Acuerdo

Mediación europea: o traga Bruselas o traga el Gobierno

La UE sí que intercederá en la renovación del CGPJ, pero para que se llegue a un acuerdo, el PSOE debe asumir el cambio legal sobre el sistema de elección de los jueces o Europa desdecirse

Reunión de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de los Diputados
Reunión de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de los Diputados Gonzalo PérezLa Razón

Bruselas mediará para desencallar de una vez por todas la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de gobierno de todos los jueces de España, que se tendría que haber realizado hace cinco años, según marca la Constitución. La posición de la Unión Europea (UE) lleva siendo clara desde hace tiempo y pide renovar con la ley actual y cambiarla para la siguiente ocasión. El PP acepta si los dos procesos son simultáneos, y es el sentido de la propuesta de intervención de la UE que llevó Alberto Núñez Feijóo a la reunión con Pedro Sánchez. En la medida en que Europa tampoco asume no cambiar la ley, la mediación europea solo puede concluir con éxito bien porque traga la UE con la exigencia socialista de no mezclar los dos procesos, bien porque traga el PSOE y acepta una reforma judicial, la de dejar que sean los jueces los que elijan a los jueces, lo que levanta ampollas dentro del partido.

En las bases más tradicionales de los dos principales partidos hicieron el viernes una misma lectura del resultado de la reunión de Sánchez y Feijóo. Consideran que es la confirmación de que el sistema institucional está agotado y de que el acuerdo estructural entre la izquierda y los partidos soberanistas nos lleva a un periodo constituyente, pero por la puerta de atrás.

La exigencia del árbitro europeo para tratar de resolver el problema del bloqueo judicial es consecuencia de la falta de confianza que inspira la palabra del presidente del Gobierno. La mediación de la UE se mezclará con un proceso de negociación del PSOE con sus socios vascos y catalanes dirigido a eliminar la presencia de la Administración General del Estado en estos dos territorios.

Intentos anteriores

En el pasado ya hubo intentos por parte del comisario de justicia, Didier Reynders, de convertirse en un mediador entre el Partido Popular y el PSOE durante una de sus visitas a España, lo que generó molestias en el Ejecutivo comunitario al realizarla al margen de la Comisión Europea. Ahora, la petición del Gobierno y del PP se abre a que sea la Comisión Europea la que asuma ese papel que quiso jugar Reynders.

Por los primeros movimientos que han empezado a hacer los socialistas hay que tomarse con prudencia las expectativas generadas sobre un posible acuerdo en unos términos que satisfagan a la UE. En lo táctico, el PP ha conseguido salir de la encerrona y coger la iniciativa a corto plazo, pero está en manos de Moncloa hacer que todo salte por los aires en cualquier momento, como ya sucedió con el último acuerdo que quedó dinamitado por el pacto del PSOE con ERC para eliminar el delito de sedición.

La posición entre los dos partidos sigue siendo antagónica y, de hecho, con mediación europea incluida, Moncloa sigue desligando rotundamente la negociación del cambio en el sistema de elección de los jueces, y el PP, no. Ahora, en estos movimientos tácticos en los que andan los dos partidos para ver quién pilla a quién, si de nuevo no hay acuerdo, la propuesta del PP deja sin margen a los socialistas para que sigan con la cantinela de que la responsabilidad del bloqueo es solo de Génova. Los populares quieren de mediador al comisario de Justicia, mientras que el PSOE prefiere a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová.

Agenda alternativa

La reforma constitucional para introducir el término persona con discapacidad y el posible acuerdo judicial agotan la agenda de pactos del Gobierno y el PP en esta legislatura. En cuanto comience a avanzar el desarrollo de los acuerdos de investidura de Sánchez, la posición del PP en el Congreso de los Diputados será de choque frontal, y tan es así que en lo que andan es en preparar una agenda alternativa de acción legislativa que pueda ganarse el apoyo de PNV y Junts para dejar en minoría al PSOE.

Moncloa es consciente de este riesgo y ha empezado a reconstruir sus relaciones con el poder económico para no dejar espacios que puedan ser ocupados por la derecha. Su problema está en la contradicción que hay entre lo que promete a los empresarios y lo que dice el acuerdo de coalición firmado con Sumar. Una vez más, en Moncloa se envalentonan con respecto a sus socios, esta vez Yolanda Díaz, con el criterio de que no puede salirse del Gobierno y que lo que le toca es aguantar. Ahora, lo más que puede prometer el PSOE es no tomar nuevas medidas que perjudiquen a los poderes económicos, pero el PP, con Vox y los socios de derechas de los socialistas, tienen capacidad de reformar propuestas de la coalición.

El Congreso es un cuadrilátero para Sánchez, en el que únicamente puede esquivar los golpes de unos y de otros si se mueve lo menos posible.