Mariano Rajoy
Marchena, del «no tiene derecho» al «no lo ponga difícil»
El presidente del Tribunal que juzga el «procés», Manuel Marchena, se ha caracterizado en este inicio de la causa por su seriedad y firmeza, que demostró en las dos primeras semanas en las que declararon los doce acusados. Pero ayer, con el arranque de las comparecencias de los testigos, se le vio actuar con algo más de dureza que en otras ocasiones, aunque sin perder las formas. Desde el minuto uno, cuando el diputado de ERC, Joan Tardá, tachó el juicio de «venganza», hasta el último, con el desafío de los ex diputados de la CUP Antonio Baños y Eulalia Reguant.
Su primera intervención para reclamar orden fue a Tardá, a quien criticó por sus «juicios de valor» y le paró los pies cuando intentó responder en catalán a Vox: «No tiene derecho», le espetó serio el magistrado.
Marchena ha interrumpido tanto a los testigos como a las acusaciones cada vez que consideraba que se estaban excediendo, como cuando recriminó al abogado de Vox por su pregunta a Tardá sobre los «supuestos planes» de los acusados: «No existe el testigo opinante».
También amonestó a Francesc Homs, coordinador de los abogados, cuando preguntó al ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, si se produjo un delito de rebelión: «No puede preguntarle a ningún testigo que determine qué delito se ha cometido», dijo tajante Marchena. Pero no fue el único rapapolvo que se llevó Homs, pues después de varias preguntas a Rajoy sobre temas judiciales, le espetó: «Estamos sometiendo al testigo a un examen jurídico. No trate de convencer al testigo».
Marchena corrigió a todos los testigos cuando consideraba que se iban por las ramas o no contestaban con claridad a las preguntas que les planteaban. Y también a los abogados al considerar que sus preguntas no eran claras o que se basaban en meras opiniones.
Pero sin duda, el momento más tenso se vivió con los dos ex diputados de la CUP que se negaron a responder a Vox. Primero, les explicó que «no tienen la libertad» para decidir si declaran o no, ya que están obligados a ello. Luego, en el caso de Baños, buscó una solución intermedia aceptando ser una especie de intermediario. «No me lo ponga difícil», le dijo al testigo. Pero tampoco sirvió de mucho, por lo que advirtió: «Sepa que no responder a las preguntas de la parte puede tener consecuencias penales». Y las tuvo.
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