Cataluña

Miquel Iceta: «Si se sigue por la insurrección, se llegará a un enfrentamiento civil»

No pierde la sonrisa pero aboga por buscar puntos de encuentro y superar la división social. Alerta de la responsabilidad de quienes no condenan la violencia y se empeñan en gobernar para sus seguidores y no para todos los catalanes

Secretario primero del PSC, Miquel Iceta
Secretario primero del PSC, Miquel Icetalarazon

No pierde la sonrisa pero aboga por buscar puntos de encuentro y superar la división social. Alerta de la responsabilidad de quienes no condenan la violencia y se empeñan en gobernar para sus seguidores y no para todos los catalanes.

¿El último pleno ha sido el entierro político de Puigdemont?

–Puigdemont intentará hasta el último momento tener presencia y ejercer liderazgo, pero tiene muy difícil ejercer como diputado y como presidente. A mí no me gusta certificar el final de nada, pero el independentismo haría bien en pensar en nuevos liderazgos para una nueva etapa, porque quienes no pueden ejercer con plenitud la responsabilidad que se les pretende conferir no deberían ser elegidos. No sería un buen servicio ni para ellos, ni para la sociedad.

¿Serán capaces de plantear esta alternativa?

–Estoy convencido de que llegarán a un acuerdo. Necesitan tiempo. Es difícil que puedan contar con la CUP, pero es verdad que sólo necesitan dos votos que son los de Puigdemont y Comín. Solo así, el independentismo podrá rehacer una mayoría para gobernar. Espero que sean conscientes que sólo pueden hacerlo dentro de la ley y pensando en el conjunto de la población y no sólo en sus seguidores.

¿Por qué planteó un gobierno de concentración cuando es un imposible?

–Es verdad que en estos momentos no se dan las condiciones, como tampoco es posible un gobierno de amplias mayorías. El independentismo no ha sido capaz de cambiar de chip, ni de dirección. Normalmente se lidia con derrotas, pero a ellos les toca lidiar con una victoria. Han ganado las elecciones y no pueden hacer aquello a lo que se comprometieron. Deben aceptarlo, asumirlo y explicarlo. No es un proceso sencillo y necesitan un proceso de digestión y maduración. Mi previsión es que se pondrán de acuerdo. De todas formas, en la reflexión de gobierno de concentración hay un trasfondo. Este país necesita acuerdos porque no es verdad que el principal problema sea entre Cataluña y el resto de España. Tenemos un problema entre catalanes porque la sociedad socialmente está dividida en dos mitades y con dos bloques políticos incapaces de dialogar. Así no se hará avanzar al país. Estoy convencido que una reflexión sobre amplios acuerdos merece la pena. En qué forma y si se producirá es más difícil de predecir, pero sin grandes acuerdos es imposible resolver el problema.

En las elecciones planteó los indultos. Ahora gobierno de concentración. ¿Le gusta estar entre dos fuegos?

–(Sonríe) No quiero renunciar a pensar y expresar, a veces, deseos, ni renunciar a buscar soluciones. Todos los partidos dicen que hay un problema que nos supera, pero sólo se proponen recetas viejas o que se quedan pequeñas. Un gobierno de concentración no es posible, pero convendría llegar a acuerdos trascendiendo los bloques, con acuerdos más transversales. No estoy hablando de gobierno. Hablo de acuerdos como los Pactos de la Moncloa. Se alcanzaron grandes acuerdos con un gobierno de la UCD, porque el reto al que se enfrentaba España era enorme. En Cataluña no es menor. Merece la pena situarnos en esta perspectiva.

¿Se lo ha explicado a Pedro Sánchez? ¿No parece que comulgue con usted?

–Le entiendo. Primero, no lo ve factible. Segundo, tiene, como yo, una línea roja: no votar a un presidente independentista. Pero, he dicho yo que este gobierno lo tenga que presidir un independentista. No. Es un gobierno de concentración dónde estarían todos los partidos, y entre sectores opuestos se debe buscar a alguien que genere un mínimo de confianza. Al PSOE la idea no le agrada, pero no lo dude, el día que se pueda arreglar esto, el Partido Socialista estará en la solución. Seguro. Es la garantía que tienen muchos catalanes. No hay solución que no implique una reforma en España y en esta reforma el PSOE será un aliado.

¿Habla mucho con Sánchez?

–Tengo buenas relaciones y hablo con él casi cada día. A Pedro le gustaría que Cataluña recuperara la normalidad democrática, que cesara la aplicación del 155, que hubiera un gobierno que trabajase en el marco de ley y con el que poder hablar. Mientras no haya gobierno, tendremos 155 y no hay interlocución posible. Desde luego, no ve que nos tengamos que comprometer con una opción de gobierno con los independentistas. Eso hoy es imposible. Ellos se pondrán de acuerdo y espero que no repitan los errores de la pasada legislatura.

¿La música del discurso de Xavier Domènech, el líder de los Comunes, con un gobierno de independientes le suena bien?

–El problema de Cataluña no es de falta de propuestas. Hay muchas. Lo importante es que el independentismo tiene la obligación de tomar la iniciativa. Domènech plantea un gobierno técnico, cuando tenemos un problema político enorme. No creo que la expresión gobierno técnico sea la más adecuada. Los Comunes buscan también la manera de desbloquear la situación, aunque saben que lo que proponen no es posible. Los independentistas no articulan una mayoría ni escuchan ninguna propuesta.

¿Por qué no apoyaron la dimisión de Roger Torrent como president del Parlament?

–Somos críticos con sus declaraciones y decisiones, pero quiero recordar que fue él quien evitó un pleno para investir a Puigdemont. Torrent intenta ejercer su función en un momento complicado y comete errores. No puede encabezar lo que llama un frente democrático porque no es su papel, pero no es momento de pedir su dimisión a través de una moción. Ciudadanos nunca la pidió para Forcadell y eso que acumulaba hechos que no eran propios de la presidencia de la cámara. Hay que trabajar para tender puentes.

¿Hay una pinza de Junts per Catalunya y la CUP, en el Parlament y en la calle?

–La CUP ha impedido un acuerdo para que JxC y ERC puedan iniciar esta legislatura. Que la CUP, a través de los CDR, está intentando llevar a la calle el conflicto es una evidencia. Que eso acabe arrastrando a otros está por ver.

¿Se ha instalado en las clases medias que siempre han votado a Convergència un lenguaje revolucionario y son los más activos en la calle?

–En parte, sí. Sus dirigentes son responsables de proponer objetivos que no son alcanzables ni realizables, por voluntarismo o ingenuidad. Prometieron que si ganaban el 21-D sacarían a los presos de las cárceles. Pues no. También dijo Puigdemont «si ganó volveré». Pues tampoco. Han cargado tanto los discursos que se han alejado de la realidad. Vivimos en un estado de derecho en el que rige la separación de poderes y un Parlamento no puede enmendar la plana a un juez.

¿El PDeCAT tiene responsabilidad?

–El PDeCAT decidió supeditarse a Puigdemont, a su estrategia y a su candidatura, dónde son minoritarios. Si Puigdemont deja de ser un actor político, JxC tendrá que replantearse su papel y, en este contexto, el PDeCAT podría sentirse más libre para plantear una estrategia distinta.

¿Qué siente cuando pintan en una sede del PSC «nunca más dormiréis tranquilos»?

–Pena y rabia, y éstas no son buenas consejeras en política. No podemos hacer política sobre emociones. Mire, el PSC de Sant Sadurní de Anoia denunció en el pleno que su local había sido atacado. La respuesta de la CUP fue deberíais darnos las gracias porque nos hemos contenido. ¿Qué es esto? Qué país se quiere construir sobre la violencia, la descalificación y demonización del adversario, sobre la falta de respeto al que no comparte tus ideas. Así no se construye nada. Se están cruzando líneas de las que nos podemos arrepentir.

Los independentistas consideran que la violencia la ejerce el otro lado.

–No sé qué trayectorias tienen. Los demócratas siempre hemos aceptado que el monopolio de la violencia lo tienen las instituciones democráticas. No vale tomarse la justicia por su mano. Esto es la ley de la selva. Así no se resolverá el problema, se agudizará. Tenemos una sociedad dividida a un tris de que se fracture definitivamente. Si no paramos este conflicto, en el que no ganará nadie, dentro de unos años se pedirán responsabilidades.

¿Me está hablando de la posibilidad de un enfrentamiento civil?

–Si se pretende arreglar el problema por vías insurreccionales, desde luego, se puede producir. Si se producen ataques de forma impune y no son condenados, ¿cuánto tiempo pasará hasta que todo el mundo piense que esto es un comportamiento legítimo y sin costes, con barra libre? Que el que sea más fuerte impondrá su ley. Este escenario no lo quiero imaginar. Yo veo unos brotes de violencia que merece la pena acallar y apagar desde el inicio, para que no acaben en enfrentamiento.

¿Qué le ha hecho usted a Elsa Artadi, porque cada vez que toma la palabra lo pone de vuelta y media?

–Tenemos una gran diferencia y no la disimulo. Pero me preocupa que el PSC no haya conseguido establecer con Junts por Catalunya una relación. No ha habido manera. Hablamos con todos menos con ellos. Nos acusan de ser responsables de que haya presos. No es verdad. Si hay presos no es por el 155, es porque un juez considera que se ha vulnerado el Código Penal. No se puede acusar de los encarcelamientos a los otros partidos. Hemos apoyado el 155 porque decidieron declarar la independencia. Les advertimos que no lo hicieran. Dicen que en España no hay democracia, y lo dicen cuando estamos reunidos en el Parlament. No se puede hacer caso omiso de la realidad. Pienso que la prisión preventiva es desproporcionada, pero la decide un juez. Puedo criticarlo, pero debo acatar su decisión. Existe la inmunidad parlamentaria, no la impunidad.

¿Visitará a los presos en la cárcel?

–Si lo hago, no se sabrá.