El desafío independentista
Mas intenta protegerse con un acto la víspera del 12-0
Los manuales de comunicación dicen que ante la adversidad siempre hay que responder con un buen relato. Un relato que justifique la posición propia y sirva para incidir en la opinión de los ciudadanos. Esto es lo que hará esta semana Convergència Democràtica. Su gran preocupación, ahora mismo, es mantener la apariencia de un pulso con el Estado a cuenta del 9-N y, sobre todo, arropar a Artur Mas. En Convergència preocupa, y mucho, que la desconvocatoria de la consulta acabe con una fractura en el mundo nacionalista y que el presidente de la Generalitat aparezca como el responsable último. Por eso, tanto en el Govern como en CDC –aunque la distancia entre la Plaza Sant Jaume y la calle Córcega cada día es mayor– se intenta construir un relato que ensalce la figura de Mas.
El guión es el siguiente: Mas conduce a Cataluña por el camino de la emancipación contra la cerrazón del Gobierno y aguanta el tipo frente a los que no tienen altura de miras –Esquerra Republicana y la CUP–. Esta actitud le honra porque no mira por su interés ni por el de su partido, sino que sólo se mueve por el interés de Cataluña. Si tiene que dar un paso atrás, lo hará por el interés del proceso y de Cataluña. Para encuadernar este guión, Convergència hará un gran acto en Manresa, este sábado, víspera del Día de la Hispanidad, con el que se pretende escenificar la unión del pueblo –aunque sólo sean los militantes de CDC– en torno a la figura del presidente Mas.
Sin embargo, el guión construido en los despachos nacionalistas no aguantará la primera revisión del mundo soberanista. ERC –con el apoyo de la CUP– quiere forzar la desobediencia hasta el límite sacando las urnas a la calle el día 9 de noviembre.
Mas, en cambio, con el visto bueno de ICV y Unió, no quiere llevar el desafío hasta este escenario porque es sabedor de que Europa y EE UU darán la espalda a Cataluña y su proceso. No quiere ser el hazmerreír mundial. Por eso, el presidente Mas quiere que ERC le dé el «sí quiero» a una candidatura de «amplia base» en unas elecciones anticipadas. De momento, Oriol Junqueras se resiste. Necesita que antes Mas dé un paso atrás y desconvoque la consulta del 9-N. Es su baza para afianzar el «sorpasso» sobre CiU que vaticinan todas las encuestas. Luego, en aras del éxito del proceso, ERC podría verse obligada a integrarse en una candidatura unitaria encabezada por Mas. Las elecciones anticipadas tienen fecha orientativa: febrero de 2015. En esta convocatoria, la segunda avanzada desde que Mas llegó al poder en 2010, la intención del presidente catalán es acudir con ERC y los díscolos del PSC (entre los que suenan varios de los que fueron consejeros con Montilla y Maragall, amén del omnipresente Ernest Maragall). Esta candidatura, que contaría con el apoyo de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, aspiraría a conseguir mayoría absoluta. Ésta es la única salida de Mas.
De hecho, la cohorte de escribanos y voceros del nacionalismo oficial lleva una semana diciendo que «quien rompa la unidad será el culpable del fracaso». Es más, añaden, «la ruptura de la unidad beneficia a Rajoy». Mas confía en conseguir su objetivo porque Carme Forcadell (Asamblea Nacional) y Muriel Casals (Òmnium Cultural) dan apoyo a esta idea y al propio presidente de la Generalitat.
No son los únicos movimientos en el mundo nacionalista. ICV está tanteando el terreno para unir bajo las mismas siglas a diferentes movimientos de la izquierda catalana. No se descarta a nadie. Incluso las CUP ven posibilidades a esta oferta del partido de Joan Herrera que, en las últimas encuestas, queda superado por Ciudadanos y por Podemos.
De momento, Mas y los suyos intentan aguantar el tipo. Ahora en el campo nacionalista los dedos acusadores están pendientes de quién es el que rompe la unidad. La unidad se romperá seguro. Mas anhela un acto en el que renuncia a la convocatoria del 9-N por imperativo legal y la cerrazón de Rajoy, rodeado de todos los partidos soberanistas. Esta hipótesis tiene pocos visos de hacerse realidad. De momento, ganará una semana para poder preparar su relato.
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