El desafío independentista
Mas evita desvelar qué hará si el TC prohíbe la consulta
El presidente se plantea llevar la situación de Cataluña a la Justicia europea
La entrevista al presidente de la Generalitat, Artur Mas, dejó a los espectadores con los mismos interrogantes que ya tenían. Mas se agarró al mismo argumentario que lleva repitiendo desde que comenzó su aventura independentista y evitó desvelar la respuesta a la pregunta que está en boca de todos: ¿qué ocurrirá con la consulta si el Tribunal Contitucional (TC) la prohíbe? El presidente catalán optó por echar balones fuera. «Esperaremos el fallo del TC pero, en lo que respecta a nosotros, la ley de consultas es impecable a nivel legal». «¿Qué estamos haciendo mal entonces?», se preguntaba el presidente, «¿preguntar a la gente?».
El presidente defendió que si la ley es finalmente suspendida, la Generalitat puede seguir con los preparativos de la consulta. Y añadió: «Si queda suspendida, que no anulada, en cualquier momento se puede levantar la suspensión», por lo que la Generalitat debe estar preparado para que se pueda votar en cualquier momento. «Confío en que esta vez el TC actuará como un árbitro imparcial», dijo, e insistió en que su propósito es colocar las urnas, aunque no quiso aventurar la reacción del Gobierno ante lo que diga la Justicia, porque no sabe qué razonamientos hará el TC.
En cualquier caso, Mas, como en otras ocasiones, se mostró reacio a romper el marco legal actual. «Nuestra intención es que el resultado de la consulta pueda ser aceptado por la comunidad internacional y, muy especialmente, por la Unión Europea».
Eso sí, «no nos dejemos secuestrar por una interpretación cerrada de la Constitución. La respuesta a todo esto es política. Pese a que España no tenga la misma tradición democrática que Canadá o Reino Unido. La respuesta es política», insistió. Por ello, el president tendió la mano al Gobierno para negociar la consulta hasta el último día. «El problema es que no nos han hecho ninguna propuesta. Bueno, una, el "no"a todo. Estaríamos dispuestos a incluir una segunda urna con la propuesta del Estado. Si es que la tienen», apuntó el presidente catalán.
A su juicio, del Gobierno sólo espera dos cosas, que hagan una propuesta y que entiendan «que todo esto se acabará votando», quizá en alusión a unas eventuales elecciones plebiscitarias, aunque no quiso pronunciarse al respecto. «Si esto es imposible es porque lo hunden todo. Y no será por pulcritud jurídica. Podemos discutir algún artículo de la ley de consultas. Pero si quieren hundirlo todo, entenderemos que el mensaje no es si se ajusta o no a la legalidad. Es muy diferente». En ese caso, el presidente reconoció que «si hace falta llevaría la situación de Cataluña judicialmente a Europa».
Como de costumbre, el presidente no pudo evitar pronunciar una de sus habituales metáforas marineras para definir el momento actual: «Los barcos a vela llevan motor y si se quedan sin motor, despliegan las velas y mantienen el rumbo».
Pero en lo que se refiere a la ciudadanía, el presidente de la Generalitat aseguró que la gente «no tiene que tener miedo» sino la «seguridad de que hacemos lo que tenemos derecho a hacer y lo que nos conviene hacer», argumentó el presidente.
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