «Convivencia cívica y social, no sólo política», dicen en el entorno de Duran. Con destacados empresarios, juristas, gentes del mundo científico, cultural y cooperantes de sectores cristianos se ha reunido en los últimos meses. Tarea en la que también trabajan, con discreción y eficacia, las dos personas de su máxima confianza desde hace tantos años: el veterano diputado Josep Sánchez-Llibre, y el ex senador y delegado de la Generalitat de Cataluña, Jordi Casas.

Esta plataforma busca el apoyo y complicidad del PSC, un partido tradicionalmente muy votado y al que Jordi Pujol ignoró y maltrató. «Nos satanizó», dice gráficamente un socialista catalán, que bien recuerda los «dardos» del entonces todopoderoso presidente de La Generalitat hacia el que fuera primer secretario del PSC, Raimón Obiols. La nueva operación busca aunar esfuerzos de centralidad en Cataluña: «El centro izquierda socialista y el centro derecha social cristiano», explican fuentes de Unió. Es la única manera de frenar el desafío separatista de Artur Mas, ahora rehén de Esquerra Republicana y organizaciones afines como la Asamblea Nacional de Cataluña y Omnium Cultural. Y, también, frente a grupos radicales de izquierda como Podemos, la Cup o el movimiento de Ada Colau, Guanyem. «Artur Mas es ahora la víctima de su propia criatura», coinciden en Unió y en el Partido de los Socialistas Catalanes, ahora en plena fase de cerrar su crisis bajo la batuta de Miquel Iceta. Un hombre «con experiencia y muchas conchas», con buenos contactos en Madrid desde su etapa en La Moncloa como asesor del entonces vicepresidente del Gobierno Narcís Serra.

El nuevo foro político es bien visto en la sede federal del PSOE en Ferraz, cuyo nuevo secretario general, Pedro Sánchez, tiene muy presente el conflicto catalán. Diputado en el Congreso, mantiene buen contacto con Duran y su equipo, que se afianzará en el otoño.

De igual modo, y al margen de las declaraciones políticas, la relación personal del líder social cristiano con Mariano Rajoy es muy buena, pues son dos políticos legendarios con escaño parlamentario desde la transición. Ello es extensible a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y a los ministros «pata negra» del Ejecutivo, sobre todo los del área económica: Cristóbal Montoro, Luis de Guindos, Fátima Báñez y Ana Pastor. Esta última es amiga personal del conseller de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila Vicente, a cuya boda con un «gourmet» brasileño asistió en Perelada. El ex alcalde de Figueras es uno de los nuevos nombres convergentes en auge, catalanista convencido, pero no rupturista, y de los pocos que se ha atrevido a decir que la consulta del próximo 9 de noviembre no podrá celebrarse si no es legal.

En este complejo escenario, en uno de los últimos plenos de la Cámara, un ministro del Gobierno se lo espetó a Duran: «Sólo vosotros podéis arreglar esto». Fuentes de Moncloa aseguran que Artur Mas estuvo mucho menos desafiante en esta última entrevista con Rajoy que en las anteriores. «No estaba para retos con la que estaba cayendo», dicen en el entorno del presidente. Los escándalos de la familia Pujol son un mazazo contra el soberanisno, opinan en todos los círculos políticos de Madrid y Barcelona. En este sentido, piensan que la hoja de ruta es clara: Mas intentará hacer ruido en la calle el 11 de septiembre, la Diada, y forzará la situación hasta el 9 de noviembre. Declarada ilegal la consulta, ejercerá el victimismo: «Yo le he intentado, pero no me han dejado», dirá a los suyos. El paso siguiente, nadie lo duda, serán unas elecciones plebiscitarias, cuya fecha oscila entre diciembre o marzo de 2015. La duda es si deseará o podrá ser candidato, pues según fuentes jurídicas la trama de la familia Pujol le salpicará de lleno, desde su etapa como conseller de la Generalitat. Sería entonces la hora de un nuevo marco político catalán, que trasciende al puro mapa de partidos y que dirigentes de Unió definen así: «Plataformas cívicas de centro que recompongan todo lo que Pujol se cargó».

Este verano parece tener un signo, «el ocaso de Mas y el teléfono de Duran», dicen en el entorno de ambos políticos. Mientras el democristiano no ha parado de mantener contactos, llamadas con dirigentes europeos y representantes de la sociedad civil catalana, el presidente de La Generalitat se ha refugiado en su casa de Fornells, en Menorca. Se le ha visto, como todos los años, con su mujer, Helena Raskonik, y algunos de sus hijos en mercadillos comprando viandas. Su único interlocutor político es el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, con residencia en la isla desde hace años. No ha hablado con Jordi Pujol desde la mañana en que el ex presidente le comunicó su intención de divulgar las cuentas opacas en el extranjero. Artur Mas afronta toda una encrucijada política en septiembre, un mes cargado de símbolos soberanistas, pero también de una fuerte respuesta ciudadana. El análisis de algunos veteranos políticos y empresarios catalanes es rotundo: «El dedo acusador de Pujol ya no existe, tampoco su autoridad moral». A estas alturas de curso, algo está claro: el escenario político catalán se revuelve. Queda poco tiempo, pero no faltan ganas. Es el análisis de sus impulsores.