El desafío independentista
Mas da un portazo a la tercera vía de Duran
El presidente catalán, Artur Mas, ha asegurado que no se saltará los marcos legales aunque está determinado a consultar a los catalanes, incluso con unas elecciones plebiscitarias, lo que sería un "choque muy grande"al que, no obstante, ha dicho estar dispuesto a llegar "si no hay más remedio".
En política, poco o nada se deja al azar. Ya lo advierte una de las acepciones del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), política es «el arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean medios para alcanzar un fin determinado». La chulería con la que Artur Mas respondió al primer secretario del PSC, Pere Navarro, en el debate de política general no fue un arrebato. Mas es de naturaleza altanera y siempre ha infravalorado al socialista –el mismo Navarro, harto, le reprochó ayer su «soberbia»–. Pero además, aprovechó que el primer secretario del PSC puso sobre la mesa su proyecto federal como alternativa a la independencia y al actual Estado de las Autonomías para arremeter contra la «tercera vía», la misma que Josep Antoni Duran Lleida propuso hace tres días, a través de un artículo en «La Vanguardia», como solución al pleito catalán.
Ni Mas, ni su gobierno, ni Convergència replicaron a su socio de Unió para evitar una trifulca la víspera del debate de política general, donde Mas ha apostado todas sus cartas a que la consulta no descarrile. Pero el president tenía la espina clavada y ayer se la sacó. «Las terceras vías no han funcionado nunca», respondió con contundencia a Navarro y de rebote a la propuesta de Duran. «Si estamos donde estamos es porque hemos acumulado cien años de decepciones de terceras vías», añadió. La última de estas «decepciones» fue el Estatut que acabó mutilado en manos del Tribunal Constitucional (TC).
Duran esquivó con habilidad el choque con Mas en los pasillos del Congreso. Respondió que no se da por aludido por «la descalificación pública» de Mas a la «tercera vía». Y para evitar especulaciones sobre su mala relación, subrayó que «no voy a polemizar con el president Mas que es mi president y el president de mi país».
Además de la «tercera vía», Mas rechazó la política de «peix al cove» que practicó con maestría su antecesor, Jordi Pujol. Avisó a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, de que el Gobierno no se ganará a Cataluña con el bolsillo. «Esto de Cataluña no se resuelve con un poco de alpiste como se ha hecho historicamente», le avisó, «se resuelve respetándola». Y respetarla, según Mas, es dejar que los catalanes decidan su futuro en las urnas.
La férrea defensa de Mas a favor de la consulta sirvió para reafirmar su alianza con Oriol Junqueras, con quien firmó un pacto de no agresión antes de entrar en el hemiciclo. Aunque en su papel de funambulista, de hacer equilibrios entre los republicanos y sus socios de Unió, tuvo un gesto con Duran. Abrió la puerta a una consulta con tres respuestas para que «algunos puedan decir que quieren quedarse dentro de España, otros que quieren un estado propio con algún tipo de conexión con España y otros la independencia», pese a que ERC y CDC quieren una respuesta «yes/no question».
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