Fiscalía Anticorrupción
Maza, sin margen de error
Tras la dimisión de Moix, debe buscar un candidato para Anticorrupción con más apoyos que su antecesor, ya que el futuro de ambos está ligado
El Boletín Oficial del Estado publicó ayer el cese de Manuel Moix como fiscal jefe Anticorrupción. A partir de aquí comienza el trámite previsto para nombrar sucesor.
El Boletín Oficial del Estado publicó ayer el cese de Manuel Moix como fiscal jefe Anticorrupción. A partir de aquí comienza el trámite previsto para nombrar sucesor. En primer lugar, el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, convocará la plaza esta misma semana y los candidatos que deseen optar a ella –deben llevar un mínimo de 20 años– dispondrán de un plazo de 15 para presentar sus instancias y el plan de actuación que pretenden implantar en Anticorrupción. De seguirse estos plazos, la propuesta de nombramiento se podría realizar incluso en julio, según señalaron fuentes fiscales. Mientras tanto, Belén Suárez, actual teniente fiscal, tomará por segunda vez el mando en funciones de esa Fiscalía.
La primera cuestión que aclarará el futuro responsable de Anticorrupción será comprobar si los fiscales actualmente destinados en la misma o que han estado vinculado muy estrechamente a ella deciden o no presentarse. Esta será la primera piedra de toque que puede indicar por dónde caminará en el futuro esa Fiscalía: continuidad o una renovación «ordenada, que no tiene que significar rupturista». Y es que no se puede pasar por alto que Anticorrupción pasó de tener un jefe que permaneció 13 años al frente de la misma, Antonio Salina, a un periodo de interinidad, con Belén Suárez como responsable en funciones, a Manuel Moix, que ni siquiera llegó a los cuatro meses y que estuvo sometido desde el minuto uno de su mandato un fuerte oleaje de críticas, tanto externas y públicas, como desde dentro de Anticorrupción, donde algunos de sus miembros no le recibieron precisamente con flores y champagne y con los que las relaciones han sido más que tensas. Ahora se vuelve al kilómetro cero y Maza volverá a encontrarse en una encrucijada. Buscará a todas luces un candidato con el mayor consenso posible dentro del Consejo Fiscal y que no cuente exclusivamente con los apoyos de los seis consejeros de la mayoritaria Asociación de Fiscales. Este es, según las fuente consultadas, uno de sus principales retos: lograr que «su» propuesta sea avalado por una notable mayoría. Ello le «blindaría» ante posibles situaciones comprometidas que pudieran devenir con el designado. Y es que Maza no puede permitirse el lujo de volver a proponer a alguien que pueda resultar polémico. En buena parte, su futuro y el del próximo fiscal jefe Anticorrupción irán ligados.
Se da por hecho de que la mayoría de los que se presentaron la anterior vez, al menos los que están destinados en Anticorrupción o el propio José María Luzón, volverán a presentar sus candidaturas, aunque también se da por seguro que lo hará alguien «de fuera» y con una trayectoria más que conocida, que ha ocupado, además, cargos relevantes dentro de la Fiscalía.
Una de las cuestiones relevantes será conocer si el nuevo jefe de Anticorrupción será, tal como se señalaba anteriormente, un miembro actual de esa Fiscalía o que haya tenido una vinculación notable con ella o, al igual que sucedió con Moix, se apuesta por llevar «aire fresco» a la misma, con la designación de un fiscal procedente de otro destino. Se trata de una cuestión que divide a las propias asociaciones. Así, la mayoritaria Asociación de Fiscales tiene meridianamente claro que el pertenecer a Anticorrupción no puede ser un criterio determinante para la elección del sustituto de Moix, ni mucho menos. De hecho, apuestan porque el designado tenga un proyecto y unas ideas «tan válidas y acertadas como las que llevaba él» en su programa de actuación. Lo importante es que el candidato, con independencia de que esté o no en esa Fiscalía, tenga «buenos proyectos, conocimientos de las características de Anticorrupción, capacidad de dirección, organización, gestión y «conocimientos jurídicos profundos».
¿Estas características y cualidades sólo las puede tener alguien que esté en estos momentos en la Fiscalía Anticorrupción? La Asociación de Fiscales lo tiene meridianamente claro: «No. Puede ser también alguien de fuera, como sucedió en la anterior ocasión». Las presiones que puedan recibir desde distintos foros no afectarán lo más mínimo en su decisión.
Lo importante para la AF es el proyecto, y, en este sentido, defienden que el nuevo jefe de Anticorrupción debe evitar las macrocausas y nada de prospecciones en las causas, ya que ello lo que hace es que las mismas se dilaten en el tiempo y su enjuiciamiento de demore años y años, así como apoyar la descentralización territorial de las causas o incentivar las juntas también con los delegados de Anticorrupción en provincias. En cambio, la Unión Progresista de Fiscales sí considera que el nuevo responsable de esa Fiscalía «debe tener experiencia en Anticorrupción». Es decir, «o que esté dentro o que tenga experiencia y sepa el terreno que afecta y conozca las peculiaridades de este fiscalía, que son muchas». La pregunta que surge es si la UPF apoyaría a un candidato relevante que no perteneciera a Anticorrupción y que goza de buen predicamento dentro de su propia asociación. Estas incógnitas comenzarán a despejarse en el mismo momento en que Maza dé el pistoletazo de salida para la presentación de candidaturas.
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