Doctrina Parot
Los 12 «hijos de Estrasburgo»
En apenas 20 días, desde el fallo del Tribunal Europeo, han quedado en libertad once miembros de ETA y un violador
El pasado 21 de octubre, hace apenas tres semanas, la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos otorgaba la razón a la sanguinaria etarra Inés del Río Prada, al entender que se le aplicó de forma retroactiva la «doctrina Parot» y ordenaba su puesta en libertad de manera inmediata. Y así ocurrió. Apenas 24 horas después de esa resolución, el Pleno de la Sala de lo Penal ordenaba su inmediata excarcelación. Dejaba atrás 24 años de prisión por los 26 asesinatos cometidos y los casi una veintena frustrados.
Esa resolución llevaba implícito el temor de que las puertas de las celdas se abriesen más temprano que tarde para etarras y otros delincuentes reincidentes condenados por los delitos que más alarma social causan. Y así ha sido. Los temores no eran infundados y en apenas 20 días han vuelto a pasear libremente once miembros de la banda terrorista ETA y un violador. Y más de 20 esperan seguir esos mismos pasos, al igual que el «violador del estilete» o Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser. Todos ellos esperan la «gracia» de que se les aplique la decisión de Estrasburgo y vuelvan a esas calles en las que delinquieron. Los datos no engañan, y éstos reflejan una media de un beneficiado por el TEDH cada dos días.
Pero las cifras tampoco y llevan a reflexionar sobre si el entonces Código Penal era realmente justo... con las víctimas, y si el hecho de limpiar las celdas donde dormían o acudir a gimnasia merecían por sí mismo, la concesión automática de beneficios penitenciarios, y, de esa forma, redimir un día de condena por cada dos de estancia en prisión.
Lo que vivimos en estos últimos días parece demostrar que no era era del todo justo, y, por suerte, este tipo de circunstancias no volverán a repetirse. Con el vigente Código Penal, los terroristas y condenas por varios delitos graves podrán cumplir «día a día» hasta 40 años de prisión, y si desean acortar ese largo periodo de tiempo, tendrán que pedir perdón a sus víctimas, arrepentirse, hacer frente a las responsabilidades civiles y colaborar con la Administración de Justicia. Y, una vez que se apruebe la reforma de ese texto legal, impulsada por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se incorporará la prisión permanente revisable, que dificultará aún más que esos terroristas y delincuentes vuelvan a respirar en libertad si no existe un grado alto de certeza de que no constituyen un peligro para esa sociedad a la que atacaron.
Los once etarras, «hijos» de la sentencia de Estrasburgo –Inés del Río Prada, José Manuel Píriz, Domingo Troitiño, Patxi Gómez, Isidro María Garalde, Joken Mirena Sancho, Jon Koldo Aguinagalde, Elías Fernández Castañares, José Ignacio Urdiaín, Joseba Koldo Artola y, Luis María Azkargorta–sumaban entre todos más de seis siglos de condena, en concreto, 6.621 años de prisión. Habían acabado con la vida de 61 personas inocentes (21 de ellas por Domingo Troitiño, uno de los autores de la masacre del Hipercor de Barcelona y otras 24 por Inés del Río, entre otros, por los brutales atentados cometidos en las plaza de la República Dominicana y Argentina, de Madrid). Pero los años de cárcel cumplidos de forma efectiva han sido 283, y eso gracias a que el Tribunal Supremo les aplicó la «doctrina Parot» y, de esa forma, permanecieron algunos años más en prisión. Esto representa cuatro años y medio de privación de libertad por cada asesinato.
Pero, además, se da la circunstancia de que los terroristas que más tiempo han permanecido recluidos han sido dos que fueron condenados por un único asesinato: Juan Manuel Píriz y Jon Koldo Aguinagalde. El primero de ellos, Juan Manuel Píriz, sentenciado a 61 años de reclusión por un asesinato -el de otro etarra que avisó de la colocación de una bomba en una casa-cuartel-, llevaba privado de libertad desde febrero de 1984, después de que en el año 2009 se le aplicase la «Parot». Es decir, ha permanecido entre rejas 29 años y ocho meses. Por su parte, Aguinalgalde también ha estado los últimos 29 años en la cárcel y hubiese quedado en libertad en 2010 si el Supremo no confirmase la aplicación de la «doctrina Parot», como acordó la Audiencia Nacional.
Ahora, otros compañeros de banda terrorista y peligros delincuentes esperan pasar sus últimos días en prisión y formar parte de los «agradecidos» al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
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