Política

El desafío independentista

Mas-Colell, un político con crédito

La Razón
La RazónLa Razón

No es fácil conseguir para un político el crédito de que dispone el conseller Mas-Colell en el ámbito económico, sin duda una de las mentes españolas más brillantes en economía, un capital prácticamente intransferible que le permite gozar de una muy buena reputación internacional. Le avalan un currículum y una experiencia que ya quisieran para su servicio numerosas empresas privadas; entre otros logros ha sido profesor en Harvard y en Berkeley y su manual de microeconomía es una referencia mundial.

Pragmático y directo, es conocedor de la importancia que en la función pública económica tiene una acertada gestión de la comunicación, tan necesaria en momentos de cambio de ciclo y paradigma económico como el actual; también de la estrecha relación entre una correcta gestión del poder político y la creación de riqueza. Sabe bien, y resultará interesante ver el modo en esta idea se expresa en el seno de la coalición de Gobierno con ERC, que los mensajes que envían los mercados a España y a Cataluña no son castigos divinos contra los que no cabe darse golpes contra la pared, sino que son el mejor y más imparcial termómetro de la calidad de las políticas económicas que se llevan a cabo.

Mas-Colell posee además la necesaria visión de largo plazo, esa que permite diferenciar entre lo importante y lo urgente; entre lo necesario y lo conveniente; entre la opinión pública, que se mueve al ritmo del calendario electoral y las decisiones que realmente construyen el futuro. Su profundo respeto a las leyes del mercado y su postura nada dirigista representan una excepción en el panorama político español.

Si hacemos las cuentas, salen, desde una perspectiva administrativa, institucional y de gestión, muy favorables a Mas-Colell. Que el Conseller de Economía de la Generalitat de Cataluña sea conocido, respetado y escuchado en los foros económicos en un momento en que a Cataluña le interesa ser escuchada resulta del todo positivo. Esperemos que sus compañeros de Govern le dejen trabajar y mantener su crédito, y con ello recuperar el de Cataluña. Sería sin duda una muestra del «seny» catalán, tan necesario y a la vez tan escaso. Evidentemente, 40 años de trabajo no garantizan la solución a los problemas económicos de una Cataluña en crisis, con los mercados cerrados, rescatada por España y que necesita aplicar recortes por 4.000 millones..., pero ayudan.